Decir amar es fácil hasta que te enfrentas a una situación en la que la mente ataca lo que el corazón cree sentir.
Zuly Villate.
MAIA.
Estoy muriéndome.
—Naia, ¿estas segura que es buena idea contárselo con bomba y platillo? ¿Qué tal que él no quiera...? —pregunte poniéndome los tacones.
—Que si mujer, te ama tanto que hay que hacer de ese momento algo inolvidable. —respondió poniéndose sus joyas.
—Pero y si...
—Lista, vámonos. —indico Pau entrando, lucia hermosa...y otra pregunta me llego a la mente... ¿podría hacerme responsable de un bebe?
—Maia tranquila, solo respira. —indico Naia abrazándome.
—Solo espero que tome la noticia de la mejor manera. —murmure.
Al llegar a la playa note a todos muy extraños, cuando Liam me vio corrió, pero cuando me incline para alzarle en brazos negó abrazándome desde la cintura y lo vi mirar hacia los lados para depositar un beso en mi abdomen.
—Liam. —susurre y sonrió mirándome.
—Las escuche ayer. —Respondió también susurrando. —Te juro que voy cuidarlo como a mi primito Paulo y a mi hermanita. —aseguró y me puse a su altura y lo abracé sintiendo como la calma me inundaba.
—Te amo tanto Liam. —murmure.
—Yo también tía. —respondió y sonreí mirando a mi papá quien asintió con una sonrisa despampanante en sus labios.
También lo sabe.
—Llego Aidan. —indico Naia.
—Gracias por organizar todo esto. —señale y asintió.
—Maia si te ama tanto como creo que lo hace, va a amarlo más que a él mismo. —aseguró Naia y asentí. —Y si no es así y me equivoco que no lo creo posible, no estás sola, nunca más vas a estar sola.
Cuando ella se retiró con los demás tras los telones que rodeaban la playa, la caja en mis manos se movía teniendo en cuenta que mis manos temblaban.
Mire mis pies y la caída del vestido rojo me hizo sonreír, no entendí porque la insistencia de mis hermanas porque me pusiese un vestido rojo.
Cuando la melodía de la canción se escuchó comencé a caminar, pero no esperaba en encontrarme con tantos velos, se extendían desde una considerable altura, pero a medida que avanzaba les movía sutilmente con las manos abriéndome paso entre ellos, esto no fue lo que las chicas me dijeron que habían hecho.
Seguí caminando entre ellos hasta que llegue al mirador de la propiedad de Aidan, ni siquiera note que estábamos en ella hasta que llegué acá.
Aidan llego desde el otro camino, lucía un traje negro que lo hacía ver jodidamente sexy.
Maia concéntrate.
—Hola. —susurre sintiendo mis piernas debilitarse.
—Quien dijo que la debilidad del ser humano era el amor, se le olvido pensar en las mujeres. —menciono y sonreí. —Podre arrepentirme de muchas cosas en esta vida, pero no de haber bailado contigo en tu despedida y aunque suene cruel, me alegra haber impedido que te casaras.
—Aidan....—intente detenerle.
—Sin querer extenderme mucho porque todo se encamina a mi deseo por querer protegerte, cuidarte y amarte hasta que tu así me lo permitas, no te prometo el cielo, el mundo o las estrellas porque sé que eso tú lo puedes alcanzar por tus propios méritos pero lo que sí puedo prometerte es que jamás pienso detenerte en todo lo que te propongas, sé la mujer que eres y de lo que eres capaz de lograr, también tengo claro que no necesitas de un hombre que te apoye y te facilite las cosas, pero aun así quiero pedirte que me permitas acompañarte y ser aquel que no te juzgue y que siempre apoye todas y cada una de las locuras que quieras hacer.—señalo y sonreí nostálgica y con lágrimas en los ojos.
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DEJAME DERRETIRTE +18
RandomNo se puede amar de la noche a la mañana y no se puede odiar de la mañana a la noche. Amar y odiar. Dos palabras que están en lados opuestos cuando de sentimientos se habla, dos palabras que de acuerdo a nuestro estado de ánimo, situación o momento...