Con un semblante de desconfianza, Lee Chae Rin mantiene fija su vista en el apuesto latino de bronceada piel; quien parece irradiar tanta seguridad que la hace sentir hastiada al instante.
--¿Una... propuesta? --murmura. Él asiente sonriente con su cabeza--. ¿De qué se trata? --cuestiona retomando su actitud altiva.
--Verás, Ciel, ni a ti ni a mí nos conviene que tu debut como solista se retrase por inconvenientes tan absurdos como el hecho de que no te agraden las fotografías que tú misma arruinas a propósito.
--¡Pero qué dices! ¡Yo jamás...! --exclama fingiendo inocencia.
--¡Oh, vamos! --La interrumpe con tono burlón--. Ahórrate tu dramática y falsa actuación de ingenuidad --deja escapar una irónica risita que sólo consigue molestar más a su interlocutora--. Seré directo, compañera Ciel: te propongo una tregua.
Visiblemente confundida, la afamada rapera entrecierra los ojos y permanece en silencio por un momento. ¿Una tregua? ¿Ahora qué demonios estará planeando ese irritante extranjero? ¿Acaso es una declaratoria indirecta de guerra? Porque para que exista una tregua antes debe haber una batalla. ¿Significa entonces que luego de cierto tiempo establecido, él también comenzará a sabotearla? Pensar en ello le hace sentir un ligero escalofrío.
Hasta ahora Víctor no representaba un obstáculo para ella. Al contrario, ella lo era para él; y le divertía tanto ponerlo en aprietos de forma inesperada, aunque después sus malévolas intenciones se vieran afectadas por la astucia y el carisma del atractivo occidental.
Pero ahora de la nada, ¿sugiere una tregua? Escucharlo de esos carnosos labios la hacen estremecer un poco.
Nunca se ha sentido atacada por él, a excepción de su molesto y constante sarcasmo. Sin embargo, lo que él acaba de mencionar le hace sentir un tanto nerviosa. ¿Y si luego de terminado su acuerdo, comienza a tambalearla hasta conseguir derrumbarla? Sabe muy bien que puede convertirse en su fuerte rival, en uno totalmente invencible.
--¿A qué te refieres con una tregua? --pregunta intentando ocultar su inquietud.
El perspicaz latinoamericano, satisfecho por lograr despertar la curiosidad de su caprichosa interlocutora, esboza una encantadora sonrisa y bebe del refrescante frappé que le han llevado hasta la mesa.
--Detén tus intentos de saboteo y déjame trabajar tranquilamente. De esa manera tendré a tiempo tus fotografías promocionales y tú debutarás sin contratiempos.
Una maliciosa sonrisa se dibuja en los finos labios femeninos. Esta es la oportunidad que ella ha estado esperando para conseguir su objetivo. Puede sacar provecho de la situación si acepta sellar este pacto con él. Pero antes de comprometerse debe asegurarse de que obtendrá lo que quiere a cambio.
--¿Qué ganaré yo si accedo? --interroga desafiante--. ¿Te irás de la empresa después de terminar tu trabajo conmigo?
--No --responde con firmeza y sonríe--. Si me prometes que dejarás de atacarme como hasta ahora lo has hecho, yo te aseguro que en cuanto termine mi trabajo contigo, me apartaré de tu equipo y procuraré no volver a cruzarme en tu camino. Tomaré todas las precauciones para que no vuelvas a verme nunca, a pesar de que laboremos en la misma empresa.
La superficial rubia abre los ojos con asombro. ¿Dejar de verlo será una buena idea? ¡Por supuesto que lo es! Eso es lo que ha estado buscando hasta ahora con su exasperante comportamiento. Entonces, ¿por qué ahora que al fin logrará su hazaña le hace sentir inquieta?
Un momento... ¿inquietud? De ninguna manera. Debe ser la emoción; el sentimiento de triunfo que ahora confunde con melancolía.
No conseguirá que él abandone la empresa, pero sí que deje de molestarla con su insoportable ironía. No volverá a ver esa hechizante sonrisa que por instantes parece desconcentrarla un poco. Tampoco tendrá que apreciar de nuevo ese bien torneado cuerpo masculino, ni esa tostada piel que contrasta con la de la mayoría de los surcoreanos.
Menos aún escuchará otra vez esa varonil voz llamándola como le viene en gana e informalmente. Nunca más tendrá que soportar sus tontas bromas ni será ridiculizada continuamente por él. Eso es lo que ella ha querido desde la primera vez que lo vio: conservarlo lejos. ¿O no?
--Está bien --accede, esforzándose por mostrar seguridad--. ¿Hacemos un contrato? ¿O puedo confiar en tu palabra, extranjero?
--Puedes confiar en mi palabra, Ciel --contesta con una aborable sonrisa y extiende su mano para sellar el acuerdo.
Dudosa, la talentosa cantante observa al joven fotógrafo. ¿Realmente debe fiarse de las promesas de un foráneo que sólo se ha encargado de perturbarla día tras día? Hasta ahora no tiene opción. Debe aceptar, creer en él y ser paciente durante el tiempo que permanezca trabajando a su lado. No obstante, aprovechará y obtendrá todas las ventajas posibles de ese extraño pacto.
--Antes, tengo una condición --advierte cuando está a punto de estrechar la mano de su oyente.
--¿Cuál es?
--Quiero que dejes de divertirte a mi costa. Es decir, deberás abstenerte de hacer esos irritantes y sarcásticos comentarios sobre mí. De ahora en adelante, nada de ironía. ¿Entendido?
--Entendido, jefa --sonríe y hace una veña de forma juguetona, recibiendo una mirada de desaprobación--. Lo siento. Está bien. Será difícil, pero acepto.
Cierran el trato con un apretón de manos y se disponen a terminar sus bebidas para volver a la reconocida empresa.
Minutos después, ambos jóvenes arriban al lujoso edificio YG. CL, con su caracterísitica altivez, apresura el paso y se introduce al inmueble dejando atrás al apuesto Víctor; quien le sigue despreocupado y con las manos dentro de los bolsillos de los pantalones.
--¡Hola, muchachos! ¿Cómo les fue? ¿Han arreglado sus diferencias? --interroga emocionado el empresario Jang en cuanto los ve entrar al vestíbulo.
--Por supuesto, director --responde ella con aire presuntuoso--. Le he hecho una interesante propuesta y hemos llegado a un mutuo acuerdo.
--¡Tch! --emite el occidental con una irónica sonrisa.
--¿En serio? Me alegro, me alegro mucho. Sabía que terminarían procediendo con madurez. Es bueno que hayas reflexionado sobre tu comportamiento, muchacha. Eso habla muy bien de ti --palmea afectuosamente el hombro femenino--. Y tú, jovencito, ¿listo para mostrarme una vez más tu maravilloso talento como fotógrafo?
--Le aseguro que pondré todo mi esfuerzo --contesta sonriente.
--¿Comenzarás ahora?
--No. Ahora debo volver a casa. Hay alguien esperándome --hace un juguetón movimiento de cejas, provocando la estreduosa risa del agradable indivuduo; mientras Chae Rin le observa con desagrado.
¿Está presumiendo? ¿Quién diablos lo espera en casa? ¿Será la misma persona con la que hablaba cuando ella lo llamó para que acudiera a YG?
La curiosidad la invade de una forma inexplicable, pero no se atreve a cuestionarle la identidad de quien aguarda ansioso su llegada. De lo que sí está segura es de que se trata de una mujer, a la cual él se refiere de forma ridículamente cursi como "preciosa".
--¿Quién te espera, bribón? ¿Una chica? --pregunta el hombre con semblante travieso, recibiendo únicamente una divertida risita como respuesta--. Lamento haberte hecho venir cuando estás en medio de tu mudanza.
--No se preocupe, director. De todas maneras me tomará un poco de tiempo instalarme debidamente.
Con el chispeante carisma que lo caracteriza, Víctor se despide de su descubridor y de la bella rubia. Antes de retirarse, le recuerda a ésta última que al día siguiente deberán trabajar en armonía e imprimiendo en ello todo su esfuerzo.
Ella sólo lo mira con desdén. Se da media vuelta y continúa su camino con esa arrogancia que parece inevitablemente formar parte de su personalidad.
Aún no amanece del todo y el extrovertido latinoamericano ya está despierto. Durmió como un bebé y ahora se siente renovado, listo para comenzar con entusiasmo sus actividades laborales.
Mientras está recostado en la cama, frota sus ojos para espabilar por completo. Estira sus músculos y da un gran bostezo.
--Buenos días, linda --saluda a quien descansa plácidamente a su costado.
Esboza una radiante sonrisa y se pone de pie para posteriormente dirigirse a la cocina. Prepara un delicioso café y vuelve a su recámara para guardar algunas de sus pertenencias en una maleta deportiva.
Momentos después sale de su hogar, toma un autobús y se dirige al edificio YG. Al arribar, se cerciora con el personal del gimnasio de que tiene permitido el acceso, como se lo prometió el director Jang.
Todavía no es la hora habitual de entrada de la mayoría de quienes trabajan ahí. Eso explica porqué tanto el gimnasio como el resto del edificio lucen prácticamente vacíos.
Se coloca los auriculares y enciende el reproductor de música a un alto volumen. Esas melodías son sus favoritas y son perfectas para una relajante mañana de ejercitación. Además, por ahora el salón es todo suyo y eso eleva su entusiasmo.
Luego de unos minutos de elongaciones, comienza a trabajar sus bíceps con pesas y diversos aparatos. Después se encamina hasta la bicicleta estacionaria, donde permanece activo por un instante menor al de las otras máquinas.
Su cuerpo ha transpirado tanto que ha empapado la camiseta que lleva puesta, haciéndolo sentir incómodo. Sin pensarlo dos veces, se despoja de ella para continuar con su rutina. De su maletín toma una pequeña toalla y una botella de agua; seca su humedecido rostro y bebe el revitalizador líquido.
Mira su reloj de pulso y se percata de que el tiempo ha pasado más rápido de lo que esperaba. Coloca el paño y el recipiente sobre la maleta y se conduce hasta la caminadora eléctrica. Todavía dispone de una hora para desalojar el área antes de que el edificio comience a llenarse de gente.
Enciende dicho aparato, lo configura para trotar y se monta en él. Poco a poco va aumentando la velocidad hasta encontrarse en un fatigoso maratón.
En ese instante, una elegante y bella jovencita entra al lugar, sin advertir la presencia del atractivo latino. Comienza a caminar lentamente entre las máquinas, absorta en su teléfono móvil, y se detiene frente a donde Víctor se encuentra. Él tampoco se ha dado cuenta de que ella está ahí.
Esa distraída chica no es otra que la caprichosa CL. Quien luego de unos momentos, alza su vista y reconoce al sacrástico occidental que continúa concentrado en su práctica.
Abre los ojos con asombro al notar su dorso desnudo. Se dirige hacia él, arrebata uno de los auriculares del oído masculino para llamar su atención y le mira fijamente.
--¿Qué haces aquí, extranjero? --cuestiona frunciendo el ceño.
Víctor muestra su encantadora sonrisa, apaga el aparato y baja de él rápidamente.
--¡Tch! De acuerdo al estereotipo, las rubias son tontas. Pero no creí que esa aseveración aplicara también para quienes lo son gracias al peróxido --ríe divertido, al tiempo que su interlocutora le lanza una atemorizante mirada de reproche--. Lo siento --dice luego de recordar su promesa de no sarcasmo--. ¿Pero qué no es obvio, Ciel? Me estoy ejercitando un poco, antes de iniciar con mis actividades laborales.
--Me refiero a qué haces en este lugar cuando deberías estarte preparando para salir. ¿Olvidas que hoy debes tomar las fotografías para mi debut?
--No, no lo he olvidado, compañera. Aún estamos a tiempo --sonríe nuevamente y camina a donde está su maletín. Vuelve a beber agua y a secar su rostro con la toalla--. Estoy hambriento --mira su reloj de pulso--. ¿Qué te parece si me invitas el almuerzo?
--¡¿Estás loco?! Sólo hice un trato contigo para... no fastidiarte más. Eso no significa que ahora... seamos amigos. Además te recuerdo que en cuanto termines tu trabajo, deberás... desaparecer de mi vista para siempre. ¿Puedes ponerte algo encima, por favor? Es... muy desagradable tener que verte así.
La expresión del joven fotógrafo se torna juguetona. Esboza una maliciosa sonrisa y se aproxima lentamente a la inquieta muchacha.
--¿Por qué? ¿Te pongo nerviosa? --acerca su rostro al de ella.
--Por... supuesto que no --responde, luchando por no mostrar su desasosiego y retrocediendo con torpeza.
--¿Entonces por qué parece que así es?
--¡He dicho que no! --exclama histérica--. Aléjate de mí o lo lamentarás, tonto extranjero --advierte. Alza las manos a la altura de su pecho para empujarlo, pero no se atreve a tocar el torso desnudo.
Continuando con su seductor juego, Víctor toma a la bella integrante de 2NE1 por la cintura y la estrecha contra su cuerpo.
--No vuelvas a decirme extranjero, linda. ¿Nuestra relación ahora es amistosa, no? Es decir, lo es más que antes.
--¡Suéltame! --exige molesta y luchando en vano por liberarse.
--¿Qué sucede? ¿Dónde quedó toda tu altanería?
--Ya déjala en paz, la estás asustando --i-rrumpe una masculina y grave voz desde el umbral de la habitación.
De inmediato, el travieso latino suelta a la alterada chica; quien le empuja con furia y le lanza una fulminante mirada.
-¡Idiota! --grita antes de abandonar el lugar a toda prisa.
--¡Hey, sólo estaba jugando! Lo siento --vocifera--. Creo que sí me excedí un poco --murmura.
El apuesto jovencito de atrayente mirar y llana voz, observa curioso al occidental y niega con su cabeza en señal de desaprobación; haciéndolo sentir avergonzado. Lanza su maletín deportivo a un lado y toma la botella de agua del fotógrafo para después beber de ella.
--Las chicas de aquí no son como las de tu país. Quiero decir, son un poco más conservadoras. Por eso que acabas de hacer, te mereces un buen golpe; agradece que no sea yo quien te lo dé. Ganas no me faltan, pero entiendo que no estés familiarizado con nuestra cultura. Por eso lo pasaré por alto.
--Sé que he hecho mal. Sólo intentaba bromear, pero...
--Debes disculparte con ella --Lo interrumpe autoritario. Víctor asiente con la cabeza-. ¿Eres el nuevo fotógrafo, verdad? He oído hablar mucho de ti desde que llegaste a esta empresa. No se dice más que de tu impresionante talento y tu extraordinario sentido del humor --añade incrédulo-.
--¿En serio? Eso me halaga --ríe-
--Hay más de una chica en este edificio que me ha preguntado por ti. Que si tienes novia, que si tengo tu número telefónico, que si saldrías con ellas; estoy harto. No hacen más que fastidiarme con lo mismo --gruñe con hastío, provocando una vez más la traviesa risa de su oyente.
--Lo siento, no puedo hacer nada por ti. A donde quiera que voy, las mujeres terminan adorándome --alardea con una pícara sonrisa.
--¿Te crees muy gracioso? --pregunta con una mueca de desagrado.
--Lo suficiente como para echar por los suelos tu popularidad con las chicas.
--¡Tch! ¿Estás seguro?
--A las pruebas me remito.
--¿Crees que eres muy apuesto?
--Preguntémosle a tu novia.
--¡Eish! ¡¿Te crees muy hombre?! --exclama posándose frente a él de forma desafiante.
--Lo suficiente como para rehuirle al delineador para ojos --contesta sonriente.
El atractivo muchacho clava su penetrante mirada en el mordaz latino. Parece tener la capacidad de leer su interior a detalle, pero el creativo chico ni se inmuta. Al contrario, mantiene en su rostro esa radiante sonrisa que rara vez desaparece.
De pronto, el misterioso hombrecito de voz grave comienza a carcajearse y Víctor se le une.
--¡Vaya que eres insolente, extranjero! Me has simpatizado mucho. Tu sarcasmo es casi tan exquisito como el mío. Me alegra conocer al fin alguien parecido a mí. ¿Cuál es tu nombre?
--Víctor. También me alegra conocerte al fin, Choi Seung Hyun.
--Así que sabes quién soy.
--Digamos que hay alguien que se ha encargado de que memorice tu nombre real y artístico, el de tu grupo y la fecha de tu debut.
--Si es una chica, debes presentármela --dice haciendo un travieso movimiento de cejas.
--Cuenta con ello. -Responde alegre.
Toma su camiseta, la viste y se despide amablemente de su nueva amistad, prometiéndole encontrarse con él en un futuro para charlar y conocerse más a fondo. Se dirige a tomar una ducha para después desayunar a toda prisa y trasladarse hasta el lugar donde debe realizar la sesión fotográfica.
Infortunadamente, se retrasa un poco. CL aún está molesta con él, por lo que parte sin llevarlo consigo. Ahora tiene que unirse al resto del staff, a quienes ha demorado también por hacerlos esperar.
Con su característica elegancia y su buen gusto para vestir, Chae Rin desciende del lujoso coche frente al edificio donde será retratada.
Antes de poder poner siquiera un pie dentro del inmueble, un emocionado jovencito se acerca a ella y la abraza efusivamente.
--¡Chae Rin-ssi, me alegra tanto verte! ¡Te amo, Chae Rin-ssi, te amo!
La afamada rapera queda paralizada ante la visible impresión, mientras su representante intenta apartar al atrevido hombrecito de ella.
En ese momento, el coche donde viaja Víctor se detiene y éste baja de él. Frunce el ceño y se acerca rápidamente al escuchar y ver la confusa escena.
--¿Qué sucede? --cuestiona tomando bruscamente al chico de los hombros, obligándolo a alejarse de la caprichosa rubia--. ¿Quién es este? --fija su intenso mirar en la atónita muchacha--. ¿Chae Rin, quién es él?
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The Baddest Female (K-Pop) [2NE1]
FanfictionVíctor es un carismático, extrovertido, sarcástico y creativo chico latino, estudiante de publicidad. Por azares del destino su ingenio es descubierto por un famoso cazatalentos surcoreano quien posee conexiones con una de las agencias de entretenim...