6. Orgullo

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—No te preocupes, yo te ayudaré.

Dice Nokia con una sonrisa.

—¡De acuerdo! Ya sabes dónde encontrarme.

Termina Kumi corriendo al río de aquella graciosa primera vez fuera de ese laboratorio.

Nokia fue directo a casa por una caña y un cesto para los peces esperando que Kumi no pescara demasiado sin ella.

Por su parte mientras las chicas peleaban fuera de la casa el resto de la familia las vigilaba y comentaban algunas cosas.

—Hace un año que están aquí y siguen pareciendo unas niñas de 6 años...

Suelta Alex de la nada viendo por la ventana tras un suspiro.

—Siempre iguales.

Le sigue su madre suspirando, viendo como se enfrentaban a través de la ventana.

—Y que lo digas, aunque... ¿No se supone que yo era el menor?

Elisa ríe levemente ante lo dicho por Alex.

—Mi Niño, recuerda que ellas no tuvieron una infancia normal.

—Lo sé... y siempre que intento saber más Kumi desvía el tema.

—Entonces deja de insistirles, ya tendrán sus motivos y nos contarán cuando estén listas. Y ya que vas para afuera ve a comprar lo que falta de la alacena, la lista esta sobre la mesa.

—Pero, Mamá, yo no quie...

Elisa lo corta para seguir hablando ella.

—Creo que no lo comprendiste, era una orden y no una sugerencia. Ahora ve.

—De acuerdo... ¡Pero si pasa algo interesante en la pelea me cuentas!

Elisa asintió con la cabeza y Alex fue a cumplir con lo dicho por si madre arrastrando los pies en el proceso.

Volviendo con las chicas, Kumi ya estaba dentro del río sin sus botas, el pantalón doblado a modo de pantaloneta y en camiseta. Resulta que ya había pescado 4 peces sin la necesidad de nada más aparte de sus manos.

Nokia llegó con el cesto y la caña.

—Nokia, tardaste un poco.

Suelta riendo la menor.

—Lo siento, me encontré con algo en el camino y me distraje. ¿Cuantos has pescado?

Responde la mayor sentándose en una piedra y lanzando el anzuelo al agua.

—Solo 5, pero necesitamos 9, ya sabes como se pone Alex si no come lo suficiente. "¿Seguras que esa era toda la comida? ¡Aún tengo hambre! Mamá, tú todavía tienes hambre, ¿no?"

Ambas ríen por la imitación de su hermano por parte de Kumi.

—No entiendo como usas esa cosa.

Dice Kumi refiriéndose a la caña de pescar.

—Hace posible el poder pescar de una manera civilizada. Ademas es más pacifico.

Nokia saca un pez del agua con su caña y vuelve a tirar el anzuelo.

—¿En serio? Pero si lo divertido es hacerlo nadando.

—Tal  vez para ti.

Al cabo de unos minutos ya tenían lo necesario para la cena, volvieron a casa entre bromas y risas. Claro que la pelinegra se había secado todo lo posible y luego vestido para no verse sospechosa ante los pelirrojos.

El pobre de Alex se había perdido el final de la pelea al ir por los recados de su madre, al menos valió la pena el esfuerzo.

Para cuando se hizo de noche los tres infantes ya estaban bien aseados y listos para disfrutar el semibanquete que se posaba en la mesa del comedor.

—¡Gracias por la comida!

Exclaman a coro los presentes.

—Cuéntenme, ¿qué han hecho hoy?

Elisa  puso el tema en la mesa interesada en la vida de sus hijos.

—Nosotras entrenamos la mayor parte de la tarde, ¿sabías que Kumi es mala perdedora?

Dice Nokia con todas las ganas de molestar a su hermana.

—¡Nokia! Solo una vez lo has logrado y así quedará.

Cuando Kumi termina de decir eso el resto estallan en carcajadas, Elisa es más moderada que el resto, y Kumi se encoge en su asiento.

—Vamos~ no te enojes~ solo es una bromita.

Dice Nokia intentando aplacar a su hermana, la cual estaba haciendo un berrinche.

—¡No es sólo una broma!

Alegó de vuelta.

—Kumi... —llamó calmadamente Elisa— ¡Kumi!

Llamó más alto esta vez la adulta, al ver que la infanta no le hacia caso se levanto. Para variar Kumi seguía en sus cosas y los otros dos niños presentes ya veían venir.

Elisa se levantó de su asiento y se puso frente a Kumi, la que ya tenía una expresión aterrada en su rostro, la mayor ya tenía atrapada a la menor por su oreja.

—¡Au! ¡Auch! 

Se quejaba Kumi esta vez por el dolor, tal vez no era tanto como el que se sentía por las inyecciones, pero al llevar tanto tiempo sin sentir ese tipo de dolores su cuerpo ya se había desacostumbrado.

—Eso es lo que te ganas por no aceptar la verdad.

Comenta Elisa teniendo aún sujeta a la pobre chica.

—Mamá, tal vez deberías soltarla ya.

—Alex, ella debe aprender, y si no es por las buenas será por las malas.

—¡B-Bien! ¡Ya entendí! ¡Pero por favor, suéltame!

Exclama Kumi rindiéndose ante la mayor provocando sorpresa en sus hermanos. Afortunadamente Elisa la soltó.

—¿Y que se dice cuando alguien se equivoca?

Elisa suspira luego de decir eso.

—L-Lo s... Sien.... Sie.... Siento.

Responde Kumi tragándose su orgullo, lo cual era algo muy extraño en ella, parece que solo Elisa es capaz de doblegar a cualquiera.

—¿Qué es lo que sientes, mi niña?

En esos momentos Nokia y Alex ya no sabían ni que decir, mejor mantener la boca cerrada antes que recibir también ellos un castigo.

—El discutir en la mesa...

Dice Kumi desviando la mirada. Elisa sonríe indicando que ya todo estaba solucionado.

—Ahora disfruten de la cena, mis niños.

Pero no era una sonrisa cualquiera, era una sonrisa de amor maternal. Los chicos comieron en silencio, ya hablarían más tarde.

Cuando ya todos habían terminado de comer y de limpiar todo lo que se usó pudieron ir a descansar, mañana al fin sería el día en el que Elisa dejaría a las chicas ir al mercado sin Alex como vigilante.

Con esa noticia los pequeños olvidaron hablar de cierto combate antes de caer en brazos de Morfeo.

Elisa pasó revisando las recámaras de ellos y deseándoles buenas noches.

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Y aquí estoy de vuelta, sin cumplir horarios XD no es mi culpa el estar ocupada con asuntos personales. Y para compensar mi poca actividad, sin falta tendrán su capítulo este viernes.

Cambio y fuera

Salvaje Juventud [HIATUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora