Retorno Medieval© EE #2 [EN EDICIÓN]

👩🏻‍🦰12🤴🏻

-Shh.- Nos silenció Olán al escuchar algo que nosotros no.- Pisadas, muchas.

-No otra vez.- Susurré.

Era muy tarde para intentar huir, solo quedaba escondernos. Los pasos estaban ya demasiado cerca de nosotros y oraba porque no nos encontraran.

-Soldados...- Murmuró Olán.

-De Britmongh.- Había podido identificar aquel uniforme que durante mucho había tenido que ver.- Malek...

-No.- Me detuvo el conde rápidamente.- No está solo, podrían matarla.

-Malek está ahí.- Podía verlo, él estaba a unos metros de mí y no podía acercarme.

-Tranquilícese. Pronto, se lo aseguro...- Fracci terminó de ocultarme mientras las lágrimas empañaban mi campo de visión.

-Estaba ahí.- Susurré para mí.

-Nos han visto.- Exclamó por lo bajo Hichet.

Escuchamos a alguien acercase hasta aparecer la silueta de un caballo y su jinete. Pasos comenzaron a escucharse por todos lados y comprendí de inmediato qué ocurría, estábamos en medio de un choque de poderes. Olán fue más rápido que yo y tomó nuestras cosas cuando se escuchó el grito de guerra. Nos subimos de inmediato en los caballos y montamos hacia donde creíamos podíamos salir ilesos.

-¡Forasteros!- Gritó un hombre que nos había visto.

Algunos comenzaron a ir tras nosotros mientras de fondo se escuchaba el choque de las espadas hacer eco por el bosque. Por suerte o por desgracia, nos encontramos con soldados de Britmongh de frente y tuvimos que girar hacia un lado abruptamente, causando que la capa que cubría mi cabello cayese sobre mis hombros, dejándome expuesta. Todo comenzó a suceder como en una cámara lenta, las secuencia de hechos pasaban con tanta lentitud que parecía irreal. Justo cuando pasamos frente a él, sus ojos me examinaron con una mezcla de emociones que jamás olvidaría.

-Elizabeth...- Murmuró anonadado.-Mantente viva, ¿me escuchaste? Es una orden y Fracci, si algo le sucede lo mataré.- Gritó.

-¡Lo haré! ¡Regresa a salvo!- Grité para que pudiese escucharme.

Habíamos tenido compañía pisándoles los cascos a nuestros caballos pero él se había encargado de dejarnos sin amenazas. Nos había protegido sin importar que estuviese en medio de un enfrentamiento. Un alivio recorrió mi cuerpo, adormeciendo mis brazos por algunos instantes, por fin lo había visto.

-Ese hombre no deja de amenazarme jamás.- Se quejó aliviado Fracci.

-Confía mi vida en tus manos, querido amigo. Tienes su entera confianza.- Me mofé del conde que nuevamente debía protegerme para conservar su cabeza.

A pesar de todo, estaba de buen humor porque nos habíamos encontrado. Sabía que estaba con vida y yo era consciente de que él se mantendría bien para poder reencontrarnos.

Nuestros andares no cesaron cuando cayó la tarde y el deslumbrante sol maltrató nuestros agotados cuerpos, tampoco cuando el gélido viento nocturno azotó nuestros cuerpos y heló nuestros dedos. Sentía que habíamos cabalgado por toda Europa sin poder encontrar un refugio donde no tuviéramos que huir abruptamente.

-Recuérdenme qué está pasando en estas tierras.- Pedí en voz alta para obtener respuestas de ambos.

-Los bosques se secan.- Respondió Fracci.

-Los cultivos mueren.- Añadió Olán.- Llueve y sale el sol de manera extraña.

-El suelo se quiebra.- Expuso el conde.