30. Artillería autónoma de pensamiento propio

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Un nuevo día en la academia comenzaba, al igual que el regreso de las actividades normales.

Los chicos iban hablando trivialidades hasta que salió a flote el tema de un nuevo estudiante.

Todos tenían un correo informándoles del dichoso estudiante.

Sugino comentó que según el email era un asesino profesional, tal vez tendría una gran diferencia de edad como había sucedido como con aquella maestra rubia que seguía rondando por sus cabezas.

—Eso es imposible—dijo inmediatamente Okajima—, tenía mucha curiosidad ayer, así que le escribí a Karasuma-sensei y me envió esta foto.

Luego mostró su teléfono, dejando ver a una chica con un color de cabello bastante... curioso, mirada inexpresiva y una sonrisa apenas notable.

Ahora el tema de conversación se había desviado a la belleza de la chica que conocerían hoy, otra estudiante transferida.

Ya habían tenido mucho con el par británico de nuestras protagonistas como para que se uniera alguien más a su querida clase de asesinato.

Hablando de nuestro dúo dinámico, ellas caminaban tranquilamente para subir la montaña, lo cual era casi considerado un milagro, ellas también mantenían una conversación de la chica nueva.

—Está demasiado seria, ¿es que no la dejaron sonreír para sacarle una foto más linda? —dijo Nokia.

—No es solo eso... su mirada parece muerta, como los ojos de una muñeca.

—Aún así, yo soy más linda que ella, ¿verdad que si?

Nokia posó dándole su mejor ángulo a su hermana.

—¡Te ves DI-VI-NA! —respondió Kumi tronando sus dedos de la mano izquierda arriba a la derecha, luego arriba a la izquierda y volviendo a la derecha, pero esta vez abajo.

Ambas estallaron en carcajadas por sus ocurrencias.

Sus mañanas siempre estaban repletas de trivialidades, bromas o competencias y este día no sería la excepción a la regla.

—¿Ya llegó la estudiante transferida? —dijo Sugino abriendo la puerta del salón con una radiante sonrisa que poco a poco decayó al fijarse en una caja al fondo del salón.

Decidieron no tomarle tanta importancia tratando de ignorar la misteriosa caja negra del rincón.

—¡Hooooola~! —saludó Kumi entrando al lado de Nokia.

—¿Qué es eso..? —preguntó la hermana mayor apuntando el nuevo elemento que reemplazaba un pupitre.

Nagisa asintió los hombros sin saber qué responder.

—No tengo ni la menor idea, pero está junto a mi lugar... —dijo Kumi tragando más saliva de la necesaria.

Click...

—Buenos días.

—¡Santo Alex! —soltó Kumi en un gritito nervioso.

Una pantalla se encendió en la caja.

—A partir de este día, asistiré a esta escuela. Soy la Artillería Autómata de Pensamiento Propio. Un placer conocerlos.

Y volvió a apagarse dejando en claro a los adolescentes que esa era su nueva compañera.

Una máquina asesina enviada desde noruega para reclamar la recompensa del asesinato.

Salvaje Juventud [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora