~CAPITULO 27~

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Si me hablas de amor, lo entenderé. Si me lo demuestras, te amaré.

Zuly Villate.

AIDAN.

Cuando amaneció Maia estaba encima de mí, su cabello se esparcía por toda la almohada y su cara estaba en mi pecho. Las cosas hace unas horas se salieron de control, cuando terminamos de desear el feliz año a nuestros familiares y creí que íbamos a descansar, pero el deseo y la pasión se adueñaron de todo, mandando por el carajo el descanso.

Podría asegurar que la cocina fue uno de los pocos lugares en los que no nos entregamos el uno al otro, si hay algo que recuerdo perfectamente es que la pared y el pasillo que conducen a la sala fueron espacios que muy gustosamente nos sirvieron como soporte para darle rienda suelta a la pasión y deseo contenidos en Maia y en mí.

En el despertador aprecio que son las 11 de la mañana por lo que antes de despertar a Maia me tomo el tiempo de apreciarla y detallar una vez cuan hermosa es.

Sus pestañas son largas y oscuras, su nariz es refinada y podría decir que perfilada...unas pequeñas pecas se aprecian en sus mejillas, sus labios están hinchados y un poco deshidratados, pero mantienen ese leve color carmesí sensual.

Al parecer percibe mi mirada porque abrió sus ojos permitiéndome apreciar por contados segundos el hipnotizante verde de sus ojos. Tras mirarme unos segundos suspiro y se estiro para dejar un sonoro beso en mis labios mientras yo acomodaba unos mechones de su cabello tras su oreja.

—Buenos días, hermosa. — salude.

—Buenos días, hermoso. — respondió y le hice cosquillas provocando su risa.

—Eso, sigue riéndote. —propuse mientras seguía haciéndole cosquillas.

—Detente, te lo suplico. — pidió entre risas.

—Como quieras, ¿qué tal dormiste? — pregunte poniéndola abajo de mí.

—Pues...—siseo sonriendo y deje castos besos desde su pecho hasta su boca.

— ¿Anoche te...? —preguntaba y negó.

—Por Agatha. — aclaro. —Sospecho que cuando Roció y Daniel noten lo golpeada que deje a Agatha no se quedaran de brazos cruzados. —añadió.

—Por el propio bien de ellos espero no te hagan nada.

— Hablas como si...

— Dejémoslo ahí, ¿desayunamos? — pregunte interrumpiéndola y asintió levantándose semidesnuda, pues solo vestía las bragas. Tomo mi camisa y tras dejar un beso en mis labios salió de la habitación.

Tras hacer un par de llamadas me encaminé tras ella, al llegar a la isla de la cocina pude apreciar como a medida que cocinaba, miraba con detenimiento una serie en su celular y entonces sonreí cuando lo que tenía en el sartén empezó a oler a quemado.

—Seguramente la serie cocinara por ti. —acuse en su oreja captando de regreso su atención logrando que ella percibiese que el huevo en la paila ya estaba quemado.

— Mierda. — mascullo y torpemente metió la paila en el lavaplatos.

— Déjalo, desayunemos afuera. — sugerí abrazándola desde la cintura.

— Pero, yo invito. — determino y sonreí.

— Creo que es lo justo.

Al terminar de arreglarme baje y toque a su apartamento, cuando salió nos encaminamos al parking donde abordamos mi automóvil. En el camino mientras ella respondía mensajes en su teléfono, apreciándola intente encontrar la manera para voltear el juego de Daniel y Roció e impedir que sigan amenazando con acabar con Maia.

DEJAME DERRETIRTE +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora