Pequeños🔪

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—Hijo —La señora Sophie llama su atención mientras se acerca a él y a sus acompañantes. Estos constan en Viviana, Ajax y el señor Ian. —¿Qué ha pasado? ¿Cómo está mi yerna?

—Mamá, por favor —Continúa caminando de un lado a otro como lo ha estado haciendo desde hace dos horas cuando llegaron a emergencias.

—Hermano —Camila, quien venía junto a su madre, marido y padre, se acerca a su hermano mayor.

—No, Camila, no lo hagas —Ordena girándose hacia ella encontrándose con aquellos ojos oscuros de halcón capaces de ver el interior de las personas. —No quieras tomar ventaja de este momento. Son mi esposa y mis hijos quienes están allí adentro, no quiero tener cabeza para nada más que ellos —Se gira y continúa en su tarea atormentándose con el recuerdo de despertar por los gritos de su cuñado.

—¡Hades, Hades! —Escucha la voz de Ajax desde el pasillo, se levanta y se da cuenta de que su esposa no se encuentra a su lado.

—¿Dea, estás en el baño? —Pregunta en una vos adecuadamente alta ya que desde que se enteraron de su embarazo ese ha sido su lugar más visitado.

—¡Hades, Hades! —Los gritos de Ajax no cesan por lo que decide primero ir a ver que necesita su cuñado y luego buscar a su esposa. Sale con cuidado de la habitación para no despertar a su hija encontrándose con la escena más terrorífica y escalofriante de todas. Dea inconsciente en los brazos de su hermano quien solloza desconsoladamente. En ese instante, sus suegros salen de su habitación viendo sorprendidos la escena.

—¿Hijo, que ha pasado? —Pregunta el señor Ian aunque es ignorado.

—Hades —El castaño llama la atención de su cuñado. —Los mellizos...

En menos de diez minutos ya se encontraban en el hospital. Una camilla se acercó a ellos y se llevó a la morena a un quirófano.

El silencio reina la sala de espera mientras los nervios y la incertidumbre escala niveles incontenibles.  De repente, las puertas se abren y Mateo, seguido de la doctora Williams, se acercan a la familia.

—¿Mateo, cómo está Dea? —Viviana es más rápida lanzando la pregunta.

—Dea está bien —Todos los presentes sueltan un suspiro de alivio antes de regresar su atención a los médicos. —Y me alegra informarle que los mellizos también lo están...

—¿Qué? ¿Cómo? —Cuestiona Hades con los ojos brillando por las lágrimas contenidas. Pero, estás son lágrimas de felicidad y alivio, lagrimas que desearía siempre derramar.

—Su esposa presentó lo que conocemos como preeclampsia. Es una complicación del embarazo caracterizada por presión arterial alta y signos de daños en otro sistema de órganos, en el caso de su esposa fue daño en el hígado donde anteriormente había recibido un disparo —Explica la doctora. —Por suerte, actuamos a tiempo y los tres están sanos y salvos aunque, bajo mi jurisdicción, los mellizos deberán quedarse en observación algunos días ya que son bebés de apenas 27 semanas —Informa antes de despedirse y alejarse.

—Dea estará ingresada algunos días ya que tuvimos que realizar una cesárea de emergencia y no quiero inconvenientes.

—¿Cuándo puedo verlo?

—A los mellizos puede verlos ahora mismo si así lo quiere, pero deberá esperar un poco ya que aún están preparando a su esposa.

—Quiero ver a mis hijos.

—Pues, vamos —Lo guía hasta el área de pediatría donde ve a dos hermosos niños en dos incubadoras. Al lado izquierdo se encuentra una hermosa niña de ojos oscuros como los de su padre y cabello tan abundante como el de su madre al igual que su tono de pie. En la incubadora de la derecha se encuentra un precioso niño de ojos grises y chinos como los de su madre, y piel clara como los de su padre.

Hijos del Engaño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora