capítulo 7

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Hola Aria - dijo Raúl sonriendo - ¿Cómo estás?
-Eh...bien - dije nerviosa
-Me alegro, te mande unos mensajes pero no respondías - dijo Raúl mirando mi móvil de reojo- ¿HAS pasado buena noche?
-Si - dije sin mirarlo

Papá y mamá aún seguían dormidos, y no había forma de que Raúl se fuera.

-Ah sí, te he traído un regalo - dijo Raúl sacando un paquetito de su abrigo
-Gracias, aunque no tenías porque traerme nada - dije mirando el regalo extrañada

Abrí el regalo sin mucha ilusión esperando me cualquier cosa.
Según fui abriendo el paquete vi que no era tan simple el regalo.
Un pequeño estuche rojo apareció de debajo del papel. Y en su interior un pequeño anillo muy brillante.

-Es de oro, creo que te valdrá - dijo Raúl sonriendo
-No puedo aceptarlo - dije cerrando la caja - Descámbialo por favor
-Quédatelo de verdad - dijo andando hacía mí - cuando te den el alta llámame - dijo guiñando un ojo
-Puedes irte, estoy algo mareada - dije fingiendo un poco
-Espera que aviso al médico - dijo Raúl cogiendo el teléfono
-Eh, no hace falta de verdad, se me pasará - dije sujetándole el brazo
-Está bien - dijo mirando su reloj - Me tengo que ir ya, luego vendré
-No hace falta - dije al aire.

Raúl se había marchado y yo cada vez estaba más asustada y más confundida
Deseaba con todas mis ganas regresar a casa y alejarme todo lo posible de Raúl este verano.

-Hola Aria - dijo el doctor entrando por la puerta - Veamos, tenías una pequeña herida en el riñón, pero por las radiografías parece que a esta cerrada - dijo sonriendo - Pues ya puedes irte - dijo mirando a mis padres durmiendo aún
-Muchas gracias, cuando se levanten se lo diré - dije algo avergonzada
-SI te duele ven a vernos y te haremos unas pruebas - dijo mirando las hojas de las pruebas
-Gracias - dije muy ilusionada

Me levanté de la cama y me comencé a vestir mientras mis padres dormían aún. Habían estado hasta muy tarde despiertos y deberían estar cansados.
A las once mamá y papá se levantaron algo cansados aún

-¿Qué haces vestida? - preguntó mamá medio dormida
-Ya me han dado el alta, podemos irnos - dije sonriendo
-¿Cuándo te la han dado? - preguntó sorprendida
-A primera hora, mientras dormíais - dije riendo
-Que vergüenza - dijo mamá tapándose la cara

Al rato salimos del hospital y nos montamos en el coche para volver a casa.
Mientras íbamos en el coche vi a Raúl entrado en el hospital.

-Menos mal que ya no estoy - pensé para mí

No entendía la obsesión de Raúl conmigo, pero algo me decía que pronto todo esto iría a peor.
Pero por ahora solo quería relajarme un par de días en casa y olvidar todo esto que ha sucedido aquí

Al borde del abismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora