"Estas ahí, entre las ganas de arriesgarme y el miedo a salir mal".
MAIA.
Todo está listo.
Mi apartamento en Cancún está casi listo, mis maletas están hechas. Pau ya viajo hace unos días en compañía de su novio al igual que Nadia y Flavio. Mis compromisos aquí en New York están finalizados y los de Cancún me esperan.
Entré a la ducha y me di un baño, al salir me cambié por algo cómodo, la fiesta es a dos horas después de que yo aterricé, contando con que no se presente ningún problema.
Dejé las llaves en el recibidor y tomé el taxi que me llevó al aeropuerto. Tomaré un vuelo normal, pero reserve tres asientos a mi alrededor, no quiero que nadie sepa que estoy regresando.
Aidan no confirmó su asistencia y su amigo mencionó que lo más probable es que no estuviese presente. Me indispuso su gesto, pero entendí que no porque yo esté lista, él también lo esté. Cuando bajé las escaleras del avión, la camioneta de Venus entró a la pista, me subí sin darle tregua a nadie de verme.
— ¡BRUJA! —me abrazó fuerte, tanto que hasta sentí mis costillas romperse.
—Venus, no respiro. —susurré y me soltó, tiene lágrimas en sus ojos.
—No puedo creer que estés acá. —me abrazó nuevamente. —Pero vale, hay media hora de retraso. Sostente. —demandó acelerando a fondo.
Mejor sigo su consejo y me sostengo.
AIDAN.
Dicen que la lengua castiga.
Juré jamás volver a Cancún y heme aquí, conduciendo por la misma carretera que aquella noche nos llevó al aeropuerto.
La fiesta es unas horas y no le avise a nadie que regresaba, solo esperó que la sorpresa no sea tanta. Mamá no puede alterarse.
Cuando llegué al conjunto residencial, el vigilante me abrió al reconocerme y me dejó pasar. Cuando estuve a unos pasos de la casa de mis padres estacioné y comencé a caminar hacia la casa, cuando estoy por llegar visualicé los carros de los Ortega, por lo que deduje que Lucia, la amiga de mi madre está adentro.
Caminé hasta adentrarme por el patio trasero, cuando entré a la cocina las señoras del servicio sonrieron y al verme me saludaron, les pedí que hicieran silencio y asintieron. Tomé el pasillo que me llevó a la sala.
—...rumorean que es un hombre bastante poderoso. —mencionó Emiliano atragantado de comida.
—Si, al parecer será un bufete de abogados. —comentó Leonardo.
—Abogados. Mi Maia podría trabajar ahí, pero eso sería pedir un milagro. —musitó Ernesto en el sofá sentado con mi padre quien asintió.
—Para que tu hija y mi hijo regresen a Cancún tendremos que irnos de rodillas hasta la basílica de la virgen de Guadalupe. —bromee mi padre y el resto rieron.
—No creo valer tanto sacrificio. —hablé y todos se giraron a verme como si película del exorcista se tratase.
—Hijo de puta. —susurró Monserrat, mi hermana menor.
—Oye, yo soy su madre. —se indignó mi madre.
Reímos y entre risas y abrazos me dieron la bienvenida.
—Ya sabía yo que tarde o temprano regresarías a jodernos. —comentó mi hermana Nadia divertida.
—No regrese para quedarme, vengo por una semana. —aclaré.
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DEJAME DERRETIRTE +18
RandomNo se puede amar de la noche a la mañana y no se puede odiar de la mañana a la noche. Amar y odiar. Dos palabras que están en lados opuestos cuando de sentimientos se habla, dos palabras que de acuerdo a nuestro estado de ánimo, situación o momento...