"Ten en cuenta que el gran amor y los grandes logros, requieren grandes riesgos".
Dalai Lama.
MAIA.
Desperté con el cuerpo adolorido, pero no es tan insoportable como para no poder sentarme.
Reconozco que estoy en mi habitación y lo primero que hago es tomar el móvil, está en la mesa de noche al lado de mi cama.
Son las 11 de la mañana, es domingo.
¡Dormí casi un día!
Me levante y al verme en el espejo opte por darme un baño, doy pena. Cuando el agua cayó en mi espalda me estremecí, pero hace que me sienta tranquila de estar en mi casa.
Cuando salí opte por ponerme una camisa de satín acomodada dentro del jean oscuro de tiro alto, me pongo unos zapatos cómodos al color de la camisa que es un color rosa claro, desenredo mi cabello y cuando salí, me encontré a Narváez.
— ¿Qué haces acá? —cuestioné dejando la ropa sucia en la cesta.
—Venía a verificar si seguías dormida. —contestó.
—Por cierto, gracias por estar al pendiente estos días. —asintió. — ¿Necesitas algo más? Voy a salir y....—negó levantándose.
Tomé mi móvil y cuando me giré para salir Narváez me está mirando.
— ¿Es verdad que Serrano abuso de ti? —preguntó y la tensión en sus músculos es más que evidente.
—No. —respondí y su cuerpo se relajó. —Me golpeo, pero no abusó sexualmente de mí. —aclaré y caminó en zancadas hacia mí, me jaló de la muñeca estrechándome contra su pecho.
—Me alegra verte bien Maia. —susurró y sus palabras produjeron cierto huracán en mi estómago.
Lo separé de golpe.
Esas sensaciones me las prohibí hace mucho.
— ¿Puedes salir? —pregunté y asintió, antes de desaparecer por la puerta me dedicó una mirada que se me hizo imposible descifrar.
Me niego a sentir lo que Narváez provoca en mí.
No puedo permitir que otro hombre me lastime, no más.
Abaniqué mi cara antes de salir, cuando baje las escaleras me tome el tiempo antes de entrar al jardín.
— ¡Tía! —Liam es quien estaba impaciente mirando a la entrada y quien gritó bajándose del regazo de Lucia y corrió con sus brazos abiertos. Cuando llegó a mí me incline y lo alce en brazos, pasó su bracitos por mi cuello.
—Ironman, ¿Cómo estás? —pregunté y sonrío mirándome.
—Dormí contigo, pero me desperté antes que tú y mamá me dio un baño en el baño de papá. —me contó y le di un beso en la mejilla.
—Que bien Ironman.
— ¿Puedo dormir contigo en la noche? —preguntó entusiasmado.
—Hablaremos con tu mamá. —asintió.
Camino con él hacia los demás quienes me saludaron y me abrazaron en medio de saludos y agradecimientos. Gabi me recibe a Liam en tanto termine de saludar.
Cuando llegué a Ernesto me miró fijamente, por un momento pensé que me va a regañar, pero cuando abrió sus brazos me lancé enrollando mis piernas en su cadera, estilo koala.
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DEJAME DERRETIRTE +18
RandomNo se puede amar de la noche a la mañana y no se puede odiar de la mañana a la noche. Amar y odiar. Dos palabras que están en lados opuestos cuando de sentimientos se habla, dos palabras que de acuerdo a nuestro estado de ánimo, situación o momento...