👩🏻‍🦰18🤴🏻

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-Tenemos que ocultarte, muy pocos conocen de tu llegada al castillo y prefiero que sea así.- Habló mientras acariciaba mi rostro.

-No, no puedo ocultarme. Creo que sé lo que pasa.- Malek me miraba con confusión.- Conocimientos futuristas.

-Qué es lo que sabes que yo no.- Preguntó.

-Calentamiento global.- Susurré como si se tratase de un gran secreto.

-Lo he escuchado pero no sé qué significa.- Confesó.

-Convoca una reunión con todos.- Asentí repetidas veces al ver su expresión de terror.- Sin excepciones.

-Creo que Vurshka no tendrá representante.- Murmuró con sarcasmo.

-Eso es muy cruel, Malek.- Lo reñí.

-No debería importarte él sino yo, tu esposo.- Se quejó.

-Mi esposo está muy bien, no necesita que me preocupe por él.- Se acercó a mí y me encerró entre su cuerpo y la pared.

-A mí me gusta que te preocupes por mí, siempre.- Murmuró.- Eres tan hermosa.

-Convoca la reunión.- Sentía el rubor subir por mi rostro.

-Me gusta cuando te ruborizas...- Susurró.

-Malek, es importante.- Golpeé juguetonamente su hombro mientras sonreía.

-De acuerdo, ya voy.- Se quejó pero hizo caso.

Convocar una reunión parecía una locura, más aún cuando quien lo hacía había sido acusada de brujería y supuestamente ejecutada. Había tardado unos días pero al final un representante de cada cuidad se encontraba en el castillo y habían dejado a un lado sus diferencias por algún tiempo.

-¿Qué es eso tan importante que no pudo esperar?- Habló un hombre que se encontraba notablemente molesto.

-Espere.- Ordenó Malek con su habitual frialdad.

Tenía que entrar a aquel salón y estaba asustada. Entre todos ellos podrían casarme y era consciente de ello pero tenía que hablar antes que las ejecuciones y guerras continuaran.

-Caballeros.- Hablé en voz alta una vez que estuve adentro.

-¡Bruja!-Gritó un hombre, preso del terror.

-¡Cuide su maldita boca!-Bramó mi esposo.

-No soy una bruja, puedo asegurarlo pero no estoy aquí para hablar sobre eso. Sé qué está ocurriendo.- Otro hombre se puso en pie y comenzó a hablar mucho más alto de lo necesario.

-¡Entonces cómo sigue con vida! ¡Dos veces ha muerto!-Gritó.

-¡Que cierren la maldita boca!-Malek se levantó amenazante y señaló a todos.- El próximo que hable y acuse a mi esposa de ser una bruja va a perder la cabeza y se los aseguro, no sería el primero del día.

Sabía a quién se refería y por eso me sentí molesta y asqueada. No era necesario seguir hablando de Xander o dar detalles de su muerte. Él notó mi mirada pero su rostro no mostró nada más allá que malestar.

-Lo que sucede a nuestro alrededor no son actos de brujas. Es solo la tierra expresando su malestar o sufrimiento. En mis tiempo se llama Calentamiento global y esto ocasiona sequías, los árboles y cultivos mueres, la tierra se seca y se parte, entre otras cosas.- Expliqué.- Fui junto a muchas otras mujeres, acusada de brujería errónea e injustamente. No practico ni me interesan ese tipo de cosas y créanme caballeros, mueres mujeres inocentes.

-¿Por qué deberíamos creer en usted?- Preguntó otro.

-Me da exactamente igual si me cree o no, solo comparto los conocimientos e intento ayudar, tal y como juré que haría.- No estaba para tener discusiones con nadie, solo quería dar la información e irme a dormir.

-¿Cómo podemos evitarlo?- Preguntó la voz de aquel conde charlatán.

-Evitando explotar los recursos y utilizar únicamente lo necesario.- Respondí aliviada al ver que mis acompañantes estaban bien.

-Divulguen la información y comencemos a utilizar lo necesario.- ordenó el rey.- Pueden retirarse.

La gran mayoría se levantaron de sus asientos y comenzaron a irse a sus respectivas tierras para comenzar a ejercer las mejoras. Ambos chicos esperaron pacientes hasta que solo quedaron ellos y nosotros, se acercaron y me envolvieron en un cálido y reconfortante abrazo.

-Es bueno que esté con vida.- Murmuró Fracci.

-Así es, estábamos preocupados.- Aseguró Olán sin liberarme de su agarre.

-Quite sus brazos de mi esposa.- La seca voz de Malek se hizo escuchar.

-Oh, no.-Murmuró el conde de Sdon.- Le advertí que esto pasaría.

-Tranquilízate.- Le susurré al cobarde hombre que se encontraba a mi lado.

-No veo porqué debo quitar los brazos de ella.- Se defendió Olán.

-Porque tiene un esposo.- Puntualizó.- Es la reina.- Se acercó aún más a nosotros.- Y porque no necesita que la estén tocando.

-No sabía que la señorita Elizabeth no pudiese hablar con otros hombres.- Esos dos habían comenzado una guerra de miradas y palabras que con el pasar de los tiempos se hacía más potente.

-Deje de llamarla señorita y comience a tratarla como su reina, le parezca o no.-Malek lo tomó del cuello y sonrió con frialdad.- Puede que le interese mi mujer pero por su bien, mantenga las manos y los pensamientos en su lugar.

-Suficiente.- Murmuré. Tomé la mano de Malek y solté la camisa que se encontraba presa.

-Ni siquiera sabe si sucedió algo mientras estuvimos solos.- Olán había optado por provocarlo.

-Sé cómo es mi esposa, prifactano. La conozco tan bien que sé que usted intentó besarla y ella lo rechazó.- No pude evitar girarme hacia él con brusquedad, completamente incrédula ante sus palabras.- Vayan a descansar antes de que ambos pierdan sus cabezas.

Por acto reflejo el conde acarició su cuello y salió lo más rápido que pudo mientras que Olán tardó en irse, no sin antes provocar un poco más. Aquel conde se encargaría de gritarle a Hichet por aquello que había puesto en peligro su estancia en la tierra.

-¿Cómo...?- Susurré.

-Te conozco.- Aseguró.- Te he dicho que lo que tu boca no dice lo hacen tus ojos.

-Lo había olvidado.- Murmuré apenada.- Lo lamento.

-Vas a matarme en algún momento, Beth.- Susurró. Malek pasó uno de sus brazos por mi cintura y me atrajo a él para besar mi cabello y frente.- Vas a matarme y provocar la muerte de cientos de hombres.

-No puedes hacer eso.- Susurré.

-Por supuesto que puedo pero si lo hago te separarás de mí y no es el resultado que deseo.- Besó castamente mis labios un par de veces y prolongó un último beso.- Contigo deseo tener una familia, volver a casa con Arabella, tu familia y nuestros amigos. Deseo estar en nuestra casa y ver pequeñas versiones nuestras corriendo por todos lados.

-Malek...- Susurré al recordar mi sueño.

-Todo a su tiempo, lo sé.- Se riñó a sí mismo.

Escucharlo decir que quería una familia era mucho más emotivo después de haberlo visto sostener a una bebé entre sus brazos. Quería decirle pero sería ilusionarlo por un sueño y no quería eso, yo también deseaba una familia pero a su tiempo. Ambos éramos jóvenes aún para esa gran responsabilidad.

Retorno Medieval© EE #2 [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora