Después de nueve años...🔪

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Para los que recién comienzan a leer esta historia, debo informarles que es la secuela de la historia ''Hijos de la mafia'' y para comprender algunos detalles deberán leer la primera historia que se encuentra en mi perfil.

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Nueve años después...

<Prometió amarme, prometió esperarme por 365 días y no fue capaz de cumplir su palabra. Mi padre desde pequeña me enseñó que la palabra de una persona es una de las cosas más valiosas que existen, es tu honor, tu valor, es todo lo que tienes más allá del dinero, pero él no fue capaz de cumplir su palabra.

Él no tiene honor, no tiene honra, no tiene reputación, no tiene nada más que su estúpido dinero. Él me dañó, rompió mi corazón y arruinó el sueño más hermoso que había creado. El sueño que creé con él, con el amor de mi vida. ¿Y le importó? No, él continúo con su vida como si nada y yo, bueno, yo me he quedado estancada por nueve años>>.

—Señorita Dea, le pido que se coloque el cinturón de seguridad ya que dentro de poco vamos a aterrizar —Le informa una azafata de cabello rojizo y ojos verdes

—Ok —Se limita a responder y hace lo que le pide. Coloca el cinturón de seguridad y a los pocos minutos siente como el jet toca tierra. Baja del avión con cuidado y ve a su tío Stephan esperándola recostada de una camioneta oscura. Las clásicas camionetas oscuras que trasladan a cada miembro de la gran familia Harrison-Kaleli.

—¡Sobrina! —Se acerca a ella con alegría.

—Hola, tío —Se permite envolver por los fuertes brazos de su tío en un amoroso abrazo que le recuerda los años en los que vivió en dicho país, en dicha ciudad, pero de igual manera le recuerda el motivo por el que se fue, Hades Mendoza.

—¿Cómo estuvo el vuelo? —Pregunta tras separarse.

—Tranquilo, no me quejo —Comienzan a caminar hacia la camioneta donde algunos empleados se encuentran subiendo sus cosas.

—Qué bueno. ¿Lista para volver a casa?

—¿Debo decir la verdad? —Este asiente. —No, no lo estoy, pero si no lo hago ahora, nunca lo haré.

—Debes enfrentarlo, es momento —La morena asiente y sube a la camioneta.

Después de algunos minutos en los que los empleados terminaron de subir sus maletas a la camioneta, el tío Stephan sube al asiento del piloto ya que por elección de su sobrina será el único que compartirá el auto con ella.

—¿Sobrina, estás bien? —Pregunta el señor Stephan viéndola de reojo a través del espejo retrovisor. —¿Quieres que me detenga? —Cuestiona nuevamente al percatarse de la guerra interna que atraviesa su sobrina. Sus ojos están llenos de lágrimas y en ellos se refleja el dolor. Volverá a casa tras nueve años lejos, es obvio que le duele.

—Estoy bien —Suspira tratando de frenar las lágrimas. —Ya debo superar esto, debo dejarlo atrás como él lo hizo.

—No es necesario que lo hagas, lo amas y aunque trates de olvidarlo, no lo harás porque aquel día en el que todo terminó, él se quedó con un pedazo de tu corazón —Detiene el auto a un lado de la carretera y sale dándole privacidad a su sobrina quien al estar sola, se quiebra en llano.

<<Ya no debería doler, ya no debería sangrar está herida, pero lo sigue haciendo. Sigue doliendo y me sigue haciendo daño. Creí que estaba lista, juré estarlo, pero es inútil, no lo estoy y lo tengo que enfrentar>>. Piensa mientras solloza en silencio permitiendo que aquellas lágrimas que había estado reservando, caigan sin cuidado. Volverá a ver al hombre que la lastimó, al hombre que rompió su corazón y la obligó a marcharse al otro lado del mundo. <<Eres una de las mejores narcotraficantes, eres estupenda manipulando armas y cuchillos, eres una abogada y una estupenda mujer, puedes con esto y más>>. Se da ánimos mentalmente. Cuando seca sus lágrimas y logra calmarse, toca el cristal del auto para hacerle saber a su tío que ya está lista.

Hijos del Engaño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora