Capítulo 5.

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Dione.

Al entrar estaba todo completamente oscuro, pero gracias a nuestros poderes sobrenaturales eso no nos afectaba en nada, podíamos ver todo normal, caminamos durante lo que me parecieron horas antes de llegar al lago subterráneo del que nos habló Aleja, rápidamente nos escondimos al escuchar voces. A casi 200 metros de nosotros había un pequeño grupo de personas, una brujas y dos lobos, supuse que uno de ellos era el alfa de la manada y lo comprobé cuando uno de ellos mando al otro a inspeccionar el por que no había noticias de los demás

—¿Podrías hacer lo de hace un rato? —me pregunto Miles en señas.

Negué.

—Solo puedo hacerlo una vez cada cierto tiempo —dije de la misma manera.

—Son tres, al igual que nosotros, podremos con esto —señaló Aleja, ambos asentimos.

Sin dudarlo salimos de nuestro escondite y fuimos contra ellos, sin un plan ni nada, normalmente los planes fallaban, lo sabia por experiencia propia, lo mejor era improvisar en el momento.

Yo fui contra el alfa, salte sobre el apenas dándole tiempo a transformarse, por lo que no me esperaba salir disparada por un extraño campo protector que lo rodeaba, me sonrió burlón antes de transformarse y para mi sorpresa era casi tan alto como yo.

Le gruñí y volví a saltar sobre él, el cual no se esperaba que esta vez el campo de protección no pudiera contenerme, mi idea era simplemente romperle el cuello, era la manera más rápida de acabar con él, pero parecía bien entrenado ya que pudo darme pelea, me lanzó un zarpazo el cual me hirió en las costillas, estaba sorprendida, mi pelaje era lo suficiente fuerte, casi impenetrable, debía acabar con esto rápido o podría matarme, en un descuido de él, al voltear a ver a la bruja embestí contra el haciendo que chocará contra una de las paredes de la cueva, se tambaleó un poco pero logró levantarse, no le di tiempo a recuperarse cuando arremetí contra el mordiendo fuertemente su cuello, hasta que no lo escuche traquear no lo solté.

Me aleje dejando caer su cuerpo inerte al suelo, su sangre se escurría de mi boca, volví a mi forma humana notando el dolor en mis costillas, al girarme solo quedaban los dos cuerpos de aquellos pertenecientes a aquella manada del demonio, Miles y Aleja lucían igual de agotados que yo, podía ver algunas heridas en sus cuerpos, me sentía muy cansada así que como pude abrí un portal y volvimos a la casa.

Los tres nos dejamos caer cansados al suelo.

—Eso fue... de locos —murmuró Aleja. 

—Quisiera poder dormir en estos momentos —murmuro Miles.

—En realidad con mi ayuda o la de Luna podrías, pero solo durante muy poco tiempo —murmure, lo escuché quejarse.

—¿Y solo hasta ahora me lo dices mujer? —se quejo, Aleja y yo comenzamos a reírnos un poco de el.

—¿¡QUÉ DEMONIOS LES PASÓ!? —escuchamos el grito de Luna.

—Pueden creer eso, si hubiéramos muerto ellos no se hubieran dado cuenta —murmuró Miles.

—Casi perdieron a sus parejas, entiéndelos —murmuró Aleja.

—Que va... El amor es un asco —murmuró.

—Cuando encuentres a tu pareja no dirás lo mismo —dije como quien no quiere la cosa, rápidamente me miró con los ojos entrecerrados.

—Tu sabes algo —aseguró, sonreí divertida y negué.

Con ayuda de Luna y de Diego el cual bajo por agua llegamos a nuestras habitaciones, no había notado que ya era de día hasta que vi por el ventanal de mi habitación, después de ducharme, vestirme y curar un poco mi herida, la cual se veía horrible pero no podía curarla con magia, era hecha por un alfa así que sanara como una herida normal o eso esperaba, me tire en la cama, enseguida caí dormida.

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