Han pasado pocos días desde que regresé a la casa de Minho y debo admitir que no he querido tocar esos temas que en primer lugar nos separaron, pero ya es la hora.
Quiero el resto de la verdad.
Terminando de almorzar fuí a darme un baño antes de que Minho llegara del trabajo, hoy llegaba más temprano.
Tenía pensado sentarnos y que me cuente donde está mi mamá, más sobre mi abuela y en qué cementerio está.
Ya no hay tensión entre nosotros y Minho está esforzándose mucho por no defraudarme, soy muy feliz con él a mi lado, lo que pasó pasó y está perdonado.
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Estaba vistiéndome y en eso escuché que Minho había llegado.
Me llamó y le respondí que estaba cambiándome a lo que escuché sus pasos apresurados subiendo las escaleras.
—Hola tesoro de mi vida —dijo con una gran sonrisa entrando a la habitación.
Estos días su aspecto ha mejorado mucho, ya no más ojeras, ya no más cabello descuidado, ya no más Minho triste.
—Hola amor, ¿Cómo te fue hoy? —le pregunté mientras me terminaba de vestir e iba a darle un beso.
—Me fue bien pero estaba desesperado por venir a casa, te extraño mucho —me dijo haciendo un puchero y tomándome de la cintura.
—Yo también te extraño. ¿Ya almorzaste? —le pregunté y asintió en respuesta —Minho estuve pensando y creo que ya es hora de que hablemos.
—Siento que vas a odiarme más cuando te cuente —dijo Minho cambiando su semblante a uno más desanimado. Me abrazo y acarició mi cabello mojado.
—Yo no te odio, no digas eso y tampoco lo haré. Solo debes terminar de explicarme todo y ya —le aclaré y él asintió.
—Me quitaré el uniforme y hablamos ¿Si?
—Dale pues, te amo —dije para tranquilizarlo porque lo notaba nervioso.
Luego de que Minho se duchó y puso ropa de casa fuimos a la cocina a prepararnos unos cafés, o bueno, Minho los estaba preparando, yo estaba sentado frente al mesón de mármol.
—Bueno, no sé por donde comenzar… —dijo Minho no muy seguro entregándome mi café para luego sentarse frente a mi.
—Mi mamá.
—Tu mamá… Bueno, tu abuela me contó sobre ella y obviamente no le tengo nada de cariño, no me interesaba su paradero solo el tuyo —comenzó a explicarme —Llegaste a mí, me contaste sobre ella y luego de lo que te hizo me llené de ira y tomé una decisión que no me correspondía, lo sé.
La busque y luego hablé con ella. Le dije que era un amigo tuyo y que te dejara en paz, ella se negó así que al final llegamos a un acuerdo financiero.
—¿Ella me vendió? —le pregunté luego de tomar un poco del café. Minho evitó mi mirada y siguió hablando.
—Yo no lo diría de esa forma… Ella… La cosa es que le dí una suma de dinero para que desapareciera de tu vida y ella aceptó —terminó de decir —Pero ahora mismo no sé donde está ni qué ha hecho con el dinero que le dí.
—Me vendió. Y dime ¿Cual es mi precio? —le pregunté con ironía.
Si dijera que no me dolió estaría mintiendo pero en este punto de mi vida ya no me hace tanto daño como lo hubiera hecho si me habría enterado antes.
—No digas eso, tesoro. Tú no tienes precio. Eres tan extraordinario y valioso que no se puede poner un precio a lo que eres —me dijo Minho con una voz llena de sinceridad, pero la verdad es que no hice mucho caso a sus palabras. Sentía que, aunque sus intenciones eran buenas, no podía evitar que un sentimiento de duda se apoderara de mí.
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Salvándote
Подростковая литератураUn chico joven llamado Han Jisung ha estado hasta el cuello de deudas desde que es adolescente. Una noche queda despedido del único trabajo en el que fué aceptado. No tiene a dónde ir, no tiene dinero ni donde caerse muerto. Decide ir al río Han y...