Diez

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—Buenos días niño, tengo grandes noticias —exclamó Jimin despertando a un Hoseok con resaca.

Con el ceño fruncido y las manos en su cabeza, se levantó lentamente hasta quedar sentado sobre la cama quejándose internamente por el intenso dolor en su cabeza.

—¿Por qué gritas?

Claro, el muchacho tenía la resaca más horrible de su vida y para el cualquier cosa sonaba como una alarma contra incendios con el volumen a tope. Al menos, así lo sentía Hoseok y en ese momento quería que Jimin se callara.

—Ah... buenas noticias niño —empezó a susurrar— sale un vuelo hoy a las 11 a tu casita de muñecas, así que alístate —le lanzó el boleto impreso para dirigirse al baño.

Aún con ese dolor de cabeza, tomó el boleto impreso en sus manos para leer y procesar la información frente a él. Una parte de él deseaba estar en casa de una vez por todas, tranquilo en su florería junto a su novia y amigos, quería hacer como si nada de lo que le ha pasado los últimos meses haya ocurrido y seguir con su vida normal, a punto de casarse, manejando un buen negocio y siendo feliz.

Sin embargo, otra parte de él no quería irse y no entendía muy bien el porqué, pero sabía que no deseaba irse, quería quedarse junto a esos maleantes. Suspiró sacudiendo su cabeza, ¿en que pensaba? Se estaba volviendo loco, no debía querer quedarse, debería tener miedo y regresar a casa lo más pronto posible, así que desechó toda idea acerca de quedarse para convencerse de que debía irse ahora que le daban la oportunidad, quien sabe que cosas le harían si se quedaba más tiempo, tal vez se apiadaron de él y lo dejaron vivo por ahora.

Escuchó la puerta del baño abrirse y Jimin sale de esta con una toalla alrededor de su cintura mientras cepilla hacia atrás su cabello. Hoseok abre sus ojos en grande y siente sus mejillas arder al escanear el torso desnudo del chico, podía notar varias cicatrices en su espalda, en los costados y en lo poco que podía ver de su abdomen marcado. Con sus ojos seguía algunas gotas de agua que resbalaban por su cuerpo bien trabajando y tragó un tanto nervioso, en ese momento pensó que desearía ser una gota de agua. Recorrió con la mirada sin pudor alguno el cuerpo de ese hombre quien sólo sonreía satisfecho al darse cuenta de cómo lo miraba.

—Si tomas una foto me la envías —guiñó su ojo.

Se avergonzó mucho ante el comentario y apartó la mirada de Jimin para levantarse y entrar al baño encerrándose ahí. ¿En que pensaba? Suspiró e intentó calmar sus hormonas al ver el cuerpo perfecto de ese hombre, ademas tenía novia, no podía estar pensando así de los cuerpos de los demás cuando tenía pareja.

Es cierto, ¡él tenía una novia!

¡Cindy! —susurró.

Se preocupó por ella, la pobre no sabía nada de él, pues cuando volvió a casa no pudo avisarle durante esas semanas que ya estaba sano y salvo, se la pasó mucho tiempo intentando procesar lo que le había pasado que ni tiempo le dio para avisar a sus amigos y novia que ya estaba en casa. Ahora que se ponía a pensar en ello nadie sabría que ya estaba bien porque como el torpe orgulloso que es decidió quedarse con un chico guapo algo musculoso que lo llamó inútil sólo para demostrarle lo contrario.

Se lavó la cara y comenzó a despojarse de su ropa empezando por aquella camisa negra que traía puesta. Cuando se la quitó por completo, la puerta se abrió de golpe asustando al pelinegro quien rápido se cubrió su torso con la camisa avergonzándose de inmediato al ver que era Kitty quien sólo sonrió juguetón caminando hasta la taza del baño donde vio que estaba su ropa sobre la tapa.

—Bueno, después de todo no eres un niño —guiñó su ojo para salir de ahí con la ropa.

—Dios que vergüenza —murmuró.

CRIMINAL | jihope Donde viven las historias. Descúbrelo ahora