Parte 23 Ruego

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Igon Dumitrescu

Las noticias de Cash no me sorprenden de hecho lo esperaba, el clan occidental desde hace mucho tiempo planeaban la rebelión. Sin embargo, no habían tenido los cojones de enfrentarme, ahora bajaron la guardia, se volvieron confiados y me agrada que lo hicieran. Cash por su parte se ha sorprendido de mi respuesta "Déjalos que sean independientes" fue lo único que dije, acto seguido degusto la bebida color ámbar que descansa en mi copa, el sabor del pasado golpea mi paladar, me baja como fuego en la garganta, el placer de beber algo tan viejo como yo, el placer de hacerlo cerca de ese olor que me llama, que se extiende por todo mi ser y me araña por dentro exigiendo algo que me niego a darme. 

Ella esta distante, esconde su mirada de mi y me ignora, me hace gracia su actuar teniendo en cuenta que sé que no puedo serle indiferente, por mas que lo desee, por mas que quiera sacarme de su mente no puede. 

 —Dile a Freia que quiero cenar con ella. _Le hago saber al servicio, hoy especialmente me siento de buen humor y quiero su compañía. 

Minutos pasan y no recibo la respuesta que quiero, no me gusta esperar y ella debe entender de una vez por todas que vive para complacerme. 

—Le envía a decir que no se siente bien para cenar. _Me informa mi sirviente con evidente nerviosismo, no estoy acostumbrado a una negativa, pero hoy especialmente me siento condescendiente, así que solamente asiento con la cabeza y le indico que me deje solo. 

Soy un ser de amplios apetitos, en siglos jamás me he privado de lo que deseo. Sin embargo, desde que apareció en mi vida la mujer que se supone nunca debió nacer, cargo a cuestas un hambre insaciable, mi apetito carnal ha aumentado considerablemente, por ende, antes de que las cosas puedan salirse de control pretendo saciarme. 


***

Freia Nicols 

¿Quién se cree que soy? Después de su comportamiento se atreve a mandarme a llamar como si fuese su sirvienta, bueno técnicamente soy su empleada. Sin embargo, ahora mismo no me encuentro dentro del horario laboral. ¡Cenar con el! no tengo ganas de compartir su mismo espacio, no después de la forma en que me trató, la pesadilla de esa noche fue tan vivida, que le costaba darme tan solo un poco de consuelo y por el contrario solo recibí su desprecio y frialdad. Como puede ser tan cruel yo no tengo la culpa de esto que nos esta sucediendo y que en igual manera no entiendo del todo. 

No se muy bien en que momento me he quedado dormida, lo único que tengo claro es que a pesar de ser sábado no tuve ganas de intentar salir o de contactar con mi familia, últimamente no me he sentido del todo bien, paso de la esperanza al desconsuelo y temo que estos bruscos cambios emocionales terminen por acabar con la poca cordura que me queda, Okay no es que tenga mucha tampoco. 

No se muy bien que me ha despertado, una pesadilla no ha sido pues esta noche en particular agradezco el estar desprovista de ellas. Sin embargo, un sentimiento de incomodidad abarca la boca de mi estomago y me obliga a levantarme de la cama. Me siento como pun puto león enjaulado así que salgo de la habitación dispuesta a dar una vuelta por el amplio lugar. Al cruzar el pasillo y bajar las escaleras me doy cuenta de la música que se cuela por una de las puertas de la primera planta, esta se encuentra a medio cerrar y la iluminación es muy tenue. No tengo que ser adivina, sé perfectamente quien se encuentra allí al igual que estoy segura que no esta solo. 

Con seguridad ingreso en la estancia para encontrarme con una imagen desagradable y ahora entiendo a que se debía mi malestar. Miro directamente a sus ojos y no encuentro nada allí o mejor si, oscuridad, pozos hondos y vacíos desprovistos de toda emoción. Él me lo dejó muy en claro, no siente nada por mi, nunca lo hará y el hecho de que estemos encadenados por algo que solo uno de los dos entiende se me hace injusto.

BEAST SOULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora