—Hades —Susurra la morena viendo como el hombre que ama, sale de la mansión sin mirar atrás. Sus palabras resuenan una y otra vez en su mente, incrementando el dolor en su alma que había sentido desde esa mañana cuando se enteró de que este no le fue infiel.
—Hija... —Su padre intenta acercarse a ella, pero rápidamente se reincorpora. —Hija, debes comprender a Hades, él... —Los ojos furiosos y nostálgicos de su hija se posan en los de él indicándole que guarde silencio.
—Yo estoy bien —Responde con la vista en alta. Pestañea varias veces para evitar que las lágrimas acumuladas caigan, logrando su objetivo antes de dirigirse a la rubia. —Creo que lo mejor es que te vayas y agradece que estas embarazada porque de lo contrario adoraría sacarte de tus falsas extensiones —Escupe con rabia. —Estaré en tu despacho, que nadie me interrumpa —Sentencia antes de salir del comedor. Entra en el despacho perteneciente a su padre y se permite llorar libremente.
Sus lágrimas hacen un desfile por sus mejillas dejando un camino salado a su paso, llevando consigo los sentimientos de tristeza y decepción que ha tratado de ocultar delante de sus cercanos, pero que justo ahora le es imposible hacerlo. Solloza desconsoladamente dejando salir la pesadumbre y melancolía que, a cada segundo, logra hundir más su corazón.
Se levanta rápidamente y va hacia al bar, se sirve un poco de licor y lo toma de un solo trago sintiendo el paso del whiskey quemando su garganta. Recuerda las palabras del castaño y estás hacen eco en su cabeza y pecho, provocando que arroje el vaso de cristal contra la puerta.
—¡MALDITA SEA! —Grita frustrada. —¿¡¿Por qué tuviste que entrar en mi vida, Hades Mendoza?!? ¿¡¿Por qué tuve que dejar que te metieras en mi corazón y me hicieras tuya en cuerpo y alma?!? ¿¡¿POR QUÉ TENGO QUE AMARTE?!? —Grita tratando de desahogarse.
Varias horas después...
—Dea aquí estás —Saluda Doruk ilusionado entrando al despacho donde se encuentra la morena leyendo unos documentos tras haberse bebido una botella de whiskey completa aunque no se nota ebria.
—Qué bueno que estás aquí —Se levanta y se acerca a él. Abalanzándose sobre sus labios dejando sorprendido al castaño.
—Por lo que veo, alguien está hambrienta —Bromea separándose un poco.
—Quiero que me cojas —Intenta besarlo, pero este se echa atrás.
—¿Por qué?
—¿Necesitas un motivo para tener sexo conmigo?
—No, pero hace poco fuiste operada...
—Ya estoy recuperada —Intenta besarlo, pero este se vuelve a echar atrás haciendo a la morena bufe por frustración. —¿Qué te pasa? ¿Por qué no puedes besarme?
—No es que no quiera es que... —Se rasca la nuca. —Papá está aquí —Suelta de golpe.
—¿¡¿Qué?!? ¿Dónde?
—En la sala, conversando con tus padres —Al escuchar estas palabras siente como todo se detiene y el mareo que sentía se esfume.
—¿Qué? ¿Por qué está aquí tu padre?
—Pues, le conté sobre tu incidente y quiso venir a verte.
—¡Por Dios, en estas fachas! —Se mira de arriba abajo.
—Tú siempre estás hermosa —Se acerca y le da un sonoro beso en los labios. —Y siempre deseo hacerte el amor, pero quiero que al hacerlo estés pensando en mí y no que lo estés haciendo por el dolor en tu alma —Le dice al oído provocando un escalofrío en la mujer frente a él. —Deseo que al cogerte el disfrutar sea tu único pensamiento y no Hades —Besa su cuello. —Vamos, papá nos espera —La toma de la mano y salen a la sala viendo al Mehmet Aga sentado junto a los padres de la morena.
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Hijos del Engaño.
Novela JuvenilUna promesa, un año, una pareja, UN ENGAÑO. Una traición, una chica herida y sed de venganza. Las cosas más peligrosas y todos lo saben. Las cosas no salieron como lo habían planeado, todo se había salido de control y fuertes lazos se habían destrui...