CRIMINAL | jihope

Veintiuno

—Alice es del grupo de Kobyeong, ¿no?

Entró a la oficina de Van quien estaba sentado tomando cómodamente un martini observando a través de este a Jimin quien entraba molesto.

—Estas en lo correcto.

—¿Por qué mierdas fue a la casa de ese chico ayer en la noche?

—¿De quién?

—Hoseok.

—¿Y tu esperas que sepa? —se burló de él.

—No, pero no entiendo porque siguen habiendo ataques, no tienen jefe, no creo que sólo quieran meterse con un niño por venganza porque todos detestaban al viejo ese, entonces no entiendo por qué lo siguen atacando.

—¿Y por qué te preocupa? —sonrió Van burlándose de su actitud— que yo sepa, por su culpa te encerraron, te prometieron dejarnos en paz y aquí estamos cambiando de lugar a cada momento.

—No lo se Taehyung —murmuró exasperado— me llegó un mensaje diciéndome que el estaba por ser atacado y no se por qué después de unas horas estaba conduciendo como loco hasta su casa —suspiró.

—¿Donde está ahora?

—En mi habitación, le pedí a Yeonjun que lo cuidara.

—No está Soobin ¿o si?, pobre chico si despierta, puede quedar traumado.

—No, Soobin está trabajando ahora.

—Mira, puede haber algún aliado muy leal a Kobyeong, lo cual dudo la verdad, o puede haber un pariente —se encogió de hombros— y ese pariente puede ser cercano a Hoseok y quiere vengarse por algo.

—Nadie está registrado con un parentesco a ese viejo loco —rodó sus ojos— lo hemos revisado mil veces.

—Bueno, entonces un aliado.

Relamió sus labios para asentir y salir de la oficina de su mejor amigo. Sentía que no había llegado a nada con esa platica, pero había descartado opciones y ahora debía hacerle unas cuantas visitas a los aliados de Kobyeong en busca de respuestas.

Caminó hasta el elevador para entrar en el y presionar el último piso en donde se encontraba su habitación. Cuando vio al muchacho destrozado, llorando en el asiento del auto mientras le rogaba que guardase silencio sintió una presión en el pecho. ¿Por qué le estaba pasando eso a él? El mafioso asqueroso estaba muerto y ese era uno de los peores timadores, estafadores, jefes de la mafia, ¿quien lo vengaría? Su muerte beneficiaba a todos, a quienes trabajaban para el y sus socios, entonces, ¿por qué la gente de Kobyeong seguía atacando a Hoseok?

Llegó a su piso y caminó directo a la puerta de su habitación la cual abrió con esa tarjeta blanca entrando y cerrando tras el. Vio a Yeonjun acostado en el sillón mientras reía viendo su celular para dirigir su vista a Hoseok viendo cómo este seguía dormido, o eso creía ya que sólo podía ver su espalda.

—¿Qué pasa con Ange? ¿Le dijiste que cerrarán por ahora?

—Si, ya se está preparando para el show de esta noche.

—Bien, deberías hacer lo mismo, me quedaré aquí.

—Okay, nos vemos Kitty.

Yeonjun salió del cuarto dejándolos solos. Su estrés le estaba llegando a los talones, los pensamientos de quien era el posible atacante le comían el cerebro y una simple paleta de cereza no le ayudaría en nada. Decidido camino hasta el ropero y de ahí saco un pantalón viejo que estaba en una maleta. De los bolsillos sacó una pequeña bolsa de plástico que contenía una pastilla blanca. Trago duro antes de sacarla de ahí y cuando estaba por ponerla en su boca, unos sollozos hicieron que no rompiera su promesa. Exhaló frustrado y guardó la pastilla donde estaba para tomar en su lugar una paleta de cereza y levantarse de ahí cerrando el ropero. Caminó hasta el cuerpo que se sacudía en la cama y le tocó ligeramente el hombro mientras asomaba la paleta de cereza sobre este.