capítulo 8

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Por fin estaba en casa, tenía muchas ganas de regresar y olvidar todo lo ocurrido.

-Ahora vete a tu cuarto y te quedas allí hasta que te llamemos - dijo papá enfadado
-¿Cuánto tiempo vas a seguir enfadado? -dije preocupada
-El tiempo que me dé la gana - dijo sin mirarme
-No discutías - dijo mamá con tono triste - Aria, sube a tu cuarto venga

Subí desganada a mi habitación sin entender el enfado cuando ya me disculpe en el hospital.
Me senté en la cama enfadada y algo disgustada.
EN mi cabeza esperaba una agradable tarde con mi familia.

-Se que la he liado, pero no lo haré más - pensé mirando al suelo.

ME tumbé en la cama y cogí el móvil para enviar un mensaje a Diana.
Justo en ese momento mi móvil comenzó a sonar.

-No puede ser - dije dejando el móvil en la cama.

Era Raúl, y parecía algo insistente, ya iban cinco llamadas seguidas.
Puse el móvil en silencio y lo guardé en uno de los cajones de mi mesa de noche.

-joder que pesadilla - dije tirándome en la cama

No quería saber nada del móvil ni de Raúl, quería pasar un día tranquilo en casa, escuchando música y viendo alguna película

-Aria, tienes visita - dijo mamá llamando a la puerta

EL pulso comenzó a acelerarse, mi mente solo imaginaba que pudiera ser Raúl el que estaba tras esa puerta. Me había encontrado sabía dónde estaba.

-Abre Aria soy Diana - dijo golpeando la puerta suavemente

Mi cuerpo se relajó repentinamente y abrí la puerta con una sonrisa

-¿Estás bien? NO respondías a mis llamadas - dijo Diana preocupada
-Sí, sí, pasa y te cuento - dije cerrando la puerta
-¿Qué ocurre? - preguntó Diana intrigada
-Es Raúl, no deja de llamarme todo el rato y de venir a verme, es muy agobiante, no quiero verlo más - dije a punto de llorar
-¿Por qué no se lo dices directamente? - preguntó Diana pensativa
-Tiene pinta de peligroso, de que si se enfada puede hacer algo malo - dije asustada
-Aria, has estado con tíos peores que Raúl y no has tenido reparo en dejarlos - dijo Diana sonriendo - Tómalo como uno más a la lista

Las palabras de Diana estaban llenas de razón, aunque fuera un compañero de clase, solo era un chico más, otro del que podría deshacerme con unas simples palabras.

-Lo intentare- dije con una pequeña sonrisa - SI te llama Raúl no le digas donde vivo - dije nerviosa
-Tranquila, nunca lo sabrá - dijo Diana sonriendo

ME quedé hasta muy tarde hablando con Diana sobre nuestras cosas, me hizo olvidar el dolor del riñón y los problemas que acechaban mi cabeza.
Deseaba que nunca acabara este momento

Al borde del abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora