capítulo 29

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No sabía que poner y ya eran las cinco y media, estaba de los nervios. Solo me había dado tiempo ducharme y llevaba cerca de una hora pensando que ponerme, todo me parecía demasiado normal para ponerme con él.

-Aria, Mario ya está aquí – gritó mamá desde los pies de la escalera
-Mierda, que pronto viene – pensé para mí

Finalmente cogí un vestido de color rojo y una chaqueta vaquera, me puse unas botas negras y unas medias de color negro.

-Ya bajo – dije bajando rápidamente las escaleras – Perdón por hacerte esperar – dije sonrojada
-Tranquila, la espera ha merecido la pena – dijo Mario sonriendo – Vamos, tengo el coche abajo listo para ir
-¿Coche? ¿Pero a donde vamos? – pregunté nerviosa
-Ya lo verás – dijo sonriendo – LA traeré a las diez no se preocupe – le dijo a mi madre
-Tranquilo, podéis volver cuando queráis – dijo mi madre riendo

Salimos de casa y bajamos al portal, en la puerta un coche blanco estaba esperando.

-Sube – dijo Mario abriendo las puertas del coche
-Gracias – dije entrando en el coche

Mario arrancó el coche y puso algo de música para acompañar el viaje, íbamos muy callados, pero estaba muy nerviosa como para empezar una conversación.

-No estés nerviosa, sabes que no soy un secuestrador – dijo Mario riendo
-Lo se, pero no se que decir – dije sonrojada
-Ya estamos llegando – dijo Mario sonriendo

Un montón de luces iluminaban el cielo, Mario quitó la música del coche y comencé a escuchar una melodía pegadiza.

-¿Dónde estamos? – pregunté ilusionada
-¿Alguna vez has ido al circo? – preguntó Mario sonriendo
-Nunca he ido – dije avergonzada
-Lo sabía – dijo guiñándome un ojo

A más nos acercábamos más fuerte sonaba la música y más ganas tenía de entrar al circo
Tenía pinta de ser un gran día, con un gran chico  y unos grandes recuerdos.

-Gracias – dije en voz baja
-Aunque hables bajito te escucho – dijo Mario sonriendo

Me puse colorada enseguida, no sabía que decir ahora mismo. Mario aparcó el coche y fuimos hasta la taquilla.

-Hola, soy Mario Rodríguez – dijo muy convencido

No entendía nada, pero parece que la chica de la taquilla sabía quién era.

-¿Quién eres Mario? – dije intrigada
-Lo irás sabiendo poco a poco – dijo sonriendo
-¿Seguro que no eres un asesino en serie? – dije riendo
-Tranquila – dijo riendo – Solo soy un joven con buenos recursos
-YA veo – dije sonriendo

Cuando entramos en el circo un acomodador nos guió hasta la primera fila, donde había unos asientos reservados a nombre de Mario.
No se porque pero me daba que Mario escondía algo y quería saber que era.

Al borde del abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora