2. Mariposa

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Pero algo era seguro, ellas iban a escapar sin importar que.

Al haber corrido como locas encontraron una puerta que se interponía entre su libertad y ellas.

—¡Hay que patearla! ¡Y salir! — Dijo alterada Nokia.

—Déjamelo a mi— respondió la contraria dándole una patada a la puerta y como era de esperarse esta se destruyó, parece que los experimentos fueron útiles para algo después de todo.

Al haber destruido esa puerta encontraron una especie de torre con gradas que parecía llegar a la superficie, decidieron subir y salir.

Lastimosamente el resto de sus compañeros experimentos se quedarían encerrados al no poder ser liberados por ellas.

Cuando abrieron la última puerta a su libertad y la abrieron no tomaron en cuenta un factor importante.

—¡Luz! ¡Es luz! — se emocionó Nokia, la situación de Kumi era la otra cara de la moneda.

—¡Argh! ¡Mis ojos arden! — gritó cerrando sus ojos.

Lo cual era bastante normal al haber estado bajo tierra durante tanto tiempo. Kumi había sido cegada por la intensidad del sol.

—Eres una exagerada, no es para tanto —. Respondió cubriéndose del sol con su brazo. —oye... ¿Ya estamos libres?

Esa era Nokia preguntando después de un rato de quejas de su contraria.

—¿Eh? ¿Libres? Eso creo pero... —dijo destapando poco a poco sus ojos. —¿No fue demasiado fácil? Sería mejor alejarnos todo lo posible antes de que alguien nos descubra y nos lleve de vuelta a ese endemoniado lugar.

Nokia asintió la cabeza en respuesta.

Luego de esa pequeña conversación descubrieron que estaban en un lugar con objetos verdes extraños que estaban en lo alto de cosas cafes.

Ya habían recorrido como mínimo 15 kilómetros en esas horas sin descanso.

—¡Cero cuatro tres, cero cuatr— se interrumpió a su misma. —Pe-Perdón, N-Nokia... —dijo cansada. —¿P-Podemos parar un rato?

La mencionada rió levemente y le contestó —¿Eh? ¿Ya estás cansada?

No olvidemos mencionar su sonrisa traviesa ni la mirada de superioridad que le lanzaba a su compañera, ella amaba ese gesto en gran manera.

—¡Pero si fue mucho tiempo! ¿¡Cómo pretendes que no me agote?! —Comenzaba a alterarse la menor.

—No te preocupes por cómo llamarme... Cero cuatro tres... Nokia, soy ambas, ¿o no?

Dijo Nokia con una sonrisa ladina.

—Lo eres... pero no me gusta el simple hecho de lo que nos hicieron.

Respondió rascando un poco su brazo izquierdo con el contrario desviando la mirada ligeramente.

—Supongo que fue por los experimentos en los piernas, ¿quién diría que me servirían de algo? —dijo para seguidamente sonreír.

Salvaje Juventud [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora