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» Amargura «

Durante los últimos cinco días, mi madre no paraba de preguntar del porqué golpee a Luz Noceda

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Durante los últimos cinco días, mi madre no paraba de preguntar del porqué golpee a Luz Noceda. Insistía mucho, no entendía como es que le importaba tanto aquella alfa que entró a Hexide con mentiras, tampoco podía decirle a madre, que me sacó de quicio que ella fuera la responsable de capturar a mi amiga y segunda mentora, Eda era más divertida que la señorita Lilith, más confiable también.

—Si no quieres decirme el motivo de aquella actitud, entonces te disculparás de verdad con ella, la Invité a una cena esta noche y quisiera que te lleves bien con Luz - su voz era suave y parecía casi suplicarme que tuviera un buen comportamiento-

En verdad la desconozco, no es que extrañe recibir su maltrato, su mirada autoritaria y fría, ni mucho menos su poco cariño hacia mí persona, solo me molesta el hecho...de que muestra más interés en esa alfa que a sus propios hijos.

-suspiro.— Está bien

Escucho sus pasos acercándose, no se que hará, tal vez solo haga lo que siempre sabe hacer, tomar de mi mentón solo para que la vea a sus ojos e irse como si ya se hubiera asegurado de que hablo en serio. Pero no, ella solo acaricia mi mejilla derecha y me da un tierno beso en la frente para luego acomodar un mechón rebelde detrás de mi oreja.

—Me alegra escucharlo, por favor no demores al bajar - y sonríe -

A veces quisiera preguntarle a Luz sobre qué le había hecho o dicho a mi madre para que quisiera ser la mujer que antes no fue. Incluso escuché a Boscha hablar sobre un comentario de su madre que decía el cambio de Odalia Blight con todos, una mujer elegante y serena que ahora no le importa más el estatus, solo el bienestar de todos.

††††††

Llegó el momento que mis padres esperaban, uno de los sirvientes  anunció la llegada de la hija del emperador, no estaba lista para pedirle unas verdaderas disculpas y tampoco para verla a la cara, ahora solo rondaba el recuerdo de su extraño comportamiento en la escuela, parecía más distraída de lo normal, fuera de sí, preocupada tal vez, tampoco es que la observe todo el tiempo, no es eso, solo reúno información sobre ella, si, es solo eso y nada más.

—Buenas noches - no podía mirarla, como podría ver a la persona que supuestamente odio-

Y digo supuestamente porque...no siento que lo hago.

—Buenas noches Amity

Por el rabillo del ojo noto que me sonríe e incluso hace una pequeña reverencia con una mano en su espalda y la otra en su pecho. Su ropa no era elegante como la mía o la de mis padres, es más, parecía que se había esforzado en mostrar esa ropa de manera ilustre, unos jeans negros con polo de blanco con rayas moradas y chaqueta verde, no se le llamaría la definición de distinguido, pero aún así mantenía una sonrisa, ni tan grande ni tan pequeña pero allí estaba esa maldita sonrisa.

Justicia al TitánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora