Capítulo 4.

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Me encontraba arreglando un par de cosas, Bella se había ido esta mañana con Edward, al final Charlie le permitió a Bella ir con él, ya un poco tranquilo con lo que respecta al muchacho, yo por mi parte viajaría a Ruby Beach, los chicos se habían comunicado conmigo, necesitaban mi ayuda y sin dudarlo dije que iría.

Prepare un par de mudas de ropa, dinero, unas navajas en caso de cualquier emergencias, no las necesitaba pero uno nunca sabe y un par de bolsas de sangre de emergencia, tome las llaves de mi moto y el casco. Al salir de la casa me encontré con la mirada interrogativa de Jacob, estaba cruzado de brazos y tenía el ceño ligeramente fruncido.

Le sonreí un poco y me acerque a él.

—Hola Jake —di un pequeño saltito para poder besar su mejilla, cosa que hizo que su ceño fruncido se borrara y que una pequeña sonrisa se instalará en sus labios.

—Hola pequeña —dijo antes de tomarme por la cintura y levantarme para quedar a su altura, enrede mis piernas en su cadera y rodé su cuello con mis brazos, me abrazo contra su cuerpo, entonces beso mis labios, fue un beso casto el cual me dejó con ganas de más, así que sin dudarlo lo volví a besar esta vez profundizando el beso.

Nos separamos con la respiración entrecortada, juntamos nuestras frentes tratando de regular nuestra respiración, cuando ya estaba más calmada abrí mis ojos notando que el aún los tenía cerrados, se veía tan tierno con sus labios rojos y un poco hinchados, entonces abrió sus ojos dejándome ver esas hermosas perlas de color oscuro.

—Ese bolso... ¿A donde vas? —me pregunto una vez calmado.

—Unos amigos me llamaron, necesitan mi ayuda.

Frunció un poco el ceño y sus ojos se oscurecieron un poco, podía ver la preocupación en su rostro.

—¿Hablas de los chicos de Ruby Beach? —me pregunto.

—Esos mismos.

Asentí.

Los chicos de Ruby habían estado teniendo problemas con extrañas desapariciones, además de que a los pocos cuerpos que encontraban parecían haber sido desgarrados desde adentro de una manera muy aterradora, la policía de la zona no había logrado encontrar nada y pues llegó el momento en que tuvieron que intervenir, están siguiendo un rastro pero me pidieron ayuda y no tenía pensado desampáralos.

—No puedo prohibirte ir y por las patrullas tampoco puedo ir contigo, así que solo te voy a pedir que tengas mucho cuidado —suplico —Eres la persona mas fuerte que conozco, pero no me perdonaría si te llega a pasar algo, no solo eres el amor de mi vida, eres mi mejor amiga y no podría soportar perderte.

Lo mire tiernamente, simplemente la diosa Luna me había dado al mejor mate que podría tener.

Bese cortamente sus labios.

—Te prometo que regresare sana y salva, amor —el asintió y nos besamos nuevamente, sabia a despedida, pero estaba segura de que regresaría sana y salva, y sabía que el confiaba plenamente en lo mismo.

Nos separamos y agarrados de las manos nos dirigimos a mi moto, me subí en ella encendiéndola y colocándome mi casco correctamente.

—Te quiero —me dijo, una sonrisa se instalo en mis labios aunque él no la viera.

—Yo te quiero más —le asegure, el sonrió divertido y asintió.

Entonces para no hacer nuestra despedida más larga y dolorosa simplemente arranque siguiendo todo el camino y finalmente saliendo a la carretera, iba lo más rápido que podía en la moto, 80, 90, 100, 120 y subiendo.

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