-CAPITULO 1~

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"Si amas,
no traiciones;
Si no sientes nada,
no ilusiones".

MAIA.

Toda mi vida viviendo en Cancún y hasta hace unos meses es que estoy disfrutando de sus playas.

Hay bastantes razones por las cuales debería estar feliz.

Mi matrimonio, mi hermana fue nominada a los World Press Photo, los Ortega me han tratado como a una hija, en especial Ernesto, el papá de Emiliano. Estoy a nada de graduarme en mi especialidad de Derecho Familiar.

En fin, varias circunstancias que me tienen feliz.

Hablando de mi matrimonio, es este fin de semana y estoy bastante ilusionada, mi relación con Derek Villanueva cumple 3 años y hace dos meses creímos que era prudente casarnos.

Lo quiero mucho, fue un gran apoyo en medio de la tormenta que vivía en la casa de los Montero. Ernesto Ortega y Lucia Vázquez, los padres de Emiliano no están del todo felices con la idea de que me case con Derek a diferencia de los Montero que estaban completamente de acuerdo con mi relación y por consiguiente con mi matrimonio.

Hay algo que no estoy haciendo bien y es ocultarle a Derek que sigo bailando Pole Dance, pero me fascina. Cuando bailo me siento libre, me siento sexy y hermosa. Por años he estado practicando esta disciplina y pues, aunque no le guste sinceramente no soy de depender de que les gusta o no a las personas que me rodean.

Ernesto y Lucia ya lo saben, es más, fueron a verme en la competencia hace unos días y quedaron tremendamente fascinados. Lucia y Margarita Arguelles, una mujer bastante agradable y de temple admirable hicieron fuertes donaciones para las escuelas de Pole Dance.

La familia Narváez es bastante interesante, Mathew y Margarita son personas bastante centradas y algo que puedo destacarles es que primero van sus hijos y luego los negocios. Las gemelas, Monserrat y Mackenzie Narváez Arguelles son muy distintas. Monserrat es más reservada, tímida e intelectual y Mackenzie es más inquieta e inexpresiva en el sentido de desconfiada y muy poco sentimental. Sé que tienen dos hijos más per ahora se encuentran en New York.

—Maia, llegó tú vestido —. me levanté y me adentré en compañía de Lucia a la casa, que por cierto es una casa bastante amplia y bonita.

Cuando entramos, en efecto todos los vestidos estaban en sus respectivos empaques. He de admitir que el mío esta bonito, pero no es el que yo me pondría. La madre de Derek fue quien lo eligió, yo hubiese preferido uno más sencillo, sin tanto detalle extravagante.

Pero está bien, solo será por unas horas.

—Mis mellizos vendrán para tu boda Maia —. Mencionó con un timbre de emoción Mathew.

—Me alegro, aunque a Nadia ya la conozco —. Respondí y sonrió.

—A Aidan también lo conoces, solo que ha cambiado bastante desde que se fue para New York.

El resto de tarde nos la pasamos en la sala hablando de mi matrimonio, en sí de los preparativos.

Cuando estaba por irme a dormir mi celular sonó y contesté.

—Derek, son las once. ¿Estás bien?

Sí, bueno tal vez un poco borracho. —respondió y se escuchaba bastante ruido de fondo.

—Derek, vete a casa.

Me tardo un poco más, solo llamaba a decirte que no podemos vernos mañana porque tengo despedida de soltero todo el día. —arrastraba las palabras.

—Pero...

Nada, hablamos mañana. —colgó sin darme oportunidad de refutar.

Tenía planes para nosotros mañana y, es por esto que, en ocasiones siento que no es buena idea casarme.

DEJAME DERRETIRTE +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora