Muchas veces ser valiente lastima,
Y muchas otras ser cobarde salva.
Zuly Villate.
AIDAN.
Los gritos seguían escuchándose, Liam se aferraba a mi camisa con fuerza y Lucia era sujetada por Emiliano quien estaba igual de aterrado.
Ernesto gritaba pues le habían herido en la pierna.
— ¡Ernesto! —la voz de Lucia se desgarraba.
—Gab, ten a Liam. —le pedí y negó.
—Aidan, te van a matar. —aseguro recibiéndolo.
—No la puedo dejar ahí. —señale y cuando intente salir Flavio me sujeto impidiéndome ir con ella.
—No puedes. —aseguró disparando también.
—No la puedo dejar, eso es lo que no puedo hacer. Suéltame Flavio. —me zafe de su agarre y volvió a sujetarme de la solapa de la camisa.
—Entiende maldita sea, ¡razona, estamos en medio de un fuego cruzado, quédate quieto! —espeto. —Ya la van a ayudar, quédate quieto.
Al asomarme un helicóptero comenzó a disparar desde nuestro frente, es decir, desde la casa al yate. Unas cuerdas se extendieron y se deslizaron cuatro personas al suelo. Al lado de Maia, una de las personas tomo una bazuca preparándola desde el suelo mientras era escoltada por tres.
— ¡Naia, se está desangrando! —grito Ernesto y entonces la mujer se levantó con bazuca en brazo.
Empujando a Flavio me encamine con Maia y Ernesto quien trataba de controlar la sangre haciendo presión con su mano. Todo paso en cuestión de segundos, ya que una granada hizo polvo al yate.
— ¡Aidan!—el grito de mi madre me ensordeció, pero me recupere pronto tomando a Maia en brazos.
La mujer de la bazuca me escolto mientras disparaba a quienes estaban en tierra, era un ataque masivo y estoy seguro de que planeaban acabar hasta con el nido de la perra.
— ¡Jaz, el auto...YA! —grito disparándole a tres sujetos. — ¡Lucas, con Ernesto! —le grito y un sujeto moreno tomo a Ernesto en su espalda y comenzó la retirada de todos.
Otro sujeto llego con una furgoneta desde la playa ubicándose frente al muro en el que todos estaban ocultos.
— ¡Todos a la furgoneta! —les grito y esa vez comprobé que era la misma voz de Maia. Haciendo caso a lo que dirigía todos se encaminaron a la furgoneta en tanto a mis espaldas llegaron dos camionetas, el fuego continuaba y uno de ellos me empujo a la camioneta.
La mujer entro detrás de mí.
— ¡Dale, Dale! —apresuro la mujer de la que no conozco rostros, pero su voz era idéntica a la de Maia y sin hacer mucho esfuerzo, concluí en que se trataba de su gemela. —Signos. —pidió preparando el arma.
—Débiles, pero tiene. —respondí.
—Julián esta camino al hospital de Lucia. —aviso la morena que manejaba. —Anto y Abel van en la furgoneta, los llevaran a Relámpago, Luca sigue en el fuego junto a Flavio y 10 más. —añadió y la mujer asintió.
—Puedes quitarte la capucha, sé que eres la gemela de Maia. —señale manteniendo la presión en la herida de Maia.
—Y yo sé que te cogiste a Agatha y no te lo ando mencionando. —espeto y Ernesto me miro.
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DEJAME DERRETIRTE +18
CasualeNo se puede amar de la noche a la mañana y no se puede odiar de la mañana a la noche. Amar y odiar. Dos palabras que están en lados opuestos cuando de sentimientos se habla, dos palabras que de acuerdo a nuestro estado de ánimo, situación o momento...