Parte 11 Advertencia

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¡Entonces había conseguido el trabajo!, Lo hice, y lo mejor de todo era que lo que ganaría me sacaría de todos los apuros económicos que mi constante frescura provocaba.
Firmé el contrato, recibí la credencial que ahora me distinguía como una miembro más del equipo de marketing y escuché atentamente al jefe de área sobre que esperaba de mi desempeño y sobre todo de mi puntualidad. Entonces me comprometí a dar lo mejor y así entre escribir en una agenda diferentes claves de acceso para las mil aplicaciones que manejaría y recibir todos los elementos tecnológicos que requeriría se fué mi día, mi primer día de trabajo, ya que, acepté quedarme de una vez.

A Cash no lo vi en el resto de día, mi plaza de trabajo quedaba en el 5 piso, la de Cash en el piso 39 y la de él en el 40. Ya mi lengua indiscreta había preguntado. Entonces supe que tal vez sería muy poco probable que pudiera verle de forma frecuente, pues su empresa era demasiado grande y yo si acaso podía ser una hormiga entre tantos.

Salí muy emocionada, ya incluso llamé a Martín y le pedí que tuviera lista mi comida, que obviamente anotara la cuenta en la parte de deudas porque tan pronto cobrara mi primer sueldo lo primero que haría sería pagarle. También pude contactar con el casero y después de enviarle foto de mi contrato y de cerciorarse que ya tenía como responder con la renta aceptó darme un plazo. Ahora todo se estaba solucionado y estaba casi por pensar que lo que decía Martín era verdad y que contaba con muy buena suerte pues una vez más había salido del hoyo justo antes de caer y caer sin remedio.

Si con alguien era honesta en la vida era conmigo misma, quise verle, deseé en todo momento encontrarme con esos ojos fríos y esa expresión de ser el dueño del mundo. El solo evocar su imagen causó un escalofrío por todo mi cuerpo. Sin embargo, ya estaba a punto de abandonar el edificio y su presencia no se dejó ver por ningún lado.
Entonces le sentí, juro por todo lo que se pueda jurar que incluso mucho antes de que mis ojos conectaran con los suyos, incluso mucho antes de que su delicioso aroma llegara a mis fosas nasales mi cuerpo le reconoció. Y así mismo como si estuviera siendo atraída por un imán, mis ojos conectaron con ese par tan azul, tan profundo y tan frío.

Mis pies quedaron pegados en el mármol negro e impoluto de su edificio, no podía ni quería moverme, mi mente iba a mil por hora tratando de formular una frase coherente o decidiendo si debía o no saludarlo. Entonces mucho antes de que siquiera pudiese aceptar dicha decisión su rostro abandonó el mío y se fijó en la mujer altísima y elegante que venía hacia él, lo tomaba con confianza de su corbata y plantaba un apasionado beso en sus labios.

La ira llegó a mi interior sin que mi yo consciente pudiese hacer nada para evitarlo, no entendía por qué tenía el impulso de caminar los pocos pasos que nos separaban y romperle la cara a Dina, gritarle que quitara sus asquerosas manos de él porque no le pertenecía. La palabra mío no solo fue gritada de forma frenética en mi mente, es que fue rugida y lo turbio de todo lo que intentaba procesar causó que mi estómago se revolviera. Un punzante dolor se tomó mis sienes y la inminente llegada del vómito por fin activó mis piernas dejándome llegar al lavado justo antes de vaciar el contenido de todo lo que logré comer en el día.

***

-¿Entonces te enfermaste en tú primer día de trabajo? Preguntó Martín mientras vertía el contenido de un sobre de antiácidos en medio vaso de agua.

-Creo que todo es culpa de ese maldito sándwich que saque de la máquina dispensadora. _Respondí llevándome la mano a la cabeza.

Había tomado un par de analgésicos tan pronto llegué a casa, pero el dolor de la migraña no cesó y juro que está vez se sentía más fuerte que ninguno de los otros episodios vividos.

-Cariño debes saber que lo que implique huevo y mayonesa es mejor comerlo fresco.

-Soy un desastre. _Dije mientras ponía la compresa fría en mis sienes.

BEAST SOULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora