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» Dulce final - 1/2«

Tardó tan solo un día para que la noticia se expandirá en cada rincón de las islas he incluso llegó a oídos de los líderes de los aquelarres, quienes negaron de inmediato a ver sido cómplices del plan del ex emperador y regresarían pronto a Huesosburgo para hablar con Luz, quien sería la emperatriz oficialmente dentro de unos días.

La morena yacía parada frente a las tumbas de sus dos mentoras, se arrepentía cada momento de haberlas involucrado en tanto lío para solo terminar así.

—Se pierden ciertas cosas cuando vas a una guerra.

Recordó las palabras de la demonio que tanto quería como madre.

—Lucha por los que amas y no por querer ser la mejor.

Le había aconsejado Lilith a sus catorce años.

—Yo igual la extrañare.

Los ojos de la morena volvieron a humedecer abalanzándose sobre el cuerpo cubierto de vendas y estampitas del aquelarre de curación junto con el de construcción, el omega ríe rodeando la cintura de la alfa aguantándose un quejido de dolor ante la apretujada.

—¡Stev! Por Titán lo lamento tanto

—Creí que los chicos exageraban cuando decían que podías matar a alguien de un puñete - rió -

—Dejate de bromas idiota - abrazó con delicadeza -

Steve cede, esta feliz por recuperar a su amiga, verla atrapada en el control del difunto brujo, hacia que su piel se erizara por completo. Se separó del abrazo de su amiga para ver con tristeza la lápida de la bruja de cabellos oscuros y su jefa al lado.

—También extrañare a Kikimora...

La morena asiente, había pasado dos días de su ausencia y ya sentía que no podía con tanta tranquilidad, su despertar no era lo mismo ahora, pero sería feliz como su mentora lo querría.

El sonido de unas pisadas en el suelo húmedo hicieron que ambos voltearan, encontrando a cierta peliverde con una sonrisa tranquila.

—¿Interrumpo algo? - preguntó -

El omega palmea el hombro de su amiga, saluda a Blight y se retira del lugar no sin antes guiñarle el ojo a la alfa quien se sonrojó de golpe por ello.

—Que pasa, Lu.

—Oh, he nada - habló nerviosa -

Blight toma la mano de su novia, acariciándola, no habían pasado el tiempo suficiente juntas, pues la castaña había estado ocupada arreglando los grandes malentendidos con todos, además de también, verificar aquel pasadizo secreto para luego asegurarse de bloquear la entrada, pues no quería que alguien conspirara dentro del castillo.

††††††

Unas palabras y flores bastaron para alejarse de las lápidas, caminando por la ciudad cerca del mercado disfrutando de una cita improvisada, nada mejor que estar el lado de la otra, eso era lo que más querían. Luego de tanto camino, risas y más, la morena invita a Amity al castillo, siendo recibidas por los guardias de la entrada; el lugar había cambiado considerablemente, tenebroso ya no era la palabra para describirlo y la de orbes dorados suspiraba aliviada ante el ambiente pacífico.

Justicia al TitánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora