👩🏻‍🦰14🤴🏻

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Lastimosamente para mi pobre y frágil corazón, las palabras eran muy diferentes a la práctica. Silenciosamente fui cayendo de espaldas contra la puerta hasta quedar en el suelo. Estaba prácticamente semidesnuda, temblorosa y con miedo a una muerte próxima.

Su nombre apareció en mi mente como una canción pegadiza y me negaba a pensar que había perecido en aquel choque de poderes. Lo había visto irse a batallar al lado de sus soldados y volver aunque estuviese demacrado. Sin poder hacer algo más que esperar, recuerdos de nuestro primer año en mi época pasaron a toda velocidad.

-¿Qué te pasó en el pómulo?- Preguntó la voz de Malek a mi lado.

No lo había visto y tampoco entendía porqué se encontraba esperándome en mi habitación. Con disimulo intenté cubrir el golpe con mi cabello pero me fue imposible. Él alejó el mechón que había ubicado primero y examinó la marca con detenimiento.

-Te golpearon...- Murmuró con frialdad.

-No es nada.- Sonreí al chico furioso que se encontraba a centímetros de mí.- No duele.

-Voy a matarlos.- Malek no bromeaba, no había pizca de gracia en su rostro.- Mañana te llevaré a la escuela.

-No es necesario.- Salté de prisa.

-Es un aviso.- Dijo.

Seguía estando muy tenso cuando me sentó en la cama y comenzó a curar mi herida. Había aprendido muy rápido a utilizar el botiquín de primeros auxilios.

-No me duele, Malek.- Murmuré.

-No debería dolerte porque se supone que no tengas golpes.- Su ceño se frunció con brusquedad.- Nadie debería hacerte daño, aquí o en mi época. Me encargaré.

-¿Cómo entraste?- Cambié el tema rápidamente.- ¿Mamá te dejó entrar?

-Sí, dijo que llegarías pronto.- Él había notado mis intenciones pero decidió no insistir.

-Ven.- Alcé mis brazos hacia él.

Malek lucía indeciso, analizaba si era correcto o no abrazarme. Sin embargo y como era de esperarse, no pudo resistir demasiado porque él era alguien muy amoroso y le gustaba recibir cariño. Con una pequeña sonrisa se acercó para que yo pudiese envolver mis brazos en su cuello. Despacio fue dejándonos caer hasta quedar acostados por completo en la cama.

-Te amo.-Susurré cerca de su oreja.

-También te amo, como no tienes idea.- Susurró de vuelta.

-Quédate a dormir.- Comencé a pasar con lentitud mi nariz por su quijada.- No quiero dormir sola.

-Beth...- Murmuró con esa característica voz que ya conocía.

-Malek.- Besé castamente su cuello mientras escuchaba sus sutiles quejidos.

-Elizabeth, no.- No pude evitar reír porque su boca decía que no pero su cuerpo no se alejaba del mío.

No hice nada más y tampoco hablé, conocía a Malek y sabía que no tenía autocontrol y paciencia, dos cosas que necesitaba para poder lidiar conmigo.

-Maldita sea.- Susurró al límite.

Sus labios fueron a parar sobre los míos en un fogoso beso. Comenzó a pasar lentamente su mano por mi vientre y en un rápido movimiento soltó el solitario botón de mi pantalón. Su camisa desapareció en un pestañeo, al igual que mi pantalón y blusa. Besaba con delicadeza mi cuello y hombros haciendo que mi piel ardiese bajo sus caricias y tacto.

-Tu madre va a matarme.- Susurró con agitación.

-Puedo asegurarlo.- Respondí sobre sus labios una vez que estuve sobre su cuerpo.

Retorno Medieval© EE #2 [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora