Capítulo 29: Sueño delator.

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Las palabras se han atorado en la garganta de Lee Chae Rin. Un aterrador silencio invade la cocina. Mientras ella lucha para conseguir hilar al menos una frase, Park Bom entorna los ojos y contempla al par de rostros manchados de harina.


CL quisiera desaparecer en este instante. Ni siquiera es capaz de mirar a Víc porque teme que él o su compañera descifren en sus ojos el amor que celosamente oculta en el fondo del corazón. ¡Maldición!, grita en su interior, al mismo tiempo que aprieta los puños hasta clavarse las uñas. El brillo en las pupilas de su atractiva colega es cada vez más misterioso. «Diablos. ¡Que alguien diga algo!», urge una vocecita en la mente de la estrella. Si la tensión continúa en el ambiente, ella enloquecerá.


—Pregunté qué es este desastre —insiste Bom; su líder se estremece. Emocionada, ella inquiere—: ¿Están haciendo galletas? ¡Genial! Yo quiero. Por favor, avísenme cuando estén listas. ¿Dara aún duerme? Iré a verla.


La excéntrica integrante de la agrupación se interna en la habitación de la convaleciente chica. La atolondrada rapera respira aliviada. Caray. Eso estuvo muy cerca, piensa mientras se relaja. Debido a su estúpida paranoia de creer que todo el mundo sospecha y que en cualquier momento puede ser descubierta, estuvo a punto de confesar sus sentimientos. De ahora en adelante necesita ser más cautelosa con sus acciones y sus emociones. Es por eso que decide retomar la actitud distante y engreída que la caracteriza.


Simulando molestia, ella reprende al carismático latinoamericano por el desorden hecho en la cocina. Él ríe divertido, dibuja un punto de harina en la nariz de la jovencita y le recuerda que ha sido ella quien inició el caos. Frustrada, ella resopla, le da un manotazo y se dispone a ir al servicio para lavarse la cara. Antes de alejarse, lo amenaza con golpearlo de nuevo si no limpia todo al terminar de hornear las galletas. Él promete hacerlo, con la condición de que ella lo ayude.


Al fin, Víctor termina de preparar el azucarado antojo de la rubia. A petición de ella lo adorna con pequeñas chispas de chocolate y lo coloca en un recipiente que Bom, entusiasmada, le proporciona.


La testaruda líder del cuarteto está feliz como una chiquilla, aunque intenta disimularlo. No sólo la emociona que el hombre de sus sueños haya cumplido su deseo, sino también que la salud de su mejor amiga está mejorando.


El apuesto fotógrafo recibe un llamado urgente de la agencia; tiene que acudir de inmediato. Sin embargo, no se marcha sin antes cerciorarse de que Dara se recupera exitosamente. Él mismo le lleva la bandeja con el plato de sopa, bebida, algunos medicamentos y un poco del delicioso postre que horneó. A ella la encanta todo.


—Magnífico —dice Sandara, engullendo la sopa—. ¿Quién preparó todo esto? Has sido tú, Víc, ¿cierto? Chae Rin es un desastre en la cocina; hasta el agua se le quema.


Ofendida, la voluntariosa artista protesta, provocando las risas de sus colegas y del joven manager. Ella finge molestia, cruza los brazos en el pecho, hace una graciosa mueca de disgusto y se mantiene en silencio durante un breve instante. Después, acompaña al muchacho hasta la puerta. Se despide de él deseando verlo pronto. Y de inmediato ella corre a la cocina.


Cuidando de no ser sorprendida, ella toma el recipiente que contienelas galletas y lo abraza. Aún está tibio. Como si se tratase de un tesoro, lo destapa cuidadosamente y olfatea. Una adorable sonrisa adorna su pálida faz. Cielos. El aroma es exquisito. Ella quisiera conservarlas por siempre; esconderlas para que nadie las coma y mantenerlas como un hermoso recuerdo, como el regalo más valioso y preciado jamás recibido.

The Baddest Female (K-Pop) [2NE1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora