Capítulo 22: Celos. Parte 2.

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Enfurecido, Víctor lanza el moderno dispositivo sobre la mesa y se pone de pie como alma que lleva el diablo. Él se pasea de un lado a otro cual león enjaulado, bufando y maldiciendo, con los puños apretados. Decide salir de la habitación, ya que parece hacerse cada vez más pequeña, asfixiándolo.

El codiciado muchacho recorre a zancadas un largo pasillo. No sabe a dónde se dirige y tampoco lo interesa. Sólo quiere olvidar lo que ha visto; borrarlo de su mente por completo. De lo contrario, perderá la razón.

Con respiración agitada llega a una sala de práctica, donde una docena de jóvenes ejecutan coordinadamente una coreografía al compás de una alegre melodía. Esto lo serena un poco. Él ama la música, y hasta ahora es la única capaz de apaciguar su personalidad un tanto impulsiva.

Esbozando una leve sonrisa se apoya en la pared y contempla ensimismado los cuerpos danzantes que se mueven por todo el lugar. Él golpea el piso con la punta del pie y menea la cabeza al ritmo de la canción.

Finalmente el arduo baile termina. Emocionado, Víc aplaude y felicita a los muchachos por la excelente sincronización. Ellos sonríen y agradecen sus palabras.

Un par de bellas chicas se acercan a él y entablan una trvial, pero divertida conversación que lo ayuda a ignorar un momento el recelo. Ellas preguntan su lugar de origen y él dice ser orgullosamente latino.

Fascinadas por su chispeante carácter, lo instan a demostrar su sangre latina, bailando. Porque los americanos, especialmente los hispanoamericanos, aseguran ellas, son conocidos por ser excelentes bailarines. Él se niega, mas después de mucha insistencia, al fin accede.

--¡Michelle! --alza la voz una de las señoritas, volviéndose hacia el otro extremo de la habitación.

Una linda fémina que se halla estirando los músculos de piernas, brazos y caderas, eleva la vista de inmediato. Ella frunce el ceño con desconcierto cuando su compañera la llama con una seña de su mano.

--Esa chica es Michelle –aclara la jovencita, señalando a su colega--. Es una de nuestras mejores bailarinas y tiene sangre latina. Su padre es sudamericano. Es un reconocido actor de teatro y bailarín. Emigró a Corea después de conocer a la madre de Michelle, durante una de sus presentaciones en este país.

Con paso firme la atractiva mestiza se aproxima. Muestra una ligera sonrisa conforme avanza, pavoneándose. Ella es bonita, piensa Víc. Posee unos expresivos, grandes y rasgados ojos oscuros, y su piel ligeramente blanca contrasta con los largos cabellos negros que ha retorcido y atado sobre la coronilla. En su frente cae un abundante flequillo humedecido de sudor.

A diferencia de las jovencitas coreanas que practican el baile en este grupo, el cuerpo de ella es más curvilíneo. La ceñida ropa deportiva que porta delata su figura de supermodelo. Su estatura, también, supera a la de sus compañeras.

Finalmente, el codiciado occidental sonríe. Por un instante se ha perdido en la intensa mirada de la chica. Sospecha que si Rahul la conoce, se volverá loco por ella. Michelle es totalmente el tipo de mujer que a éste fascina. 

<<Una mujer con estilo, hermano. ¿Entiendes? ¡Con estilo! Igual que yo>>, diría su insolente compatriota. El joven agente contiene una burlesca carcajada al imaginarlo babeando por ella y parloteando una sarta de tonterías para intentar seducirla.

Las enigmáticas pupilas de la escultural danzarina, tan sombrías como la noche, permanecen clavadas en las del mordaz caballero conforme se acerca a él. Cuando finalmente llega hasta el muchacho, lo mira de arriba abajo, asiente levemente y sonríe, como si aprobara el encanto de éste.

Entusiasmadas, las dos señoritas exponen a su colega la situación. La informan de que Víc es latino y la exhortan a bailar una pieza con él. Ella escucha atenta y al enterarse de que el gallardo hombre que tiene enfrente es el representante de Lee Chae Rin, sale de sus labios una sarcástica risita.

The Baddest Female (K-Pop) [2NE1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora