Parte 29 El Sello

256 26 8
                                    


Freia Nicols


Sus ojos, pero no los pozos azules que me hipnotizan y me llevan a lo mas profundo de la perdición, esos no, ahora los que me miran fija y carnalmente son los de la bestia, esa que ahora estoy cien por cien segura he visto en mis sueños. Sin embargo, aunque debería estar corriendo, aunque una pequeña pisca de sensatez con la que aun cuento me insta a huir por mi vida, la calló, le digo que no interfiera pues le quiero, así sea venenos, así sea enteramente mi perdición le deseo mas de lo que es posible. 

—Mira como te ansía Freia, siente como desea consumirte y lo peor de todo es que ya no tienes escapatoria, te va a marcar, te consumirá para siempre y tu te entregaras gustosa. —Dice él con esa voz de otro mundo. 

En respuesta me contraigo y no por miedo, tampoco por frio, es a causa de la mas fuerte de las excitaciones y es que si no me toma podría morirme. 

—No aguanto mas. —Logró decir, sin importarme el escucharme como una adicta. 

—Pide Freia, ruega eso que tanto quieres y lo tendrás, pero esta será mi ultima advertencia, porque si ahora no tienes escapatoria, después de que la bestia te pruebe terminarás de firmar tu sentencia y no será romántico. Por el contrario, será violento, carnal y tremendamente adictivo. 

—Suena amenazante. —Digo temblando. 

—No Sufletul meu, es una promesa.

***

Igon Dumitrescu

Las manos me duelen de lo ansioso que me encuentro, quiero destrozarla pero no en el sentido literal, soy un conocedor, un amante de todo aquello que provoque placer. He disfrutado de los placeres de la carne sin ningún tipo de tabú, pero ella, ella...

La atraigo con ganas, enredo mis brazos en su cintura con la única intensión de que perciba como me tiene, me siento en el borde de la cama y sin ningún esfuerzo la insto a sentarse a horcajadas sobre mí, la hago sentir la prueba de mi excitación y gime. Mierda, no se alcanza a imaginar lo que ese gemido me provoca. 

El momento ha llegado, voy a marcarla y no hay nada ni nadie que pueda evitarlo, ni siquiera yo mismo. Magreo su culo como se me da la gana, entierro la nariz en su escote y me embriago de su aroma sin importarme nada, que caiga lo que tenga que caer y en un vestigio de lucidez me imagino a la maldita anciana riendo como loca al ganar una después de cientos de años.

No tengo paciencia y en un movimiento brusco la dejo caer en la cama, su mirada es un reflejo de la mía y es que me enciende que no le tema a los ojos de mi bestia, al contrario pareciera que le excita aun mas. Sin perder tiempo, me le acerco acechando su blusa y la rompo sin esfuerzo notando como la tela abandona su cuerpo, hago lo propio con el resto de su ropa dejándola en su gloria ante mi lujuriosa mirada, rujo. Un trueno acompaña el bramido y se que no es casualidad, hasta el cielo se revela con lo que esta a punto de suceder y que nada ni nadie podrá frenar. Ella no se pierde nada cuando con mi poder oscuro hago consumir mis propias vestiduras como si de acido se tratase y la dejo que me mire, que estudie mi cuerpo desnudo, tal cual yo estudio el suyo. Traga fuerte cuando se encuentra con mi masculinidad y no es para menos. 

Sin perder mas tiempo la encuentro, con prisa la insto a recostarse en la cama y estrujo sus pechos, rojos ante mi contacto y las ganas que ella no disimula, ahora ya no la beso, la muerdo, muerdo sus labios porque mi ansiedad no me permite ir con calma. Uno de mis dedos se dirige hasta la raja de su sexo y compruebo lo que ya se, su humedad me condena. 

—Voy a consumirte Freia Nicols 

—Hazlo. 

Me responde ella convencida y no la hago esperar mas, me hundo en ella sin miramientos y la poseo. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 17, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

BEAST SOULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora