Salvaje Juventud [HIATUS]

23. One, Two, Three

Narra Kumi

No puedo creer todo lo que hemos visto. Ha sido impresionante aunque no haya conseguido más dulces que los de la estación.

—Oigan, ¿no creen que fue una buena experiencia? —Dijo sensei con su ya típica sonrisa.

—¡Fue fantástico! ¡Y el duelo! Fue tan ¡Ahh! ¡Y luego swush~, y pach, y wah! —Le respondí tratando de imitar los sonidos del día de hoy.

—Lo mejor es que sabemos como regresar —dijo Nok.

—Ah, Korosensei debe saberlo—volteé a verlo restando importancia —. ¿¡Korosensei?! ¡¿Dónde está?!

—¿¡Desapareció?! —Habló Nok con tono fuerte.

—Hay que buscarlo y encontrarlo ya. No quiero llevarme otro regaño por separarnos del grupo.

Nokia rió.

—¿Crees que esté por aquí?

—Hmmm... —solté mientras olía el aire —no lo creo. Ahora tenemos unas pocas opciones. Buscar al objetivo, volver al hostal o buscar a algún otro grupo.

—Opinó que deberíamos volver al hostal —dijo luego de unos segundos. Seguro estaba pensando.

—En ese caso debería buscar nuestro rastro —le di la espalda y seguí con lo mío, bah, igual ella no se pierde.

Ya hemos pasado al menos cinco manzanas y no es posible que esto sea ridículamente complicado. ¿¡Qué tan difícil es encontrar tu propio olor!? Tal vez me acostumbre demasiado a él.

—¿Tu logras oírlos?

—Nada de nada —adiós, esperanzas.

Momento... ¡encontré el rastro! La mano de mi hermana ahora estaba atrapada en mi mano y seguro iba puro trapo tras de mi. Paré cuando llegamos a un lugar abandonado, esto tiene mala pinta.

Le hice un gesto de silencio con mi dedo índice y la solté para esconderme en paz. Por algún motivo ella se escondió a mi lado.

—¿Por qué nos estamos ocultando?

—Hay gente adentro, y Kaede huele a miedo —le respondí aún susurrando.

—¿Entonces que hacemos aquí y no allá? —me dijo en tono obvio. Arruinas mi diversión.

—Ah... ¿Factor sorpresa? Hay que entrar y ayudarles en lo que sea que esté pasando allí dentro.

—Seguramente no les está pasando nada y tú exageras porque a lo mejor Nagisa está dentro.

¡¿Ah?!

—¡Te digo que no! ¡En serio huele a miedo!

A fin de cuentas, entramos en ese lugar como lo opuesto a lo que somos. Como personas normales. Nunca creí que un auto insulto dolería tanto.

Vimos a Sugino, Nagisa y Karma frente a unos adolescentes hormonales a los que llamaré One, Two, Three y Four.

—¿Qué...? ¿¡Qué rayos está pasando aquí?! —Solté perdiendo los estribos. Es una situación comprometedora para esos chicos.

—¡En serio! ¡¿Qué pasa?! —Y ahí se fue la paciencia de 043, ya se había tardado.

Kaede contestó con un grito diciendo que las habían secuestrado. Ya no se ni que cara poner. Pero One, el de la cicatriz, le dio una mirada fulminante al cien.

Nokia dio un paso al frente, esto se va a poner serio.

—Más les vale que las suelten de una vez, si es que no quieren más problemas.