𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 3

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—Y por eso no pude terminar la escuela, aunque mi sueño siempre ha sido poder graduarme e ir a la universidad pero eso está muy lejos de ser cumplido —le dije a Minho mientras tomaba la almohada que tenía al lado y la abrazaba.

Luego de hablar un poco Minho y yo subimos a la que ahora será mi habitación. Juro que cuando toque la cama casi lloro de la emoción, pero me tuve que controlar porque Minho estaba ahí.

Ya aquí él se sentó al borde de la cama y comenzó a hacerme más preguntas las cuales he ido contestando una por una.

—¿Y quién dice que no podrás lograrlo?

—¿No escuchaste nada de lo que te dije? —le pregunté.

—Claro que sí pero eso no responde a mi pregunta —me respondió él y yo quedé confundido.

—No tengo tiempo para siquiera terminar la escuela —le respondí con obviedad.

—Ahora lo tendrás.

—Oh no, yo aquí tengo que hacer mi trabajo —le dije y él negó.

—Tu trabajo no es de tiempo completo, tendrás la mayoría del tiempo libre para tí —me respondió Minho y ahí caí en cuenta de algo.

—Eso no es justo.

—¿Qué no es justo?

—Que usted... Que tú gastes tanto dinero en mí y que yo no haga nada para poder pagartelo —le dije y desvié mi mirada a otro lado —Siento que me estoy aprovechando de ti.

—El dinero no es problema para mí Han y yo fuí el que se ofreció a ayudarte, no te estás aprovechando de mi. Además, me hace falta compañía en esta casa tan solitaria y qué mejor que una tan linda como tú —me dijo Minho. Cuando terminó de hablar y mi mente proceso sus palabras correctamente sus palabras puedo jurar que mis mejillas se tornaron rojas.

—Gracias pero igual me gustaría hacer más por usted, digo, por tí —le dije —Limpiaré, cocinaré, lavaré, lo ayudaré con su trabajo. Haré lo más que pueda, no quiero sentirme como un aprovechado.

—Esta bien Han, yo te doy la libertad de hacer o no hacer ¿Si? —me preguntó y yo asentí. —Ya es algo tarde y mañana tengo que trabajar así que iré a descansar. Buenas noches Han.

—Buenas noches —le dije en modo robot. Me sentía muy extraño.

Minho me sonrió y salió de la habitación y comencé a sentir un vacío muy feo en mi pecho.

¿De verdad iba a saltar? ¿De verdad iba a  acabar con mi vida?

¿Por qué me siento tan protegido cuando está él? No lo entiendo, apenas lo voy conociendo.

No sé por qué pero comencé a sentirme algo mal y con miedo, esta habitación es muy grande, nunca había estado en un lugar así.

—¡Minho! —grité no tan fuerte cuando salí de mi habitación. No sabía cuál era la de Minho así que opté por llamarlo.

—¿Si? ¿Ocurre algo? —preguntó él asomándose por la puerta que estaba al lado izquierdo de la mía. Me dí la vuelta y lo miré y en ese momento perdí toda la seguridad en mis palabras.

Creo que no fué buena idea hacer esto ¿En qué estaba pensando?

—Es que... —traté de hablar mientras movia mi pie derecho nervioso. Solo podía pensar en que Minho se iba a molestar conmigo porque no lo dejo dormir —La habitación es muy grande y yo... Yo no estoy acostumbrado a algo así y...

—¿Te sientes incómodo? —me preguntó Minho y yo asentí.

—Usted, tú podrías... ¿Podrías dormir conmigo? Ya no huelo a basura —le dije mirando al suelo. Sentí los pasos de Minho y supe que se estaba acercando a mi a lo cual cerré mis ojos y los apreté un poco.

Salvándote Donde viven las historias. Descúbrelo ahora