32. That permission

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La de cabellos negros ató su pelo en una coleta alta.

Nokia la imitó y de paso guardó su Preciado anillo que portaba en la mano derecha.

—Adelante—dijo Kumi con una sonrisa traviesa—, puede comenzar.

Karasuma negó con su cabeza muy levemente mientras contenía una risita.

—Las damas primero —respondió.

—Es muy caballeroso~ pero... ¿cómo sabremos quién gana? —dijo la menor sin saber cómo sería.

—¿Qué tal a quien golpeemos en un punto vital antes? —siguió Nokia con una sonrisa.

Ambas seguían esperando en una paso relajada antes de la batalla.

Kumi vio a Karasuma.

—Como gusten —se limitó a decir el mayor.

—Entonces... entonces está bien —dijo Kumi afirmando.

La chica que recién habló dio un salto con patada al adulto, esperando ganar con un primer golpe, más su pierna fue tomada por el hombre y su ataque bloqueado.

—¡Ahora voy yo! —gritó emocionada Nokia.

La rubia lanzó una patada baja giratoria con intenciones de hacer caer al profesor, pero su ataque fue esquivado con un salto del mismo.

Kumi lanzó una mirada amenazadora al mayor para proceder a lanzarse sobre él.

—¡Ya deja de ser tan escurridizo!

Karasuma, al verse amenazado se las ingenió para revertir la situación, estando él sosteniendo a la peli negra.

Nokia dio un combo de patadas, cada una más intensa que la anterior, pero él esquivaba todo, aunque tuvo que apartarse de la más bajita para lograrlo.

—¡Otro poco y podremos acabar con él, Nok!

Y una sonrisa altanera se esbozó en los labios de la menor.

It's show time! —dijo levantándose del suelo.

Ahora ambas estaban empezando a combinar sus ataques, como si hubieran luchado juntas toda su vida, lo cual era cierto, aunque siempre fue una contra la otra.

Puñetazos, patadas, ganchos eran las acciones realizadas, bloqueos contrarrestaban todo lo posible los ya antes mencionados.

—¿Realmente creen que van a vencerme con eso? Deben ser más ingeniosas.

Un puño estuvo a punto de impactar contra la cara del mayor, más éste lo esquivó hábilmente.

—¡Estamos segurísimas!

Y aumentaron la intensidad de sus ataques, ni iban a dejarse ganar por el señor.

Aunque ellas evidentemente tenían menos experiencia que un militar de antaño.

—Esto... esto es imposible, Nok, ¿vienes un momento? —dijo Kumi entre jadeos.

Las hermanas se acercaron y discutieron unos asuntos, la mayor distraería mientras la más pequeña iría a consultar unas tácticas.

Pusieron en marcha su plan.

Nokia siguió una batalla reñida con el adulto, que por cierto no mostraba ni un solo deje de cansancio.

—Rayos... se ha ido —dijo la rubia en tono de reproche.

La pelea pararía por unos instantes. Nok suspiró y vio al mayor.

Salvaje Juventud [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora