Al borde del abismo

capítulo 40

-¿Qué haces aquí? - dijo Mario levantándose hecho una furia
-Lo mismo que vosotros pasar un día tranquilo - dijo Raúl con su sonrisa típica - OS vi y quería saludar
-No tienes nada que saludarnos - dijo Diana poniéndose entre Raúl y yo
-Vale, vale, ya me voy - dijo con una sonrisa extraña

Raúl se alejo, aunque algo en mi interior decía que esto era solo el principio y no sabía cómo pararlo.

-¿Estás bien Aria? - preguntó Diana agachándose
-Sí, muchas gracias a los dos - dije sonriendo - No sé qué haría sin vosotros
-Ahora disfrutemos del día - dijo Mario abrazándome
-Vale - dije con una sonrisa algo falsa

Nos quedamos sentados comiendo, mientras íbamos viendo a los niños correr del agua a la orilla una y otra vez.

-¿Otra ronda por los toboganes? - dijo Mario sonriendo
-Claro - dijimos Diana y yo a la vez

Aunque sabía que Raúl estaba cerca no iba a dejar que esto estropease este día.
Subimos al tobogán más grande como antes, la diferencia era que el sol pegaba con más fuerza que antes y comenzaba a picarnos la piel.
Miré hacia abajo del tobogán y vi a Raúl con las manos a la espalda mirando al agua.

-¿Qué estará pensando? -dije en voz baja
-¿Decías? - dijo Diana sonriendo
-EH...Nada, que haber si llegamos ya - dije sonriendo

Esta vez no había gente, por lo que según subimos nos tocó, miré a Diana y a Mario sonriendo y nos lanzamos juntos por el tobogán.
EN ese momento vi que Raúl hacía un gesto y se apartaba de donde estaba. NO sabía que había hecho, pero no debía de ser bueno.
Sin darme cuenta una ola me cubrió entera y Mario y Diana me sacaron del agua.

-¿Estás bien? Pareces asustada - dijo Mario preocupado
-Raúl hizo un gesto y no sé que ha hecho, es malo seguro - dije agobiada
-Tranquila, no ha pasado nada - dijo Mario sonriéndome
-Perdonad, dijo un socorrista, esto es para ti - dijo dándome una nota.

ME sequé las manos como pude y abrí la nota para leerla.

"Eres solo mía, recuérdalo"

Me quedé en blanco unos segundos sin saber qué hacer, hasta que vi como Mario intentaba coger la nota y rápidamente la metí al agua.

-Oye, queríamos leerla - dijo Diana quejándose
-NO era nada importante - dije sonriendo
-No se - dijo Mario mirándome fijamente a los ojos
-¿Vamos a otro tobogán? - dije disimuladamente

Y salí andando por el agua mientras tiraba de Mario y Diana hacía un tobogán algo más pequeño.
No podía contarles lo que ponía en la nota, crearía una gran pelea y no quería estropear este día.
Cuando estábamos a punto de llegar al tobogán comencé a escuchar un pequeño zumbido y justo escuche a un socorrista gritando por el megáfono

-Salgan del agua rápidamente, un cable ha caído al agua - gritó con fuerza

Miré el bordillo más cercano y comencé a notar un cosquilleo por el cuerpo.
Mario echo a correr tirando de Diana y de mí con fuerza. Mientras uno de los socorristas corría a cortar la corriente antes de que todo el cableado callera al agua.
Mario me ayudó a subir lo más rápido que podíamos y Diana costosamente consiguió subir, pero cuando Mario estaba subiendo el zumbido se hizo más fuerte haciendo que Mario recibiera una descarga durante unos segundos hasta que la luz se cortó.
Vi a Mario agarrando el bordillo con fuerza, dolorido y con quemaduras por el cuerpo, fui a cogerle de la mano, pero parte de la corriente me dio a mí aunque de una forma más leve.
Los socorristas sacaron a los bañistas que habían sido alcanzados por la sacudida y Mario salió por su propio pie, aunque se le notaba bastante mal.
Tenía partes de su cuerpo de un color oscuro y algo de sangre saliendo por los labios.

-Ven - dijo uno de los socorristas cogiendo a Mario y llevándoselo a una camilla - Vamos a hacerte un chequeó
-Estoy bien - dijo alzando la voz y apartando al socorrista con la mano

Mario empezó a andar y vi a donde se dirigía, a la única persona capaz de algo así, con su sonrisa, aunque a más se acercaba Mario su rostro iba cambiando a autentico miedo.
Mario se detuvo justo frente a Raúl. Y sin darme tiempo a acercarme a escuchar lo que dijo Mario. Su mano impacto repetidas veces con el rostro de Raúl, aunque Raúl no perdía su estúpida sonrisa pese al miedo que había en sus ojos.
Los socorristas separaron a Mario de Raúl y se lo llevaron con los de seguridad, donde lo interrogarían.