Capítulo 15.

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Dione.

Charlie se fue segundos después de que colgara la llamada, no sin antes besar nuestras cabezas como despedida, ahora me encontraba junto a Bella preparando el desayuno, con todo lo que había pasado no había comido nada.

Las emociones de Bella me golpeaban muy fuerte, estaba preocupada y no por su seguridad, lo único que le preocupaba era Charlie, en su cabeza se repetían diferentes casos en los que Charlie era atacado y eso la perturba, la miré de reojo antes de acercarme a ella y abrazarme a su costado.

—Charlie está bien, Bels, te aseguro que estará junto a nosotras por muchísimo tiempo — ella me sonrió un poco, de a poco se iba calmando que era lo que quería.

—Si… Es solo que… ¿Y si se hubiera comido a Charlie? — sus ojos se cristalizaron.

—Eso no va a pasar Bels, ni en un millón de años — la tranquilice — Por cierto, notaste que tus palabras podrían malinterpretarse ¿No?

Eso último hizo que riera breve mente y fue suficiente para mí, Bella era fuerte para ser solo una humana, sin duda sería una inmortal increíble.

Cuando ya estaba listo el desayuno, Bella se sirvió mientras yo le servía a Jacob, lo conocía tan bien que sabía que tendría hambre. Justo en eso escuché los toques en la puerta.

—¡Entra, Jake! —grito Bella desde la mesa.

Estaba tan concentrada sirviendo el desayuno, que se me había olvidado que Jacob solía moverse con el sigilo de un fantasma y a pesar de mi súper oído y la habilidad de sentir cada vez que se acercaba a mi, me llevé un buen susto cuando de pronto oí su voz detrás de mi y sus brazos me abrazaron por la espalda.

—¿Es necesario que dejen la puerta abierta de ese modo? Lo siento ¿Te asuste?

—Tu que crees — dije sarcástica, soltó una risita mientras que apoyaba su cabeza sobre la mía.

—Yo estoy muy bien, gracias por preguntar, Jake — dijo Bella sarcástica — Y con respecto a tu primera pregunta, no nos preocupa la gente a la que puede detener una puerta cerrada.

—Se pusieron de acuerdo con el sarcasmo ¿O qué? — pregunto burlón, se separo de mí después de dejar un suave beso en mi nuca y se acercó a saludar a Bella —Apúntate una —asintió, a lo último que dijo Bella.

—¿Es que te resulta imposible ponerte ropa, Jacob? —inquirió burlona Bella, una vez más Jacob llevaba el pecho desnudo y no vestía más que unos viejos vaqueros cortados.

Se pasó la mano por el pelo mojado, que le caía sobre los ojos.

—Es más sencillo —le explicó.

—¿Qué es más sencillo?

Sonrió con condescendencia.

—Ya es bastante molesto acarrear unos pantalones cortos a todas partes, no digamos entonces toda la ropa. ¿Qué te parece que si soy, una muía de carga?

Frunció el ceño.

—¿De qué estás hablando, Jacob?

Sonreí divertida e intervine.

—Su ropa no aparece y desaparece por arte de magia cuando se transforma, cuando vuelve a su forma humana siempre está desnudo, así que se le hace más fácil quitarse los shorts y llevarlos.

Bella sonrió pícara.

—¿Y tú cómo sabes eso?

—Mis padres me lo contaron, esa es otro diferencia de sus lobos y yo, a mi no se me daña la ropa.

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