Nuestro lugar🔪

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—Esta podría ser la habitación de Thais y la de al lado de los mellizos... —Habla Dea con ilusión viendo una habitación completamente vacía en la mansión que ahora le pertenece a ella y su prometido. —...o podrían compartir habitación hasta que crezcan —El castaño la mira fijamente con una estúpida sonrisa en sus labios. —¿Estás de acuerdo?

—¿En qué? —Cuestiona ya que no escuchaba sus palabras, solo la mira como idiota.

—¿No me estás escuchando? —Se acerca a él.

—No, es más interesante verte —Besa su mejilla. —¿Qué decías sobre la habitación?

—Que está podría ser la habitación de Thais y la de al lado de los mellizos o también podrían compartirla hasta crecer...

—Estoy de acuerdo en cada una de tus decisiones. Quiero que mis hijos crezcan unidos.

—Lo harán —Asegura antes de salir de la habitación e ingresar a otra. —¿Está es...? —Pregunta viendo el gigantesco espacio.

—Es la habitación principal, nuestra habitación —Responde con picardía. Esta es la única amueblada.

—¿En serio? ¿Y qué tal si estrenamos la cama? —Se acerca a él con intención de besarlo, pero este la rechaza.

—Dea, podemos herir a nuestros hijos...

—No lo haremos, la doctora dijo que podía volver a realizar mis tareas diarias aunque teniendo cuidado.

—No quiero lastimarte...

—No lo harás —Asegura y vuelve a lanzarse sobre sus labios siendo correspondida está vez. El castaño la levanta entre sus brazos obligándola a enredar sus piernas en su cadera. Camina con cuidado y la recuesta sobre la cama con suavidad.

—Si soy muy rudo, dime qué pare —Le ordena. —¿Ok? —Asiente. —Quiero oír tu voz.

—Sí, señor —Bromea ganando una nalgada.

—¡Estás siendo muy juguetona! —Bromea y comienza a besar su cuello. Sus manos comienzan a desnudarla con suavidad hasta tener una vista completa de su cuerpo. Por motivo al embarazo, su cuerpo a cambiado un poco, sus caderas están un poco más anchas y sus senos están un poco más grandes lo que lo excita aún más.

—Hades... —Jadea cuando esté comienza a trazar un camino hasta su monte de Venus.

—¿Quieres que pare? —Pregunta con la mirada conectada en la suya. Al no obtener respuesta, se aleja rápidamente provocando que la morena suelte un gruñido. —Te hice una pregunta.

—Lo único que deseo es que me folles... —Su voz suplicante, sus pezones erectos y la humedad en su entrepierna enloquecen al castaño quien se desnuda en cuestión de segundos y se introduce en ella sin perder el tiempo. —Más... más... —Jadea.

—¿Segura?

—Más que segura —Enrosca sus piernas a su alrededor y el castaño comienza a penetrarla con más fuerza. —Voy a... Hades... sí... así... ¡Sí! —Exclama llegando al orgasmo.

Por algunos minutos más Hades la penetra hasta romperse en mil pedazos sobre ella. Se tira junto a ella tratando de controlar su respiración.

—¿Te herí? —Se levanta rápidamente para verla directamente a la cara.

—Estoy perfectamente bien —Se eleva un poco para besar sus labios. —Estamos perfectamente bien —Se corrige.

—Qué bueno —Se recuesta sobre la cama y la atrae a él.

—¿Desde cuándo tienes esta casa? —Cuestiona viendo a detalle la habitación en la que se encuentran.

—Hace algunos años, tenía la esperanza de que regresarías y podría reconquistarte.

Hijos del Engaño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora