~CAPITULO 38~

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Asumí, no pregunte y tú no me buscaste. Los dos llenos de intrigas y con la respuesta, en una palabra.

Zuly Villate.

AIDAN.

Entre a la oficina después de la junta directiva, recibí información preliminar que me indico el estado de los proyectos y las propuestas a 3 nuevos proyectos en los que nuestras propuestas fueron las elegidas.

Ha sido un día pesado y sospechaba que estaba lejos de terminar cuando reconocí una silueta familiar en la oficina.

— ¿Qué haces acá? —pregunte.

— ¿Esa es tu bienvenida? —pregunto caminando hacia mí.

— ¿Qué quieres? —cuestione.

—Recordar viejos tiempos, los rumores dicen que estas viudo. —Murmuro y encarne una de mis cejas. —Podríamos...

—Gracias, pero no, ya tuve muchos problemas por ti. —masculle tomándole los brazos cuando intento abrazarme.

— ¿Me estas rechazando? —interrogó indignada.

—Si. —respondí caminando a mi escritorio.

—Aidan tú y yo dejamos algo pendiente en New York. —reprocho tomándome por los hombros.

—No quedo nada, te lleve a mi apartamento porque estabas borracha y no soy tan cabron para dejar a una mujer sola. —masculle tomándole los brazos intentando alejarla de mí.

—Eso si no mi amor, no eres un cabron...eres un caballero, mi caballero. —aseguró intentando tocar mi cabello.

—Quiérete un poco, te ves ridícula mendigando atención, no te quiero no te quise y no te querré...solo vete, ¿quieres? — sugerí apartándole de mi camino.

—Pero si la zorra de tu mujer ya no está. —Chillo impaciente y al no obtener respuesta de mi parte volvió a hablar. — ¿Hay otra?—interrogo molesta.

—Ya vete. —masculle.

—Los rumores son ciertos, te fijaste en la zorra de Ortega. —vocifero y la sujete de los brazos.

—Maia no es ninguna zorra. —brame sintiendo la rabia inundarme.

—Eres un imbécil, ella jamás será capaz de quererte, por algo dirán que siente más un sociópata. —Aseguro y la tome del brazo jalándola a la salida. —Me estas lastimando, oye Aidan me estas...

—Lávate la boca para hablar de ella. —masculle cerrando la puerta de la oficina dejándole con la palabra en la boca.

Cometí un serio error al involucrarme con cuanta mujer tenía mínimo parecido con ella.

NAIA.

— ¿Tu estas segura? —pregunto Anto estacionando.

No y posiblemente Maia me quiera matar por entrometerme, pero francamente prefiero que mi hermana me tilde de metiche a verla sumida en la intriga o asumiendo cosas que ni siquiera ha preguntado.

En el vuelo de regreso a Cancún le note inquieta, tras dejarle en los juzgados salimos con las chicas un momento al centro comercial, tiempo suficiente para decidir que, si mi hermana no le iba a preguntar a Narváez, yo sí.

—Sí, espérame, no tardo. —mentí bajando e ingresando al edificio donde están las oficinas de la constructora de Narváez.

Maia podrá deducir y asumir muchas cosas, pero yo prefiero mil veces que me digan las cosas cara a cara.

DEJAME DERRETIRTE +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora