34. Lluvia

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Luego de unas cuantas risas, bromas y juegos llegó finalmente aquel amarillo profesor que podría acabar con el mundo si así le daba la regalada gana, aunque según su contrato lo haría hasta el final del ciclo escolar.

Las tres estudiantes extranjeras del fondo de la clase seguían hablando de muchas cosas que no tenían relación para nada, simplemente se dejaban llevar y lo disfrutaban.

En el receso seguían hablando, parece que ya formaron un vínculo.

—¿Dónde se habrá metido Korosensei? —dijo Nokia.

—¿Por qué lo buscas a él?

—Tiene que verte —dijo Nokia con una sonrisa.

—¿Por qué tendría que verme? Estoy perfectamente bien.

—Sí~, ¿Por qué tendría que ver a Artillería-Chan?

Repentinamente se metió en la conversación el aludido mayor, aunque eso ya no sorprendía para nada al grupo de chicas.

—¿No cree que es impresionante? —la rubia seguía halagando a la maquina que poco a poco iba tomando un color rojizo en sus mejillas, eso era demasiada atención, la de pixeles jugaba con los pájaros tratando de disimularlo. 

—Claro que sí —dijo con una sonrisa—, pero fui yo quien la modificó para que ella pudiera trabajar con ustedes en el asesinato.

—¿Entonces lo hizo usted, Korosensei? —Nagisa preguntó aún sin creerse la noticia y de paso, interrumpiendo igual la conversación.

El amarillo profesor asintió con su gran y viscosa cabeza.

—No se preocupen, no toqué ni un solo dato de su instinto asesino.

—¡Que conveniente! ¡Ahora dos estudiantes pueden atacar todo el tiempo~! —Exclamó Kumi con alegría mientras una gran sonrisa se esbozaba en sus labios, ya tenía un poco de apoyo para cumplir su misión, esta vez sí había oportunidad de cumplirlo...
No es que Kumi considerara incapaz a Nokia, pero el brazalete podía lastimarla si lo intentaba, y dañar a su compañera casi hermana no era por nada una de las opciones en su baraja.

El ojiceleste abrió los ojos dudando un poco.

Nok ya sabía a donde iba la conversación así que directamente respondió —Kumi ahora tiene permiso para atacar en clase.

—¿Enserio? —fue todo lo que pudo decir el pulpo, eso le iba a complicar dar la clase.

Una pequeña sonrisa orgullosa era portada por la de ojos verdes.

—Karasuma dijo que le diría a usted.

—Hmm... No me ha dicho nada, ayer estuve arreglando a Ritsu y comiendo papitas fritas en el espacio.

Hubo un pequeño silencio, nadie podía confirmar lo que decía Korosensei.

—Y tan solo me quedaron cinco yenes...

El color del profesor ahora era opaco, un gris que demostraba su depresión en todo el sentido de la palabra. Los alumnos contenían sus risas con el apoyo de sus manos en sus bocas, lo cual era inútil porque Korosensei ya los había visto. 

—Vaya, vaya~.

Karma comprendió al instante lo que quería Nok.

—¿Quién diría que el único ser capaz de explotar el planeta sería tan penoso?

Un pequeño bufido salió de la boca del adulto, la rubia sólo pensaba en como el mencionado era un ser inferior. La chica de los ojos que reflejaban el basto mar comentó que quería ganarse el permiso para acabar con el profesor a media clase, no iba a dejar que su hermana se llevara toda la diversión.

—¿Tan emocionadas están por eso?

Soltó el pelirrojo con tanta simpleza que causaba gracia.

—¿A ti no te da ganas de darle un buen balazo al profesor mientras está dando su clase?

Lo anterior, obviamente lo había dicho la rubia con delirios de grandeza, pero por algo era el dúo dinámico de Karma.

—Pero claro que sí, quiero hacer eso desde siempre —la icónica sonrisa mezquina del Akabane no podía faltar ante lo mencionado.

La pequeña pelinegra suponía que esto iba a ponerse interesante, así que fue por palomitas para disfrutar el momento.

—¿Me das un poco? —Interrumpió su bocadillo el profesor.

Nokia apoyó la noción y también pidió el snack.

—Eran para ver si ganaba el titán o tú... ya da igual. 

Kumi dejó pasar la escena a pesar de las preguntas de Nokia para aclarar sus dudas, según la pequeña, no tenía sentido si tenía que explicarlo.

El profesor se aclaró la garganta para comenzar la clase como es usual, el delegado se levanta de su silla, marca la reverencia y todos lo siguen, apuntan y disparan, como cualquier clase lo haría, mientras que Korosensei solo pasa lista, ya saben, cosas de todos los martes.

No pasaron muchas cosas relevantes ese día, más que Ritsu queriendo hacer algo lindo para toda la clase, la asignación de una tarea y una pequeña muestra del conocimiento de Nokia hacia clásicos literarios como Drácula. 

El tiempo pasaba,  los intentos de asesinato se quedaban como eso, simples intentos... Ritsu volvió a tener su pequeña pantalla, pero había desobedecido a su padre y la relación entre ella y el resto de la clase mejoró demasiado.

En una de las pocas ocasiones que la nueva Ritsu y Kumi hablaron, hubo un tema muy interesante, ¿cómo se vería la inteligencia artificial con ropa de vocaloid?

Poco a poco el tiempo pasó y llegó junio, la temporada de lluvias y queda poco tiempo para matar a Korosensei.

Un nuevo día para matar al objetivo, una nueva oportunidad para molestar a Bitch-Sensei y un nuevo día para enviarle una carta a Elisa —eran los pensamientos de Kumi, los cuales la hicieron sonreír con nostalgia, ella en secreto le escribía a Elisa con la excusa de practicar su escritura, aunque en realidad su casi-hermana sabía de la existencia de las mismas, pero lo dejaba pasar para no apenarla.

—Kumi, ya tenemos que irnos, ¿todo bien?

La mayor sacó de su ensoñación a la mencionada.

—Sí, vamos.

Terminaron de ponerse los zapatos para salir del apartamento.

—Oye, ¿no crees que la época de lluvia es molesta sin importar si estamos aquí o en casa? —Le preguntó a Nokia.

Ella pareció dudarlo un momento.

—En realidad me gusta que llueva, es una excusa perfecta para quedarnos en casa, ¿verdad que sí? Ahhh~ es perfecto para ponerse cómodos suéteres de lana y leer un libro junto a la calefacción.

Dijo todo eso sonriendo, enserio le gusta esta época.

—¡Entonces hay que aprovecharlo al máximo y volver adentro a ver series estando arropadas! Que pena que el señor de nombre largo nos quiere ver en la escuela...

Mientras para la rubia era la época más satisfactoria del año, Kumi sufría de alergias por el cambio de clima y la humedad, por lo que contaba con un paquete de pañuelos en su mochila.

Al llegar a la clase, se hizo todo como la rutina usual, ya saben el de pie, reverencia, apuntar, típico jueves por la mañana.

Aparentemente la humedad afectaba demasiado al dichoso profesor, el cual tuvo que exprimirse la cabeza para poder dar su clase en paz.

Cuando te diviertes las horas vuelan, y el día pasó muy lento para nuestro par de experimentos.

Al llegar la tarde los chicos recorrieron la ciudad, a Maehara le bajaron el autoestima los de la clase B mientras iba con una chica llamada Kaho, bajo la lluvia, compartiendo paraguas... 

Por lo que la clase E decidió vengarse siendo guiada por Korosensei.

Por otro lado, nuestro dúo protagonista, trataba de mantenerse seco dentro de una tienda de ropa.

Salvaje Juventud [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora