👩🏻‍🦰22🤴🏻

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El eterno rey de Britmongh se encontraba dando vueltas por el castillo con la única intención de encontrar a la Sra. Galia Treswalt. Sus dedos entrelazados con los míos me guiaban por todas partes sin hacer ademán de querer dejarme ir. De hecho, había intentado acomodar mi cabello pero él había cesado sus pasos para colocarlo lejos de mis ojos.

-¡Galia! Al fin.- Suspiró aliviado.

-¿Ya se van?- Preguntó con una sonrisa en los labios.

-¿Acaso no viene con nosotros?- Pregunté al notar que no se había incluido.

-No querida. Quiero pasar mis últimos años en la tierra que fue testigo de mi nacimiento y también es momento que aclare unas cosas.- Explicó.

-Pero sus cosas y vida en mi época...- Murmuré.

-Son suyas. Mi casa pueden venderla o tomarla como suya y la biblioteca queda a tu cargo, tú mejor que nadie sabrá darle el valor que merece.- Malek soltó mi mano y pude abrazar a la mujer a la que le debía tanto.- Oh, querida. Sé feliz, ¿de acuerdo? Te lo mereces.

-Usted también.- Susurré sintiendo el nudo en la garganta.- Cuídese mucho.

-Gracias por todo Galia.- Malek también la abrazó aunque no le gustaban las despedidas.

-Querido, no tienes nada que agradecer. Disfruta esta nueva etapa.- Ella sonrió y dio un paso atrás, entregándonos el libro.

-Adiós, conde charlatán.- Murmuré cuando me envolvió con sus brazos.

-Cuídese reina, la echaré de menos.- Sin duda alguno lo iba a extrañar.

-Olán...- Murmuré cuando sus brazos se aferraron a mi cintura.

-Siempre puede quedarse a mi lado y será intocable.- Susurró.

-Mi deber y querer es estar a su lado Olán, es mi familia.- Sentía la mirada de Malek taladrando mi nuca.

-¿Lo ama?- Preguntó.

-Con mi vida.- Susurré cuando me separé de él.

Les dediqué una única sonrisa y mirada, tomé la mano de mi esposo y comenzamos a caminar hacia aquel espacio en donde todo había comenzado por segunda ocasión. Caminábamos en silencio, cada cual pensando en sus cosas y con el pesar de tener que irnos nuevamente.

-¿Lista?- Preguntó Malek mirándome y asentí.

-Piensa en nuestro hogar.- Murmuré.- Fatum, Fatum, et veni mecum domum meam soulmate. Mane mecum ne ab latere tuo mei diebus usque ad consummationem saeculi.-Leímos los dos.

Aquel conocido mareo se hizo presente y nuestro alrededor se tornó borroso. Los colores tan vívidos iban desapareciendo hasta que mis ojos no aguantaron más el mareo que ocasionaba el viaje y cerré los ojos.

-Auch.- Murmuré cuando mis rodillas hicieron contacto con el suelo.

-Hemos vuelto.- Susurró Malek ayudándome a ponerme en pie.

-Así es, estamos en casa.- Susurré. Él me envolvió con sus brazos y besó mi cabello.

Ambos vestíamos con nuestras vestimentas modernas, las que habíamos tenido puestas cuando viajamos. Malek de inmediato alzó mi vestido para confirmar sus sospechas, no tenía ninguna herida en mi estómago.

-Menos mal.- Suspiró aliviado.

-¿Ya puedes bajar mi vestido? Estamos en la sala y alguien podría vernos.- Murmuré sonrojada.

-No estamos haciendo nada, aún.- No podía ver su rostro pero sabía con exactitud cuál mueca había puesto.- Hola niña bonita.- Murmuró con los labios pegados a mi estómago.

-Vamos, arriba. Luego podrás hablarle.- Se levantó y besó mis labios.

-Hueles tan bien.- Formuló sin romper el beso.

- Necesito un baño...- Murmuré sobre sus labios.

-Vamos.- Susurró con malicia.

-Tú a dónde.- Pregunté entre risas.

-Voy a bañarme con mi mujer.- Se colocó detrás de mí y me llevó hasta nuestra habitación, tomó nuestras cosas y fuimos al baño.

A Malek no le importaba en absoluto desnudarse frente a los ojos de nadie pero a mí sí. Por más que intentaba cubrirme, él me quitaba la toalla o el vestido y cuando se cansó de ello me enceró entre la fría pared de azulejos y su cuerpo.

-¿Qué crees que haces?- Susurró, jugando con el borde de mi ropa interior.

-Voy a bañarme.- Murmuré. Sentía demasiado calor y no sabía si era yo o la atmósfera que había en el reducido espacio.

-Te cubres.- Puntualizó.- ¿Por qué sigues avergonzándote? Eres preciosa tal y como eres.

-No es eso...- Susurré.

-Sí lo es. Necesito que entiendas que no debes tener complejos o sentir vergüenza con nadie y mucho menos conmigo. Eres hermosa, tu forma de ser, cuerpo y facciones, eres simplemente perfecta y es momento de que lo asimiles.- Con mis brazos rodeé su cuello y lo acerqué a mí.

-Malek...- Murmuré, ese era un tema delicado para mí.

-No.- Negó repetidas veces.- Detesto que pienses lo peor de ti por un par de hijos de puta.

-No hables así.- Susurré.

-Son eso, hijos de puta que no supieron ver la excelente mujer que eres.- Acarició mis labios con los suyos sin dejar de jugar con mi ropa interior.- No tienes idea de lo mucho que te amo.

-Yo también te amo.- Uní nuestros labios en un delirante y necesitado beso.

Nuestros labios comenzaron a danzar entre sí y nuestra respiración comenzó a escucharse por todo el baño. La temperatura había aumentado considerablemente y sus manos recorrían todo mi cuerpo. Como pudo nos guio a la ducha y dejó correr el agua sobre nosotros.

-Voltéate.- Susurró cerca de mi oreja.

Me giré con lentitud y me tensé cuando sus manos comenzaron nuevamente a recorrer mi cuerpo. Tomó mi ropa interior con firmeza y la deslizó por mis piernas y brazos, estaba sin nada que cubriese mis inseguridades.

-Alza las manos.- Volvió a ordenar y lo hice.

Ese jueguito de ordenar y obedecer era algo que ambos hacíamos con el otro en cualquier circunstancia pero en esos instantes estaba matándome. Acarició mi vientre durante algún tiempo mientras apoyaba sus labios en mi hombro, dejándome sentir su sonrisa. Después de decirle hola a nuestra pequeña continuó su camino hasta llegar a mis senos.

-Abre las piernas.- Ya había perdido todo mi autocontrol.

Acarició mi pierna mientras se acomodaba y cuando colocó nuevamente su mano en mi pecho, empujó. Ambos lo necesitábamos, después de tanto tiempo volvíamos a estar juntos íntimamente.

-Beth...- Jadeó cerca de mi oreja.

El vaivén comenzó a aumentar la velocidad y con ello nuestra respiración terminó por descontrolarse. Malek me tomó de la cintura y dio vuelta para alzarme sobre sus caderas y continuar con lo que hacíamos. Sus ojos oscurecidos me dieron la bienvenida nuevamente aunque no duró demasiado esa visión. Cerró los ojos y escondió su cabeza en el hueco de mi cuello, prestándome atención a esa área.

-Malek.- Susurré con voz entrecortada cuando noté que pronto acabaría nuestro momento de amor.

-Hazlo.- Gruñó.- Vamos Beth, termina para mí.- Murmuró para besar vorazmente mis labios.

Me sujeté a él con fuerza y arañé su espalda cuando sentí su presión dentro de mí. Ambos intentábamos regular la respiración mientras nos mirábamos directo a los ojos.

-Eso fue intenso.- Murmuré sonrojada.

-Creo que la ducha se ha vuelto mi lugar favorito.- Besó mi cuello castamente y me ayudó a bajar de su cuerpo.- Quieta ahí, voy a bañarnos.

-Sí, claro.- Murmuré con sarcasmo.

Terminamos de ducharnos sin mayores distractores y salimos de aquel espacio que tenía un nuevo recuerdo.

Retorno Medieval© EE #2 [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora