Capítulo 1: En Algún Lugar...

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En algún lugar de un gran país... existía una ciudad que crecía a una rapidez increíble, convirtiéndose en un ejemplo de progreso, modernidad y sofisticación; un ejemplo mundial cosmopolita, siendo tenida como uno de los mejores lugares donde se podían hacer inversiones y negocios, y dónde se podía tener una excelente calidad de vida.

Un día, recién finalizada la segunda década del Siglo 21, una pandemia azotó el mundo, provocando, además de una severa crisis sanitaria, una serie de crisis económicas y sociales, las cuales perduraron incluso después de que la epidemia pasó: grandes empresas quebraron, mucha gente se fue a la ruina, negocios que estuvieron vigentes por décadas tuvieron que cerrar las puertas; fue una hecatombe económica, pero los más afectados fueron los países de la región de la que les estoy hablando; esto incluye a "Esa Ciudad": los empresarios que controlaban los negocios de ésta, y la metrópoli a la que pertenecían, se vieron en una crisis sin precedentes y muchos tuvieron que declararse en bancarrota; grandes empresas desaparecieron, otras tuvieron que ser vendidas a precio de remate, incluso negocios y lugares icónicos de La Ciudad se convirtieron en simples estructuras que solamente adornaban el panorama desolador. El crecimiento de la ciudad, y la esperanza de que compitiera con las grandes urbes mundiales, se vio truncado, dejándola, junto a la metrópoli y a su población, en un estado de incertidumbre; el país ni siquiera hizo nada para salvarla, puesto que hacía todo lo posible por mantener el orden en una nación que cada día veía más descontento e incluso atisbos de insurrección y balcanización. Los políticos de "El Estado" estaban desesperados, y el éxodo financiero de la Ciudad y la Metrópoli estaba a la vuelta de la esquina.

No obstante, la Post-Pandemia trajo a ciertos misteriosos individuos, la mayoría de ellos empresarios, magnates e inversionistas, de un vasto poder económico; salvaban empresas, reactivaban la economía de varios países e hicieron milagros financieros que salvaron negocios que estaban prácticamente en la ruina. Estos individuos pusieron la mira en aquel diamante en bruto que parecía hundirse en el fango de la incertidumbre económica; estos "Mesías Financieros" llegaron desde distintas partes del globo, instalándose en la Ciudad; economistas, magnates, así como buena parte de las esferas de poder político y empresarial los recibirían con los brazos abiertos. La Ciudad no sólo fue salvada, sino que estos personajes impulsaron un crecimiento casi desenfrenado de ésta: nuevos negocios se abrieron y aquellos que estaban en peligro de extinguirse resurgieron, trabajos de infraestructura fueron impulsados, se generaron miles de empleos; la Ciudad cambió a una imagen que ni siquiera se hubiera imaginado ni el Estado, ni el País, pudiendo competir, e incluso estar a la par de las grandes ciudades primer mundistas.

Los políticos y los círculos de poder no podrían estar más contentos y aliviados... pero todo en esta vida tiene un precio: los Mesías Financieros de la Post-Pandemia ahora eran los amos y señores de la Ciudad, y es probable que de la Metrópoli, incluso del Estado, teniendo más poder que los políticos, manejándolos como si se trataran de piezas de ajedrez. Nada sucedía sin su permiso, y quien quisiera ir contra sus deseos, verían las consecuencias. Estos Oligarcas hacían y deshacían a su antojo, tanto a la luz como a las sombras; mismos grupos del Crimen Organizado que tenían también sus negocios en esos lugares tuvieron que ceder ante ellos, revelándose que buena parte de la riqueza de estos Mesías no se consiguió con solamente estudiar economía; eran seres que deambulaban entre el mundo lícito e ilícito. Aquellos que querían recuperar su poder por la fuerza, vieron con impotencia el inmenso poder que tenían estas personas y hasta donde llegaban los tentáculos de su influencia: cuando te das cuenta que un simple empresario es capaz de mover ejércitos de mercenarios o asesinos profesionales a voluntad, sabes que debes sentarte y escuchar.

Al final, tanto el mundo lícito como ilícito de la Metrópoli tuvo que cerrar filas y rendirle pleitesía a estos Cristos Financieros. La paz reinó en el Estado, y el país no podía quejarse de ello, puesto que el dinero fluía, la estabilidad reinaba, y si veían que había algún "ideólogo" que quisiera echar todo a perder, podían contar con que sus nuevos señores feudales, quienes eran agradecidos con aquellos que los ayudaban.

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