Capítulo 29.

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Dione.

—¿… Y saben que dijo el imbécil?.

—¿Qué dijo? —pregunto Edward totalmente absorto en lo que decía.

—Dijo y recito; No creí que llegaría tan lejos

Ya era de día y junto a Edward nos encontrábamos fuera de la carpa, sentados sobre unas piedras y con Seth trasformado frente a nosotros.

“Nooo, que idiota.”

—Realmente dijo algo tan… —comenzó Edward con el ceño fruncido —Estúpido.

—¡Si! Mi amiga lo mando a la mierda.

“Menos mal lo hizo.”

—Tu amiga hizo lo correcto, ninguna mujer merece algo así —dijo Edward aún con el ceño fruncido.

“El karma le llegará en cualquier momento.”

Ambos asentimos de acuerdo.

—¡Exacto! —exclamó Edward sonriendo —Tu lo dijiste, pero yo lo pensé, hermano.

“por supuesto, hermano.”

Sonreí divertida, se nota que fue una larga noche.

“Aun no puedo creer que existan hombres así.”

—Estoy de acuerdo —asintió Edward —La verdad es que aún estoy sorprendido por todo lo que le paso a tu amiga.

—A que no lo esperaban.

—Para nada —dijo Edward.

“Espero que el Karma haga lo suyo pronto.”

Murmuró Seth.

Sonreí.

—¿Quién dijo que no podíamos ayudar al karma a hacer lo suyo?

Edward sonrió.

—Cuando tienes razón…

“Tienes razón…”

—Claro, siempre tengo la razón —Mire a Edward burlona —Por algo ambos me debe dinero.

Ambos bufaron.

Y si.

En la madrugada estuvimos haciendo apuestas.

Gane yo.

Obviamente.

Y está vez no hice trampas.

Me estaba burlando de la desgracia de ambos al perder dinero contra mi, cuando Bella y Jacob salieron de la carpa.

—Buenos días, bellos durmientes —dije divertida.

Ambos me sonrieron, Jacob rápidamente se dirigió a mí y beso mi frente mientras me rodeaba con sus brazos y colocaba sus palmas en mi vientre.

—¿Cuánto nos queda? —pregunto Bella, acariciando la cabeza de Seth.

—Alice le ha dicho a Sam que tardarían alrededor de una hora —repuso Edward.

—Quiero que estemos juntos. Pase lo que pase —le dijo Bella.

—Pase lo que pase —asintió él, con los ojos fuertemente cerrados.

—Lo sé —comento —A mí también me aterroriza.

—Sabremos apañárnosla  —les asegure.

Edward sonrió un poco.

—Me fastidia perderme la diversión, eso es todo.

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