CRIMINAL | jihope

Treinta y dos

Se encontraba en la tienda junto con sus empleados creando una playlist junto a Huening Kai mientras Jongho instalaba un equipo de sonido que habían comprado hace unos días. Los jóvenes le habían convencido de que aquella música tranquila estaba perfecta, pero necesitaban un nuevo ambiente y algo fresco para que los clientes se sientan mas cómodos y una solución fue renovarse en el ambiente musical.

—¡Oh! Ellos son buenísimos, mire esta es mi canción favorita.

—¡Mierda!

Ambos se asustaron y se sorprendieron ante el grito que lanzó su compañero callado mientras le miraban agitar su mano en un intento de apartar el dolor. Los ladridos de la canción al fondo sólo hacían las cosas un poco más graciosas o en todo caso incómodas para el herido. Jongho les miró apenado por haber soltado aquella expresión y continuó con su trabajo.

—¿Te encuentras bien Jongho?

—Si, sólo me lastimé poco.

—Podemos cambiar si quieres, yo hace tres días...

—No, está bien así.

El dueño y el otro joven se encogieron de hombros para continuar revisando la playlist que Huening Kai realizaba solo mientras Hoseok solo asentía o se negaba a algunas canciones que le sugería el más joven. De repente las puertas se abrieron avisando que alguien había llegado y al momento en el que Hoseok levantó su mirada quiso esconderse en un agujero.

—Hola Susan —contestó sin muchas ganas, pero sin dejar de ser amable.

—No fuiste aquella noche —se quejó la muchacha haciendo un puchero mientras se recargaba en el mostrador.

—Lo lamento me ocupé ese día—mostró una sonrisa sincera al recordar la noche que estuvo con Jimin.

—Sabes, volveré mañana a Estados Unidos —suspiró la muchacha poniéndose seria cambiando drásticamente su actitud.

—¿En serio? ¿Por que el repentino viaje a casa?

—He completado los meses de mi trabajo aquí, ayer fue mi último día —sonrió— así que realmente venía a despedirme, no te veré más.

—Oh, eso es...

—Mira, se que no resultó como esperábamos, pero estoy feliz de lo qué pasó entre nosotros —sonrió aquella chica y Hoseok quería vomitar ante el tono en el que lo dijo.

Como si ella jamás intentó hacerle algún daño. Como si no estuvo a punto de abusar de él.

—Así que nos vemos Hoseok, cuídate.

La muchacha se despidió de él agitando su mano saliendo del local llevándose tres pares de ojos confusos ante la escena que acababan de ver. Hoseok suspiró luego de un rato tras procesar lo que acababa de suceder.

—Al menos ya no debemos preocuparnos por ella —Hoseok se encogió de hombros.

El día continuo tranquilo para ese día de trabajo en su florería.

La noche cayó y con ello el cierre de la tienda. Huening Kai esa vez debía irse temprano así que no se fueron juntos y Jongho se quedó hasta que Hoseok cerró por completo el lugar. Contento, el dueño de la tienda miró a su empleado con una sonrisa ya que este siempre se iba de inmediato.

—Hey, ¿todo bien?

—Se... Hoseok um, ¿será que puede acercarme a la parada de camión?

—Claro, mejor aún, puedo llevarte a casa, ¿donde es?

—Oh no, no quisiera molestar en serio —murmuró nervioso.

—No te preocupes, no es ninguna molestia anda sube —sonrió apuntando al auto.