Nuestro hijo🔪

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—¿Hasta cuándo estarás así? —Pregunta la joven Camila viendo a su hermano mayor beber todo el whiskey del vaso en su mano de un solo trago. En respuesta a sus palabras, Hades suelta un bufido y eleva la mano llamando a uno de los camareros. —Hades, te hice una pregunta...

—¿Qué desea, señor? —Pregunta el camarero llegando a ellos con una sonrisa de cortesía practicada durante sus meses de trabajar en aquel lugar.

—Otro vaso de Whiskey... —Guarda silencio pareciendo pensar algo. —Es más, trae la botella —Ordena.

—Como ordene, señor —Se aleja dejando a los hermanos solos.

—¿Hasta cuándo estaré cómo? —Le pregunta a su hermana sin verla a los ojos.

—Así —Señala el vaso vacío sobre la mesa redonda cubierta por un mantel de estampado en colores tierra. —Te estas destruyendo por la mujer que a pesar de decir que te ama, abortó el hijo que esperaba de ti, ¿y todo por qué?

—Ella tenía miedo y es normal que lo sienta... —Responde restándole importancia a sus palabras aunque dentro de sí siente la tormenta que hace una semana Dea desató con su decisión. <<¿Verdaderamente estás seguro de tus palabras o solo las dices para no herir aún más tu orgullo?>>. Le pregunta su subconsciente.

—¿Miedo? ¿La mujer que mata como negocio? —La voz de su hermana lo hace regresar a la realidad. —Ella abortó a vuestro hijo, el hijo del hombre que jura amar y que...

—¡Basta! —Da un golpe seco sobre la mesa haciendo que su hermana menor guarde completo silencio. —Tú no eres nadie para juzgar a Dea, tú no has sentido el miedo que ella siente cada vez que su hermano la llama temiendo que sea la mala noticia que no la deja dormir todas las noches... —Habla en un tono más calmado. —La noticia de que algo le sucedió a sus padres o a sus hermanos. ¡Tú no has sentido miedo como ella! —Eleva un poco más la voz aunque solo para ellos. —Tú no has sido disparada, herida, secuestrada o maltratada por personas que no les interesa nada más que el dinero en sus cuentas bancarias aumente. Tú no has vivido ni la mitad de lo que ella ha vivido en toda su vida y por ello, no tienes derecho a juzgarla o juzgar su decisión de abortar a nuestro hijo. Ni siquiera yo tengo derecho a hacerlo... —Guarda silencio cuando el camarero llega y coloca la botella antes solicitada sobre la mesa. —Muchas gracias —Agradece con la mandíbula más tensa que nunca.

Si no fuese porque conociera los límites de su hermano, en esos momentos Camila estaría temblando como una hoja al verlo de esa manera. Pero, esta cien por ciento segura de que él nunca la lastimaría, todo lo contrario, daría la vida por ella.

—Yo no lo he vivido porque tú me alejaste de ti y de nuestros padres...

—No, no te atrevas a decir esas palabras —Sentencia con frialdad. —Yo te protegí de mí y de mis padres, te protegí de nuestros negocios y de nuestros problemas, y lo hice porque no deseaba que pasaras por todo lo que Dea y las mellizas han pasado. ¿Cómo crees que me sentiría si alguien te amenazara constantemente? ¿Cómo crees que me sentiría al verte atravesar las puertas de casa con temor de no volver a verte? Incendiaría el mundo si algo te pasara. He tenido que ver como una de las mujeres que más amo sufre todos los días y yo no he podido hacer nada para detenerlo, no te arriesgaré a ti.

—¿Y por eso me enviaste a Londres contra mi voluntad?

—Sí y lo volvería a hacer.

—¿Lo harás cuando Thais crezca?

—No metas a mi hija en esto... —La furia que ha estado conteniendo la última semana amenaza con salir y aunque no desea descargarla contra su hermanita, Camila no se cansa de pinchar el globo de su paciencia con una aguja. —Te he protegido desde que naciste y lo seguiré haciendo por el resto de mi vida, pero lo haré a la distancia porque de lo contrario...

Hijos del Engaño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora