~CAPITULO 36~

94 8 25
                                    

Te aseguro que la mejor arma siempre serán sus debilidades.

Zuly Villate.

AIDAN.

—Ya despiértate. —ordeno uno de los hombres de Daniel dejando la charola en el suelo con jugo de naranja y un pedazo de pan.

Cuando salió tome el jugo y el pan y lo comí despacio, es lo único que me dan en todo el día aparte de whisky.

Tengo noción de que llevo casi dos semanas con los Murat, nos hemos estado moviendo a lo largo de México, pero cada día las fuerzas se me agotan al igual que la esperanza de poder volver a ver a Maia.

Duermo mucho, pero descanso poco. Aunque mi mente se duerme le instinto de supervivencia y alerta no, este se mantiene despierto e intacto las 24 horas del día. Las repudiables condiciones en las que estoy me han llevado a sentir dolor en cada parte de mi cuerpo, las continuas golpizas de Daniel me reiteran cada dolor que creo que va a pasar.

—Aidan. —saludo Agatha entrando, por el tono de su voz noto que esta ebria.

—Lárgate. —masculle.

—Tu nunca vas a amarme, ¿verdad? —pregunto y no respondí, ya ella lo debe tener claro. — ¿Sabes? Cuando me besaste aquella noche en el estacionamiento creí genuinamente que por fin alguien me había elegido en lugar de Maia, pero no, solo me usaste.

—Es lo que te he dicho.

—Mamá está mal, yo no sabía todo lo que habían hecho para ser quienes son ahora, yo...yo no sabía que habían matado a los papás de Maia, te juro que siempre creí que era la hija favorita, jamás imaginé que Maia, Paulina y Cristina no eran mis hermanas.

—Ya que más da Agatha.

—Mucho, porque yo tenía una vida antes de todo esto, antes de seguirle el juego a mamá y empeñarme en destruir a Maia cuando verdaderamente quien tiene razones de sobra para querer matarme es ella. —aseguro y le mire perplejo.

—Tus arrepentimientos no van a cambiar nada de lo que le hiciste.

—Lo se y no pienso disculparme, muchas de las cosas que le hice a Maia las hice consciente y aunque en su momento no me pesaron, estas semanas huyendo y escondiéndome me han hecho pensar, valorar la vida que yo tenía o que hubiese podido tener si no me hubiese aferrado a vivir en la sombra de Maia.

—Nada de lo que hagas o digas va a ser que Maia olvide lo que le hiciste, si estás buscando un hombro en el que llorar no cuentes con el mío.

—Solo quería que supieses que ya entendí que nunca vas a amarme. —aclaro con la voz entre cortada.

—Bien por ti.

—Aunque tú no me amas, yo sí. —susurro.

—Eso no es amor Agatha. —murmure fastidiado.

—Para ti tal vez no, pero quiero sentirme menos culpable, aunque eso no arregle nada. —susurro y me encogí de hombros.

—Vete Agatha.

—Aidan lo siento...

— ¿Qué sientes? Tú y tus padres me quitaron todo, libertad, amor, familia; me condenaron a vivir bajo sus decisiones y condiciones y aunque no me arrepiento porque eso le dio vida, libertad y verdad a Maia me pesa no haberla podido acompañar en todo lo que tenía que descubrir de su vida, de su pasado...pero ya ni caso tiene hablar. —escupí cargado de rabia.

—Tienes razón. —murmuro. —Por eso a esta hora Maia sabe en donde estamos, no puedo seguir quitándole lo único bueno y verdadero que ha tenido Maia. —musito mirándome.

DEJAME DERRETIRTE +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora