"Tan elegante el criminal que me destruye"
Park JiMin o mejor conocido como Kitty, es solicitado por la policía para rescatar a Jung HoSeok, el hijo del senador. Cuando su misión es completada, el golpe que la policía da es inesperado para el crimin...
Antes de empezar, quisiera avisar que pondré este emoji "⚠️" cuando tenga contenido de los puestos en las advertencias, no especificaré para no arruinar el capítulo, pero es una advertencia, sin más que decir, este es el capítulo seis 😌
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Su cabello rosa era arreglado por sus manos mientras las pasaba entre esos cabellos con aquel gel que Van le regalaba en su cumpleaños, uno de buena marca. Siempre le decía que no importaba que tan brusca era la escena de acción, el cabello se mantendría estático. Su cabello estaba completamente hacia atrás y un sombrero adornaba ese peinado. Esa noche sería la última porque ese mismo día saldría con el chico en sus brazos para que la policía lo dejase en paz.
Echándole un último vistazo a su traje negro muy ajustado a él, sonrió satisfecho poniéndose el saco en donde guardó su arma escondiéndola muy bien.
Salió con la invitación en mano hasta el ascensor en donde subió una vez llegó para bajar hasta la primera planta. Caminó con tanta seguridad hasta el inmenso salón en donde vio a Jackson en la puerta reclamándole a uno de los guardias que le dejaran pasar.
—¡Soy Jackson Wang! ¿No entienden? ¡Déjenme pasar!
—Lo siento, pero no tienes invitación y nuestro jefe dio la clara indicación de que sin invitación no pasa nadie.
—Buenas noches caballeros —Jimin sonrió entregando la invitación.
—Hey... eres el chico de anoche.
Los hombres le abrieron las puertas dejando ver a los miles de millonarios reunidos en un salón riendo o probablemente presumiendo sus logros con otros. Con una sonrisa caminó hasta entrar y se giró quitándose el sombrero sólo para Jackson quien abrió su boca sorprendido.
Se cubrió el cabello cuando le escuchó gritar que Kitty estaba en la fiesta, sin embargo, rio burlándose de él mientras se abría paso entre la multitud de personas que no paraban de echarle el ojo sin descaro alguno. Tomó una copa de los meseros que caminaban con charolas llenas de ese exquisito vino amargo que todos amaban. Dando un trago del contenido, hizo una mueca para dejarlo en la mano de una mujer guiñándole el ojo y continuar su camino examinando el lugar.
—¿Qué piensas hacer?
—Seguir a Kobyeong, ¿hora límite de la entrega de ese dinero?
—En veinte minutos.
—Bueno, aún tengo tiempo para gozar de la fiesta —sonrió.
Paseándose entre la multitud y murmullos, Jimin coqueteaba con las muchachas guapas o los hijos de los ricachones, ignoraba a los viejos que le miraban sin descaro alguno todo su cuerpo mientras dejaba con ganas de más con quienes hablaba. Sus ojos viajaron por el lugar hasta encontrar a Kobyeong junto a otros hombres que hablaban animados.