Salvaje Juventud [HIATUS]

20. ¡Se quedan con él!

El viaje era algo aburrido desde sus puntos de vista, Kumi estaba impaciente por llegar, su fuerte era lo contrario a esperar por mucho.

—¿Ya vamos a llegar? —Fue lo primero que dijo al ver donde se iban a mantener por algunas horas.

—No nos hemos sentado y ya quieres bajar —comentó burlón el de sonrisa traviesa.

Un bufido vino de la menor.

—No seas impaciente, Kumi —reprendió su hermana mayor. Una de las pocas personas que lograban calmarla de un modo u otro.

—Pero ya me aburrí~ —arrastró la última palabra un poco.

Nagisa se lo pensó un poco —. Podrías ver por la ventana, es mucho más entretenido así —y su sonrisa no se hizo de rogar.

Kumi lo vio por un momento, pensando en la oferta, luego vio todo lo que la rodeaba.

—Demasiado aburrido, y además este lugar tiene mucho olores mezclados, es incómodo.

Nokia decidió confirmar eso tratando de olfatear el aire —. Aquí no huele a absolutamente nada —respondió con tono extrañado.

—¿Qué estás diciendo? Huele a aromatizante —dudó Karma. Cada vez se le hacían más sospechosas.

La ojiverde bufó.

—Kumi, ¿esto no te agrada? —preguntó amigablemente Nagisa esperando una respuesta positiva.

—No —y ahí se fueron sus esperanzas de mantener a Kumi entretenida —. Es mucho más que un fastidio.

Un bostezo sonoro llamó su atención.

—Aunque esperar sentados en un tren seguro se volverá aburrido —dijo Nokia tratando de ingeniar algo para distraerse.

—Hmmm... ¿Qué les parece acabar con el pulpo? No tenemos nada mejor que hacer para evitar aburrirnos en el viaje —Karma les dio lo que necesitaban, una excusa para hacer algo y de paso cumplir su misión.

La rubia río levemente ante eso.

—¿En serio  escuché decir eso de mi amado y no de mi hermana? Bueno, no importa, es una buena idea —rebusca algo entre sus cosas —. Kumi, ¿lista?

—Acabas de llamarlo... ¿amado? —La anteriormente nombrada estaba sorprendida por eso, Nokia no tendía a llamarlo así —. Digo, ¡estoy lista!

Los jóvenes con sed de sangre tenían sus Armas preparadas, listos para atacar a cierto profesor que destruiría la tierra en cuanto se acabase el tiempo.

La rubia estuvo a punto de parase y preguntó —. ¿En dónde está el pulpo?

Todos intercambiaron miradas curiosas. Mas la menor cerró sus ojos buscando concentración.

—Está bastante cerca, lo huelo —soltó abriendo los ojos.

Las expresiones de confusión no se aparecían de inmediato en los rostros de los restantes en esa parte.

—¿Lo hueles? —Cuestionó sospechando el pelirrojo mucho más ahora del par de nuevas.

—¿Lo hueles? —Dijeron esta vez Nagisa, y como no, su hermana mayor.

—¡Presiento! —Contestó precipitadamente. Nokia le restó importancia y cambió el tema.

—¿Qué esperas? ¡Es hora de ir!

Se sonrieron cómplices y caminaron a donde dijo Kumi que su "presentimiento" la guiaba. El de catorce tentáculos estaba leyendo un libro llamado Romeo y Julieta, se le notaba bastante interesado en descubrir cómo seguía la trama por su cercanía con el libro.

—Es ahora o nunca —pensaba Kumi.

Nokia asintió a su dirección como entendiendo su mirada, ambas tenían esa conexión que las ayudaba en este tipo de casos. Tal vez, si Alex no las hubiera encontrado, ellas hubieran terminado como caza recompensas en lugar de estudiantes con una misión asesina.

El dúo rojo y azul vigilaba a una pequeña distancia. Karma suspiró cuestionándose el porqué de la actitud impulsiva de ambas actuando solas.

La de ojos verdes saltó al objetivo con cuchillo en mano. La presa con súper velocidad esquivó aún leyendo su libro —. Casi, pero buen intento.

La mayor vio cómo fracasaba súbitamente Kumi y decidió ayudar disparando con esa pistola de balines.

El adulto esquivaba todos los ataques como si nada hasta que recordó algo —. ¿Por qué no van a sentarse? Este no es un lugar para estas cosas.

Y estaba en lo cierto, los pocos pasajeros que vieron el intento de asesinato contenían la respiración y se cubrían lo más que podían con sus suéteres y libros.

Las chicas estaban llenas de determinación. Se veían más que imparables y cada ataque era más certero que el anterior.

—Te da miedo que podamos hacerlo, ¿verdad? —Dijo Nokia con una sonrisa que inspiraba todo menos tranquilidad —. Este no es tu salón de clase, Ko-ro-sen-sei~.

Su actitud burlona ayudaba para motivar a Kumi. Lo tenían acorralado, solo faltaba lograr asestar el golpe de gracia. Ese que acabaría con el jefe final en su misión.

La mayor agarrando el cuchillo tomándolo firmemente se lanzó por el cuello.

La risa de Korosensei había captado la atención de sus alumnas —.  ¿Que este no es un salón de clases? Entonces volvámoslo uno.

—¿¡Qué está diciendo!? —Dijo Kumi —. ¡Déjese de babosadas!

—¡Usted no puede hacer eso! —Dice Nokia.

Ambas volvieron a lanzarse al ataque sin siquiera considerar una estrategia que las ayudara en el encuentro, solo pensaban desquitarse con el y perder el tiempo de ese aburrido viaje.

—No me tienten a usar el arma secreta —lo ojos entrecerrados del docente al decir eso no inspiraban sentimientos positivos que digamos.

—¡Sea lo que sea, no nos interesa! —Le respondió Kumi con falsa seguridad.

La escena vista este el punto del Akabane y el Shiota era entretenida, hasta tenían palomitas de maíz.

—Nagisa, ¿deberíamos ayudarlas o algo?

—Pues... dejémoslas, no parece que sepan mucho lo que hacen, pero al menos avanzan rápido.

—Anhelo ver tu dichosa arma secreta —Nokia estaba segura de sus palabras, aunque las dijera más por orgullo que por otro motivo. Su sonrisa se ensanchó al atacar a su objetivo.

—¿Están seguras de eso? —Korosensei les daba el momento ideal para rendirse antes que las cosas se pusieran caóticas.

—No hay nada que desee más, Korosensei —provoca Nokia.

—Juega con fuego, Korosensei —y siguió los pasos de su hermana.

En menos de lo que canta el gallo ellas ya estaban atadas.

—Y dale con lo mismo... —Suspiró Kumi.

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El cap salió más corto de lo que creí, pero al menos llegué al punto que quería llegar en el día que tocaba. Ay, que satisfacción.

Nos vemos la otra semana~.

Cambio y fuera.