Capitulo 6

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Feliciana terminó de arreglarse y bajó a la sala donde encontró a su papá platicando con Joaquín, se acercó a ellos mostrando una sonrisa.

-Que bueno que bajas hija, quiero presentarte a alguien- dijo Emilio colocándose a lado de Joaquín-. Joaquín, ella es mi hija Feliciana. Princesa, él es Joaquín.
-Mucho gusto Joaquín- dijo Feliciana sonriendo.
-El gusto es mío, Feliciana- dijo Joaquín devolviéndole la sonrisa.
-Hija, a partir de ahorita Joaquín va a ser tu niñero y te vas a portar muy bien con él hasta que yo regrese del trabajo.
-Si papá.
-Bueno, ve por tu mochila porque ya nos tenemos que ir. Acompañanos Joaquín.

Los tres subieron al auto y se fueron a la escuela. Joaquín se sentía un poco nervioso por su primer día como niñero pero al ver la alegría que había en Feliciana sabía que todo iba a salir bien.

En pocos minutos llegaron a la escuela, Emilio y Feliciana bajaron del auto y Joaquín se quedó en el auto aunque los antes mencionados le pidieron que los acompañara.

-Diviertete mucho mi amor- dijo Emilio besando la frente de su hija-. Joaquín vendrá por ti a la salida y yo te veo más tarde en la casa.
-Si papá, te quiero- dijo Feliciana dándole un abrazo y comenzó a adentrarse a la escuela-. Nos vemos Joaquín.
-Ten un excelente día, Feliciana- dijo Joaquín-. Aquí te espero en la salida.

Feliciana entró a la escuela y los dos jóvenes regresaron a la casa. Solo Joaquín bajó porque Emilio ya se tenía que ir al trabajado, Joaquín reía de manera discreta al ver cómo Emilio buscaba unas cosas.

-Aquí están las llaves, Joaquín- decía Emilio un poco apurado-. Sobre la mesa te dejé dinero para cualquier cosa que necesites comprar y no te olvides de pasar por Feliciana a las 2.
-Tranquilo Emilio, todo me quedó claro- dijo Joaquín soltando una pequeña risa-. Dejas a Feliciana en buenas manos.
-Gracias Joaquín, neta me vas a ayudar mucho.

Las miradas en ese momento no parecían ser de una amistad que comenzaría a formarse, esas miradas eran de algo más.

-Creo que ya tienes que irte si no quieres llegar tarde- mencionó Joaquín.
-Tienes razón- dijo Emilio-. Cualquier cosa no dudes en llamarme, ¿seguro que no...?
-¡Emilio!
-De acuerdo, ya me voy.

Ambos jóvenes rieron y Emilio tomó sus cosas para irse a su trabajo. Joaquín se quedó solo en la casa, pero por el hecho de ser niñero no significaba que solo tenía que ir a cuidar a una niña sino también ayudar en los deberes de la casa.

Hermoso niñeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora