capítulo 13

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Unas fuertes bocinas me hicieron abrir los ojos, tenía la vista borrosa y unas luces me cegaban.
Una voz apagada no dejaba de llamarme y tras unos segundos recobré el conocimiento.

-Aria, ¿Estás bien? - preguntó Diana mirándome preocupada
-¿Qué ha ocurrido? - pregunté levantándome aturdida

Miré hacia la carretera y dos coches se habían chocado, las ambulancias estaban llegando y la gente no dejaba de murmurar.
EL dolor de la cabeza se me iba pasando poco a poco y en el costado tenía algo de sangre reseca

-¿Llevo mucho tiempo inconsciente? - pregunté levantándome
-Unos diez minutos - dijo una voz detrás de mí

Me giré para ver quién era y cuando vi l a persona que era mi piel se puso pálida como la nieve
Raúl estaba enfrente de mí, mirándome con sus ojos impasibles. No sabía que hacer, ni que decir, pero notaba que tenía que decir algo

-¿Qué haces aquí? - dije con la voz temblorosa y entrecortada
-Vaya forma de darme las gracias después de salvarte - dijo Raúl muy serio

¿Ha dicho salvarme? No sabía si lo había entendido bien, aún tenia un pitido en mi cabeza.

-¿Tú fuiste el empujón? - dije sorprendida
-Así es, te vi cruzar cuando ese loco al volante apareció e iba directa a vosotras, no podía quedarme quieto mientras se acercaba a ti - dijo Raúl sonriéndome
-Gracias - dije algo confundida - No se como agradecértelo
-Una cita estaría bien - dijo Raúl sonriendo

No sabía que decir, una cita con Raúl, era algo que nunca hubiera pensado. Pero me había salvado la vida y sentía que se lo debía. Aunque una parte dentro de mí no quería hacerlo.
Los ojos de Raúl se me clavaban en los ojos, era como una mirada fuerte y de desesperación como si quisiera con toda su alma que fuera con él.
Miré a Diana de reojo, y su mirada decía que no aceptase. Mi mente estaba confundida y sin saber porque las palabras salieron solas

-Está bien tendremos una cita - dije algo confundida
-¡Bien! - Gritó Raúl sonriendo - ¿Quedamos mañana en el centro comercial?
-Eh...Vale, sí, está bien - dije tartamudeando

Raúl se fue con una sonrisa de oreja a oreja, y yo no sabía porque había dicho que sí.

-¿Por qué has dicho eso? - Dijo Diana enfadada - ¿Estás loca?
-Yo, no sabía que hacer - dije confundida - Me salvó y siento como si le debiera algo
-No le debes nada a ese idiota - dijo Diana enfadada - Solo te ha apartado de un coche, deberías haber dicho que no

Me sentía culpable, pero quizás pueda comprender cual es la obsesión de Raúl.

-¿Te encuentras bien señorita? - dijo un enfermero
-Sí, no es nada, solo un pequeño golpe - dije tocándome la cabeza
-Ven con nosotros, vamos a examinarte - dijo el enfermero
-Estoy bien de verdad - dije sonriendo
-Tienes sangre en un lateral - dijo el enfermero señalando mi cadera
-Ah, es de una pequeña herida, no es nada - dije levantándome un poco la camiseta
-Si notas molestias ve a urgencias - dijo el enfermero sonriendo
-Gracias - dije con una sonrisa

Diana y yo subimos al metro y decidimos que habíamos tenido suficientes experiencias por hoy.
Mañana iba a ser un día algo difícil, y no tenía muchas ganas de ir con Raúl, pero debía hacer un esfuerzo.
Diana parecía algo más calmada, quizás entendía mi situación y porque lo había echo.
Ya casi estábamos llegando a casa, un par de paradas más y estaría a salvo en casa

Al borde del abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora