Una vez más🔪

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En cuestión de segundos, un torbellino de color rubio ingresa en la cafetería y se acerca a la mesa de los jóvenes.

—¿¡¿Dea?!? —Exclama la rubia con euforia. La morena se pone de pie y va hasta su encuentro para luego fundirse en un abrazo. Nazarela, Nazar como todos la llaman, es hija de una prima de la señora Liana quien falleció en un accidente hace años.

Los últimos años, Dea y Nazar comenzaron a pasar tiempo juntas y con ello, los lazos entre ellas se hicieron más fuertes.

—¡Por Dios! —Exclama al ver el corte que lleva la rubia. Anteriormente, Nazar tenía el cabello por la cintura al igual que la mayoría de mujeres pertenecientes a la familia Sayar, pero ahora lo lleva por el cuello. —¿Qué le hiciste a tu pelo?

—Un ligero cambio —Responde restándole importancia a sus palabras. Recuerda el pelirrojo que la acompaña y se acerca a él.

—¡Andrew! —Saluda al esposo de su prima. —¿Cómo estás? —El pelirrojo es un estadounidense guapísimo, sus facciones son tan hermosas que podría ser considerado como un súper modelo, pero en cambio, es un exitoso empresario en la rama de la construcción.

—Bien. Veo que tienes compañía... —Sus ojos pasan de la pequeña morena junto a su esposa al castaño sentado en una mesa al fondo. Su vista está fija en la morena, estudiando sus movimientos, analizando sus emociones, tratando de entender el elixir oscuro en ella.

Su abdomen queda a la vista ya que el top solo cubre sus senos y una pequeña parte de su abdomen dejando a la vista una parte de su tatuaje. Recuerdos del día en el que se tatuó llegan a su mente, recuerda la magnífica tarde que pasó junto a esa inocente y frágil chica, recuerda sus toques sobre su piel, sus labios presionando los suyos, su risa a carcajadas invadiendo el espacio. Ese día fueron tan felices que las pruebas están marcadas en su piel con tinta permanente.

—Él es Hades, mi pareja —Responde sin darle importancia a sus palabras aunque para el castaño no es igual.

—Un placer conocerte al fin —Habla la rubia y se acerca a él quién la saluda con un breve apretón de manos. —Debo decir que mi prima te ha descrito a la perfección aunque se le olvidó mencionar que eras tan guapo —Bromea provocando que su marido le lance una mirada de advertencia. —¡Lo siento, lo siento! —Alza las manos en gesto de rendición y se sienta junto a su pareja. —¿Ya desayunaron?

—Sí, llegamos hace más de una hora y aprovechamos para desayunar.

—Entiendo. Momento a solas —Sube y baja las cejas de forma coqueta.

—¡Basta, Nazarela! —Le reprocha avergonzada sabiendo que está detesta tu nombre. —Es momento de hablar de negocios, lo que nos trajo hasta aquí...

Horas después...

—¿Estás bien? Te ves cansada —La preocupación forma parte de la mirada cautelosa que le lanza el castaño temiendo la respuesta de la morena quien ha estado de mal humor últimamente. Estos se encuentran en la camioneta que se desplaza sobre la carretera con la velocidad máxima.

—Estoy bien, solo deseo regresar a casa, en Estados Unidos... —Responde y echa la cabeza hacia atrás calmando el fuerte dolor presente en la parte delantera de su cabeza. El teléfono del castaño comienza a sonar en su bolsillo, lo saca y responde al ver el nombre de Marcos, su investigador privado.

¿Qué has
encontrado?

Pregunta rápidamente llamando la atención de la morena.

Me alegra
informarle
que hemos
dado con Ryan,
Rabí y la señora
Jazmine. Están
en New York.

Hijos del Engaño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora